Mala suerte. En el Málaga C. F. ha cambiado todo menos su histórica facilidad para fastidiar los grandes momentos. Pocas veces se había generado tanta ilusión por estos lares en torno a su club de fútbol. Ilusión y esperanza en torno a un proyecto nuevo y ambicioso, con una nueva propiedad, un nuevo entrenador y un equipo totalmente renovado. Las ganas de fútbol en Málaga se palpaban por las esquinas: a las siete de la tarde, una hora antes de comenzar el partido, las caravanas en torno a La Rosaleda eran enormes y cuando salieron los jugadores a calentar al maravilloso césped del campo de Martiricos la ovación fue de las que hacen época. Quedaba que comenzara el partido. Y la pelota echó a rodar y se vieron cosas muy buenas, pero también otras muy mejorables. Hay que dar tiempo al tiempo, porque ni Ferreira ni los nuevos fichajes le han cogido la onda al fútbol patrio. En medio de la vorágine, de un equipo que ha pasado del antifútbol (sistema ultraconservador de Muñiz) al 'todo vale' (sistema generoso de Ferreira con marcaje por zonas, lo que da facilidades a rivales como el de anoche, con grandes individualidades), llegó el Valencia sin Villa ni Silva pero con Joaquín y Banega y se llevó los tres puntos. Hubo momentos en los que pareció que no iba a ser así, pero al final ocurrió que el nuevo Málaga, al que hay que darle un amplio margen de confianza y en el que tengo depositadas grandes esperanzas, se resquebrajó y se partió en dos tras un magnífico y fulgurante inicio de la segunda mitad.
Está claro que este Málaga adolece de un organizador, y que la baja de Duda es un contratiempo tremendo. Eliseu no cuaja en su nueva posición, y los nuevos llevan poco tiempo para hacerse con las claves de su función dentro del equipo. Lo mejor sin duda fueron los destellos, que nos permiten vislumbrar un equipo con fuerza y ofensivo, pero al que le queda mucho por hacer. De los debutantes, el mejor fue Rondón, así como la velocidad y clase de Quincy. Sebastián Fernández marcó y apuntó maneras, mientras que Sandro Silva tuvo fases de brillante ejecución en su trabajo y otras en las que ni se le vio.
De todas formas hay que dar un margen de confianza y mantener la esperanza. Este Málaga nos dará muchas alegrías. La pena es que anoche no nos regalara los tres puntos en juego. Ya llegarán.
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