Francesc Arnau nunca fue una figura de adoración en Málaga. Su perfil comedido no le convierte en una referencia carismática y su discontinuidad bajo palos, ahora grandes aciertos, ahora fallos memorables, le llevó del ojo del huracán a la idolatría efímera demasiado a menudo. Pero el sábado fue su momento. La falta de transfer de Galatto le devolvió la titularidad. Un año y 89 días después.
Fue en el epílogo del Espanyol en Montjuïc, en la última jornada de la temporada 08/09, cuando el gerundense se enfundó por última vez la zamarra blanquiazul. Ese Málaga, el de Tapia, ya no tenía nada que hacer y el partido se convirtió en la despedida de Tamudo, cuya salida se daba por hecho para la campaña siguiente (luego no ocurrió). El encuentro acabó con un contundente 3-0, con hattrick precisamente de Tamudo, y roja de Weligton.
Justo la semana anterior (jornada 37, Málaga-Betis) Arnau había recuperado la titularidad en detrimento de Goitia, que se borró del partido contra los verdiblancos porque tenía un preacuerdo para irse al Ruiz de Lopera la campaña siguiente. Cuando el vasco lo comentó a la directiva, se decidió que no jugara más y su nombre quedó manchado para la afición. Antes de eso, Arnau había comenzado como titular con Antonio Tapia. Así fue desde la jornada 1 hasta la 11, cuando el técnico decidió suplirle por Goitia por sus errores puntuales. Contra el Valencia, toda esa rabia quedó liberada.
Porque el año pasado no tuvo opción de disputar ni un minuto en Liga. Munúa jugó todos los partidos. Estuvo a punto de disputar la penúltima jornada, en Getafe, ya que el charrúa vio la quinta amarilla en San Mamés en la jornada 37, pero el Comité de Competición se la quitó y se quedó con las ganas cuando Muñiz se lo había llevado desplazado a una miniconcentración en Madrid antes del clave partido.
La Copa del Rey, escenario habitual para los porteros suplentes, tampoco le rescató. El año pasado fue Roberto Santamaría quien disputó los cuatro encuentros dirimidos por los blanquiazules, mientras que le tocó a Goitia actuar en los dos de hace dos campañas.
Lo más meritorio de todo este tiempo fue la actitud ejemplar del catalán en su rol de suplente. En su décima temporada de blanquiazul, nunca levantó la voz.
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