La ordenanza municipal prohíbe la circulación de bicicletas por las aceras excepto cuando vayan a menos de diez kilómetros por hora.

El difícil uso compartido de espacios públicos provoca algunas fricciones entre ciclistas y peatones.

La convivencia entre ciclistas y peatones no va sobre ruedas. A veces se producen fricciones por el uso compartido de las aceras. Algunas quejas han llegado a esta Redacción en ese sentido. El transeúnte ve en el ciclista a un peligroso intruso que usurpa su espacio natural. Lo peor es que la mayoría de los conductores consideran al ciclista como un elemento que estorba en la calzada. El problema se puede paliar cuando entre en servicio la red de carriles bici que está ejecutando el Ayuntamiento de Málaga y que supondrá unos veinte kilómetros perfectamente delimitados para que puedan rodar las bicicletas.

En los paseos marítimos de la capital, fundamentalmente, es donde se producen las mayores quejas de los transeúntes. Sin embargo, a la Policía Local no le consta que haya denuncias de peatones contra ciclistas. «Todo se queda en una protesta, en una queja, porque, entre otras razones, las bicicletas carecen de matrículas para poderlas identificar y el ciclista se marcha a toda velocidad», señaló un portavoz. Distinto es cuando un ciclista atropella a un peatón y ambos caen lesionados al suelo. Según un estudio de Consumer Eroski, un impacto entre un ciclista y un peatón a más de 25 por hora causa heridas graves no sólo al transeúnte sino también a la persona que viaja en bicicleta.
«Yo ando casi todos los días por el paseo marítimo (Antonio Machado) y voy asustada porque a veces pasan las bicicletas silenciosas muy pegadas a una», comenta Antonia López, vecina de Huelin. Para el presidente de la Asociación Ruedas Redondas, Alonso González, «los ciclistas deben ser exquisitos con los peatones». Él se pone como ejemplo: «Yo voy por el paseo marítimo y si tengo que pararme, me paro. Si voy por una parte más estrecha, pido a la persona permiso para pasar y luego le doy las gracias».

Velocidad excesiva

Pero no todos se comportan de la misma manera. Hay jóvenes que van haciendo 'eses' y a una velocidad excesiva por los paseos o parques, poniendo en riesgo físico a niños y a mayores. Encima, si se les llama la atención por lo que hacen, pueden responder con un corte de mangas y acelerar el pedaleo. ¿Y la Policía Local por qué lo permite? Se pregunta mucha gente.
La ordenanza municipal de Movilidad prohíbe por un lado la circulación de bicicletas por las aceras y por otro la autoriza. El artículo 12 dice textualmente: 'Las bicicletas no podrán circular por las aceras, andenes y paseos al ser consideradas estas como zonas peatonales, conforme al artículo 121.5 del Reglamento General de Circulación, excepto cuando circulen a una velocidad inferior a 10 km/h, y se den las siguientes circunstancias: no existan vías exclusivas para su uso, las aceras cuenten con una sección mínima de 3 metros, no existan aglomeraciones, respeten la preferencia de pasos de viandantes, no acercándose a menos de 1 metro de distancia, y no se encuentre señalizada expresamente la prohibición para hacerlo'.

Espacio compartido

Es decir, no, pero sí. Trata al espacio peatonal como un espacio circulatorio, en definitiva. Algunos municipios, como Zaragoza, han cortado de raíz el paso de las bicicletas por las aceras con algunas excepciones, además de recoger en sus ordenanzas sanciones para los ciclistas que vayan hablando por el teléfono móvil o vayan oyendo música.

La difícil relación entre peatones y ciclistas no es un caso exclusivo de Málaga. El Ayuntamiento de Pamplona y otros de Cataluña han lazando campañas para fomentar la convivencia entre unos y otros. Incluso el RACC ha promovido el debate entre sus asociados. En opinión del concejal de Movilidad de Málaga, Juan Ramón Casero, es cuestión de tiempo. «Hay falta de costumbre. La bicicleta se ha introducido hace poco como un elemento más de movilidad y eso puede surgir dificultad. No hay costumbre a esa convivencia». Casero recomienda «prudencia» a los ciclistas cuando se circula por las aceras.

La presencia de nuevos usuarios de la bicicleta con poca experiencia, con tendencia a eludir los espacios peligrosos como las calzadas en beneficio de las aceras, ha originado algunas discusiones, acrecentadas por la falta de una cultura urbana de la bicicleta. A veces, cuando el peatón ve aparecer a un ciclista lanzado por la acera se pone nervioso, cuando, posiblemente, lo esquivará sin problemas. Eso convierte el paseo a pie en una situación de estrés para el transeúnte.
Los ciclistas son los primeros que desean viales para ellos. El circular por las calzadas les da a algunos pánico porque son auténticas autopistas y no todos los conductores guardan la distancia exigida. Hacerlo por la acera es encontrarse con las malas caras de los transeúntes.
Las fuentes consultadas creen que cuando entre en servicio la red de carriles bici desaparecerán algunas de esas fricciones y mejorará la convivencia entre peatones y ciclistas, aunque queda todavía mucho camino por recorrer. La futura planificación urbana tendrá que tener necesariamente en cuenta a la bicicleta como un elemento más de movilidad, en este caso económica y sostenible. Más aún en una ciudad como Málaga, donde el buen tiempo invita al uso de la bicicleta.

Como van a controlar la velocidad en el paseo maritimo, poniendo radares ???

joder

La verdad es que es muy molesto ir por el Paseo Marítimo sorteando bicicletas cuando tienen su carril propio para bicicletas y monopatines.