La investigación apunta que el viandante, que estaba bebido, cruzó por donde no debía y que el hombre lo atropelló porque también iba ebrio
Un conductor intenta huir tras arrollar a un peatón, que luego se escapó del hospital
El conductor dio una tasa de alcohol que multiplicaba por cuatro el máximo permitido
Unos testigos lo siguieron cuando huyó del siniestro e interceptaron su coche en una calle cercana
Este es uno de esos extraños accidentes de tráfico donde el conductor del turismo y el peatón atropellado coinciden en todo, y no precisamente porque acaben rellenando un parte amistoso. Para empezar, los dos estaban bebidos. Y para terminar, ambos se dieron a la fuga, el primero del lugar del accidente y el segundo, del hospital donde estaba ingresado.
La historia comienza el miércoles a las ocho y media de la tarde. Los agentes de la sala del 092 de la Policía Local de Málaga tuvieron noticias de un atropello en la avenida de la Paloma, en Málaga capital, así que enviaron varias patrullas a la zona y avisaron a la Unidad de Atestados.
En el lugar de los hechos, los policías encontraron a un varón de 59 años, malagueño, que presentaba una herida sangrante en la cabeza al haberse golpeado en el suelo tras ser arrollado por un turismo, del que no quedaba ni rastro en el lugar del siniestro.
Una ambulancia del servicio de emergencias sanitarias 061 atendió in situ al lesionado. Finalmente, los sanitarios decidieron trasladarlo al Hospital Carlos Haya para que le hicieran más pruebas, ya que, aunque las lesiones no parecían graves, se había llevado un fuerte golpe en la cabeza. El hombre quedó ingresado en el área de observación de urgencias del centro sanitario.
Paralelamente, los agentes municipales tuvieron conocimiento de que unos testigos del siniestro habían seguido al conductor y que consiguieron interceptarlo en una calle cercana al lugar del accidente, según explicaron a este periódico fuentes cercanas al caso.
Prueba de alcoholemia
Los policías locales se desplazaron a esa vía e identificaron al conductor, que resultó ser un hombre de 35 años, también malagueño, que circulaba en un automóvil Renault Clio. Los funcionarios apreciaron que este sujeto presentaba signos de estar bajo la influencia del alcohol, por lo que lo trasladaron a la unidad de Atestados para someterlo al etilómetro.
El conductor arrojó una tasa que multiplicaba por cuatro el máximo permitido (que es 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado), así que se lo llevaron detenido por un presunto delito contra la seguridad vial por alcoholemia positiva.
Los agentes completaron el atestado con una reconstrucción del accidente y los testimonios de testigos. Según la investigación policial, el conductor no se percató de la presencia del peatón en la calzada presumiblemente porque se encontraba ebrio, como demuestra la elevada tasa que dio.
Pero además, y siempre según las pesquisas, el viandante, que cruzó por un lugar no habilitado para ello, también estaba bajo el influjo de las bebidas alcohólicas, a tenor del olor que despedía y los síntomas que apreciaron los policías. La investigación, así las cosas, arrojó como principal conclusión que el alcohol fue claramente el factor determinante en el siniestro.
Estado del paciente
El detenido pasó la noche del miércoles al jueves en los calabozos de la Unidad de Atestados y al día siguiente fue puesto a disposición de la autoridad judicial. No obstante, antes de entregar las diligencias en el juzgado, los policías locales se pasaron por Carlos Haya para tomar declaración al atropellado y conocer el estado en que se encontraba el paciente.
Los médicos informaron a los agentes de que el herido ya no estaba allí. Y no porque ellos le hubieran autorizado a marcharse a casa. En el parte hospitalario, los facultativos lo reflejaron con claridad: «Alta por fuga». Para los policías, era la segunda del día.