Minutos antes del partido la lluvia llegó a amenazar con la suspensión del mismo, y los dos equipos tuvieron que cambiar su plan de juego
cuando nos levantamos de la siesta me dije: 'Está lloviendo poco, estará el campo rápido y nos conviene'. Pero luego empezó a caer tanta agua... Menos mal que tuvimos el acierto arriba», reconoció el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola. En los dos últimos días y, especialmente en los minutos previos al choque, cayeron litros por metro cuadrado en la capital malagueña como no se producía en meses, pero el drenaje de La Rosaleda aguantó como pudo. Y se pudo jugar, pese a que más de uno en la grada se temía la suspensión y, una hora antes del choque abucheaba a Velasco Carballo, cuando salió a inspeccionar el terreno.
Decir que el campo nos ha perjudicado frente al Barcelona... Sí puedo decir que nuestro punto fuerte no es el juego directo, como nos obligaba el estado del césped. Desde ese punto de vista puede que sí», se sinceró Antonio Tapia en rueda de prensa.
En efecto, el estilo vertical del Málaga, muy apegado al contragolpe como principal factor de sorpresa, no era un recurso posible con tanto charco. «Fue un partido para minimizar los errores. Había que mandar el balón lo más lejos posible», reconoció también Guardiola.
Con un poco de más lluvia, menos barro y algo de más agua sobre el campo se suspendió el Roma-Sampdoria de la Serie A del 'calcio' la pasada jornada, en el Olímpico. Sin embargo, Velasco Carballo no tuvo dudas y autorizó el choque, y se llegaron a emplear hasta cinco secadores -útiles para barrer- para reducir los charcos en diversas zonas.
Sin embargo, los dos equipos se adaptaron muy bien a las condiciones del campo y el mejor ejemplo fue que se pudieron ver tres goles en apenas dieciocho minutos de partido, coincidiendo con las primeras ocasiones de que dispusieron unos y otros. La segunda parte fue otro cantar. Si bien no dejó de llover en toda la noche, lo hizo con menos intensidad, y el drenaje de La Rosaleda pudo absorber mejor el agua. El campo pasó a ser un barrizal y el cansancio de los dos equipos y el oportunismo del 1-3, obra de nuevo de Xavi , restaron intensidad a lo que quedó de encuentro.
En el Málaga se encontraron más a gusto los jugadores que tienen su punto fuerte más despliegue físico, como es el caso de Jesús Gámez, Apoño o Baha, de ahí que se entienda que Tapia demorara la entrada de lo 'estilistas' Fernando y Luque. Guardiola no varió sus planes iniciales, pero pronto reservó a Iniesta.
diariosur.com
cuando nos levantamos de la siesta me dije: 'Está lloviendo poco, estará el campo rápido y nos conviene'. Pero luego empezó a caer tanta agua... Menos mal que tuvimos el acierto arriba», reconoció el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola. En los dos últimos días y, especialmente en los minutos previos al choque, cayeron litros por metro cuadrado en la capital malagueña como no se producía en meses, pero el drenaje de La Rosaleda aguantó como pudo. Y se pudo jugar, pese a que más de uno en la grada se temía la suspensión y, una hora antes del choque abucheaba a Velasco Carballo, cuando salió a inspeccionar el terreno.
Decir que el campo nos ha perjudicado frente al Barcelona... Sí puedo decir que nuestro punto fuerte no es el juego directo, como nos obligaba el estado del césped. Desde ese punto de vista puede que sí», se sinceró Antonio Tapia en rueda de prensa.
En efecto, el estilo vertical del Málaga, muy apegado al contragolpe como principal factor de sorpresa, no era un recurso posible con tanto charco. «Fue un partido para minimizar los errores. Había que mandar el balón lo más lejos posible», reconoció también Guardiola.
Con un poco de más lluvia, menos barro y algo de más agua sobre el campo se suspendió el Roma-Sampdoria de la Serie A del 'calcio' la pasada jornada, en el Olímpico. Sin embargo, Velasco Carballo no tuvo dudas y autorizó el choque, y se llegaron a emplear hasta cinco secadores -útiles para barrer- para reducir los charcos en diversas zonas.
Sin embargo, los dos equipos se adaptaron muy bien a las condiciones del campo y el mejor ejemplo fue que se pudieron ver tres goles en apenas dieciocho minutos de partido, coincidiendo con las primeras ocasiones de que dispusieron unos y otros. La segunda parte fue otro cantar. Si bien no dejó de llover en toda la noche, lo hizo con menos intensidad, y el drenaje de La Rosaleda pudo absorber mejor el agua. El campo pasó a ser un barrizal y el cansancio de los dos equipos y el oportunismo del 1-3, obra de nuevo de Xavi , restaron intensidad a lo que quedó de encuentro.
En el Málaga se encontraron más a gusto los jugadores que tienen su punto fuerte más despliegue físico, como es el caso de Jesús Gámez, Apoño o Baha, de ahí que se entienda que Tapia demorara la entrada de lo 'estilistas' Fernando y Luque. Guardiola no varió sus planes iniciales, pero pronto reservó a Iniesta.
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