El cambio de entrenador y de estilo de juego obliga al Málaga a una mayor adaptaciónLa plantilla se acerca a la penúltima semana de trabajo con Apoño, Duda, Galatto y Fernández casi inéditos
Recién cumplidos dos meses de la entrada de los nuevos propietarios del Málaga, el proyecto deportivo progresa adecuadamente, aunque a un ritmo lento. El ineludible examen de la competición queda ya casi a la vuelta de la esquina y aunque en su fuero interno el entrenador del equipo, Jesualdo Ferreira, pueda tener ya definidos sus 'pasillos de seguridad' (valga la expresión acuñada por Luis Aragonés y que después adoptó Peiró), apenas los ha podido ver en acción, y menos aún de forma conjunta.
A estas alturas del verano ya se puede afirmar que el nuevo Málaga, concebido para evitar los apuros de la pasada campaña a la hora de asegurar la permanencia, va a requerir un plazo de confianza por parte de la afición. El salto producido es suficientemente traumático como para exigir una rápida adaptación. Ya no sólo por la presencia de un nuevo cuerpo técnico, además extranjero, sino también por la incorporación de media docena de fichajes, todos procedentes de otros países, aunque Eliseu ya conociera la entidad de La Rosaleda y a la mayoría de sus actuales compañeros.
Cabría añadir otro argumento importante. También se ha producido un cambio claro en la idea del juego. Este Málaga de Ferreira tendrá poco que ver con el de Muñiz, pero ni siquiera con el dirigido por Tapia o el de Juande Ramos. La forma de jugar pasa por no arriesgar fácilmente en la posesión del balón y asegurar en las combinaciones. Con el técnico luso el cuadro blanquiazul saldrá jugando la pelota desde atrás, tratará de asumir la iniciativa del juego siempre que pueda y, aunque no reniegue del contragolpe como una de sus armas, basará su ataque en las triangulaciones y en la movilidad de los hombres sin balón.
Esta nueva concepción requiere tiempo, no puede producir resultados inmediatos, de ahí que a los seis primeros ensayos de pretemporada (el primero, de sólo sesenta minutos) haya que darle un valor relativo. Nunca los marcadores en los encuentros veraniegos fueron determinantes, pero menos aún en esta ocasión. El cuerpo técnico coincide en apreciar que la plantilla lo da todo en el trabajo diario, que el fondo físico de los profesionales mejora y que los conceptos tácticos novedosos se van poniendo en práctica cada vez mejor.
Tres ensayos pendientes
Hasta ahí lo positivo. Lo realmente preocupante es el avance inexorable del tiempo, porque aunque este rija por igual para todos los equipos, la diferencia está en que algunos parecen ofrecer más rodaje a estas alturas del mes de agosto. Al Málaga le quedan tres ensayos más, que cada vez resultarán más esclarecedores, y buena parte de sus elementos más importantes no han jugado o apenas se han estrenado.
En este sentido, Apoño y Duda trabajan en Málaga junto al preparador Rafa Mondragón, ya desvinculado del día a día en el cuerpo técnico. Se reponen de sendas lesiones musculares y son los dos jugadores llamados a ser los vértices más ofensivos en el triángulo clásico que forman en el centro del campo los equipos de Ferreira.
Como ellos, sigue sin verse a Galatto, cuya adaptación a su nuevo equipo está resultando lenta, después de que se incorporada a Bad Kreuznach el sábado al mediodía. Ya no es sólo la comunicación, una pequeña barrera en los entrenamientos a las órdenes de Paco Ruiz, sino que tampoco parece estar en la mejor forma física, pues completa las sesiones con un trabajo individual. No obstante, estuvo jugando partidos oficiales de la previa de la Champions (con el Litex Lovech búlgaro) las semanas anteriores.
Puesta a punto de Fernández
El cuarto pilar clave al que aún le queda algo de tiempo para llegar a su mejor versión es Sebastián Fernández, otro que también ha llegado sin la preparación adecuada a la estadía. Para colmo, el viaje a Portugal para jugar anoche un amistoso con Uruguay lo ha obligado a perderse casi toda la concentración en tierras alemanas. Un contratiempo que tiene muy preocupado a Ferreira, que dialogó por un tiempo largo con él en la víspera de su marcha. De alguna forma trató de recalcarle la importancia de que se exija al máximo en el trabajo para llegar a su mejor tono pronto.
Al menos, Jesús Gámez, Eliseu, Weligton y los recién llegados Sandro Silva y Rondón, llamados también a ser importantes en el próximo curso, sí que están participando en casi todos los partidos de preparación, con la excepción del venezolano, que se marchó el lunes a Panamá, donde jugó de madrugada. Pero la marcha de los acontecimientos no permite pensar que el Málaga pueda trabajar con un once parecido al que podría comenzar la Liga hasta el esperado partido de preparación, el domingo 22, frente al Parma.
A estas dificultades se añade la del calendario liguero. El primer tramo de la competición no es especialmente sencillo, porque los primeros cuatro rivales del Málaga en La Rosaleda exigirán ya su mejor versión: Valencia, Sevilla, Villarreal y Real Madrid. Y todo arranque suele condicionar el curso.
Recién cumplidos dos meses de la entrada de los nuevos propietarios del Málaga, el proyecto deportivo progresa adecuadamente, aunque a un ritmo lento. El ineludible examen de la competición queda ya casi a la vuelta de la esquina y aunque en su fuero interno el entrenador del equipo, Jesualdo Ferreira, pueda tener ya definidos sus 'pasillos de seguridad' (valga la expresión acuñada por Luis Aragonés y que después adoptó Peiró), apenas los ha podido ver en acción, y menos aún de forma conjunta.
A estas alturas del verano ya se puede afirmar que el nuevo Málaga, concebido para evitar los apuros de la pasada campaña a la hora de asegurar la permanencia, va a requerir un plazo de confianza por parte de la afición. El salto producido es suficientemente traumático como para exigir una rápida adaptación. Ya no sólo por la presencia de un nuevo cuerpo técnico, además extranjero, sino también por la incorporación de media docena de fichajes, todos procedentes de otros países, aunque Eliseu ya conociera la entidad de La Rosaleda y a la mayoría de sus actuales compañeros.
Cabría añadir otro argumento importante. También se ha producido un cambio claro en la idea del juego. Este Málaga de Ferreira tendrá poco que ver con el de Muñiz, pero ni siquiera con el dirigido por Tapia o el de Juande Ramos. La forma de jugar pasa por no arriesgar fácilmente en la posesión del balón y asegurar en las combinaciones. Con el técnico luso el cuadro blanquiazul saldrá jugando la pelota desde atrás, tratará de asumir la iniciativa del juego siempre que pueda y, aunque no reniegue del contragolpe como una de sus armas, basará su ataque en las triangulaciones y en la movilidad de los hombres sin balón.
Esta nueva concepción requiere tiempo, no puede producir resultados inmediatos, de ahí que a los seis primeros ensayos de pretemporada (el primero, de sólo sesenta minutos) haya que darle un valor relativo. Nunca los marcadores en los encuentros veraniegos fueron determinantes, pero menos aún en esta ocasión. El cuerpo técnico coincide en apreciar que la plantilla lo da todo en el trabajo diario, que el fondo físico de los profesionales mejora y que los conceptos tácticos novedosos se van poniendo en práctica cada vez mejor.
Tres ensayos pendientes
Hasta ahí lo positivo. Lo realmente preocupante es el avance inexorable del tiempo, porque aunque este rija por igual para todos los equipos, la diferencia está en que algunos parecen ofrecer más rodaje a estas alturas del mes de agosto. Al Málaga le quedan tres ensayos más, que cada vez resultarán más esclarecedores, y buena parte de sus elementos más importantes no han jugado o apenas se han estrenado.
En este sentido, Apoño y Duda trabajan en Málaga junto al preparador Rafa Mondragón, ya desvinculado del día a día en el cuerpo técnico. Se reponen de sendas lesiones musculares y son los dos jugadores llamados a ser los vértices más ofensivos en el triángulo clásico que forman en el centro del campo los equipos de Ferreira.
Como ellos, sigue sin verse a Galatto, cuya adaptación a su nuevo equipo está resultando lenta, después de que se incorporada a Bad Kreuznach el sábado al mediodía. Ya no es sólo la comunicación, una pequeña barrera en los entrenamientos a las órdenes de Paco Ruiz, sino que tampoco parece estar en la mejor forma física, pues completa las sesiones con un trabajo individual. No obstante, estuvo jugando partidos oficiales de la previa de la Champions (con el Litex Lovech búlgaro) las semanas anteriores.
Puesta a punto de Fernández
El cuarto pilar clave al que aún le queda algo de tiempo para llegar a su mejor versión es Sebastián Fernández, otro que también ha llegado sin la preparación adecuada a la estadía. Para colmo, el viaje a Portugal para jugar anoche un amistoso con Uruguay lo ha obligado a perderse casi toda la concentración en tierras alemanas. Un contratiempo que tiene muy preocupado a Ferreira, que dialogó por un tiempo largo con él en la víspera de su marcha. De alguna forma trató de recalcarle la importancia de que se exija al máximo en el trabajo para llegar a su mejor tono pronto.
Al menos, Jesús Gámez, Eliseu, Weligton y los recién llegados Sandro Silva y Rondón, llamados también a ser importantes en el próximo curso, sí que están participando en casi todos los partidos de preparación, con la excepción del venezolano, que se marchó el lunes a Panamá, donde jugó de madrugada. Pero la marcha de los acontecimientos no permite pensar que el Málaga pueda trabajar con un once parecido al que podría comenzar la Liga hasta el esperado partido de preparación, el domingo 22, frente al Parma.
A estas dificultades se añade la del calendario liguero. El primer tramo de la competición no es especialmente sencillo, porque los primeros cuatro rivales del Málaga en La Rosaleda exigirán ya su mejor versión: Valencia, Sevilla, Villarreal y Real Madrid. Y todo arranque suele condicionar el curso.