Los futbolistas no pueden utilizar el brazalete en los partidos porque el reglamento impide llevar objetos contundentes.
¿Amuleto, moda o superstición? Sea por lo que sea, lo cierto es que son muchos los futbolistas que han sucumbido a los supuestos beneficios que aporta la utilización de una pulsera de silicona ´mágica´.
Uso que, sin embargo, está prohibido durante los partidos ya que, la regla 4 del reglamento, impide la utilización de objetos en partidos oficiales y amistosos: "Los jugadores no utilizarán ningún equipamiento ni llevarán ningún objeto que sea peligroso para ellos mismos o para los demás jugadores".
Pero, ¿sirve de algo el uso de la ya popularizada pulsera? Según con quién se hable. César Sánchez, que atraviesa por una segunda juventud en la portería del Valencia, la luce en su muñeca izquierda, mientras Miguel Ángel Moyá (su suplente), se resiste a probarla aunque reconoce que le han invitado a ello. ¿Tendrá la ´pulserita´ algo que ver con el rendimiento de uno y otro? Inicialmente y según los responsables de la marca, se trata de un producto diseñado para aumentar el rendimiento físico de los deportistas. ¿Cómo?
Explican que es un artículo que se basa en hologramas que están integrados con frecuencias que interactúan positivamente con el campo de energía del cuerpo, produciendo un incremento del equilibrio, fuerza, flexibilidad y resistencia. Al parecer y, a medida que su uso se extiende, se han comprobado otros efectos beneficiosos, tales como la disminución de la fatiga, de los mareos, del estrés o de la influencia de campos electromagnéticos. Los usuarios reconocen que, sobre todo, su equilibrio mejora, que se encuentran más ágiles y flexibles, además de con más fortaleza física. Cierto o no, son muchos los jugadores que ya la lucen.
La pulsera surgió en Estados Unidos en 2007 y fue Shaquille O´Neal quien la popularizó. En noviembre de 2009 llegó a España y fueron los jugadores del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, Guti, Granero, Raúl y Xabi Alonso los primeros que la lucieron en su muñeca.
En el Valencia, sin embargo, los jugadores que la utilizan la esconden bajo los puños de la camisa o jersey. Y es que, tan habitual como lucir el último modelo del reloj de moda, se ha convertido el uso de la pulsera de silicona.
Máxima difusión. La utilización del brazalete ha llevado a que su uso no se limite sólo a deportistas que buscan incrementar su rendimiento, sino a personas con cualquier estilo de vida, que quieren incrementar su bienestar general.
Así, el producto se presenta en distintos formatos (colgantes, muñequeras, tarjetas plásticas, pegatinas, pulsera de neopreno), aunque el más conocido es el de pulsera de silicona. Estéticamente, la pulsera es en realidad un aro de goma que incorpora dos hologramas como los que pueden aparecer en cualquier tarjeta de crédito.
Aunque la importadora es reacia a facilitar datos sobre sus ventas en España, sí reconocen que se han vendido más de 100.000 unidades en los mejores días. Un negocio redondo si se tiene en cuenta que cada pulsera vale 35 euros.
Curiosamente, los brazaletes se agotan nada más llegar a las tiendas lo que obliga al comprador a adquirirlas a través de la red. Es, el amuleto del siglo XXI.
Sera cierto esto ???
¿Amuleto, moda o superstición? Sea por lo que sea, lo cierto es que son muchos los futbolistas que han sucumbido a los supuestos beneficios que aporta la utilización de una pulsera de silicona ´mágica´.
Uso que, sin embargo, está prohibido durante los partidos ya que, la regla 4 del reglamento, impide la utilización de objetos en partidos oficiales y amistosos: "Los jugadores no utilizarán ningún equipamiento ni llevarán ningún objeto que sea peligroso para ellos mismos o para los demás jugadores".
Pero, ¿sirve de algo el uso de la ya popularizada pulsera? Según con quién se hable. César Sánchez, que atraviesa por una segunda juventud en la portería del Valencia, la luce en su muñeca izquierda, mientras Miguel Ángel Moyá (su suplente), se resiste a probarla aunque reconoce que le han invitado a ello. ¿Tendrá la ´pulserita´ algo que ver con el rendimiento de uno y otro? Inicialmente y según los responsables de la marca, se trata de un producto diseñado para aumentar el rendimiento físico de los deportistas. ¿Cómo?
Explican que es un artículo que se basa en hologramas que están integrados con frecuencias que interactúan positivamente con el campo de energía del cuerpo, produciendo un incremento del equilibrio, fuerza, flexibilidad y resistencia. Al parecer y, a medida que su uso se extiende, se han comprobado otros efectos beneficiosos, tales como la disminución de la fatiga, de los mareos, del estrés o de la influencia de campos electromagnéticos. Los usuarios reconocen que, sobre todo, su equilibrio mejora, que se encuentran más ágiles y flexibles, además de con más fortaleza física. Cierto o no, son muchos los jugadores que ya la lucen.
La pulsera surgió en Estados Unidos en 2007 y fue Shaquille O´Neal quien la popularizó. En noviembre de 2009 llegó a España y fueron los jugadores del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, Guti, Granero, Raúl y Xabi Alonso los primeros que la lucieron en su muñeca.
En el Valencia, sin embargo, los jugadores que la utilizan la esconden bajo los puños de la camisa o jersey. Y es que, tan habitual como lucir el último modelo del reloj de moda, se ha convertido el uso de la pulsera de silicona.
Máxima difusión. La utilización del brazalete ha llevado a que su uso no se limite sólo a deportistas que buscan incrementar su rendimiento, sino a personas con cualquier estilo de vida, que quieren incrementar su bienestar general.
Así, el producto se presenta en distintos formatos (colgantes, muñequeras, tarjetas plásticas, pegatinas, pulsera de neopreno), aunque el más conocido es el de pulsera de silicona. Estéticamente, la pulsera es en realidad un aro de goma que incorpora dos hologramas como los que pueden aparecer en cualquier tarjeta de crédito.
Aunque la importadora es reacia a facilitar datos sobre sus ventas en España, sí reconocen que se han vendido más de 100.000 unidades en los mejores días. Un negocio redondo si se tiene en cuenta que cada pulsera vale 35 euros.
Curiosamente, los brazaletes se agotan nada más llegar a las tiendas lo que obliga al comprador a adquirirlas a través de la red. Es, el amuleto del siglo XXI.
Sera cierto esto ???