El campo carece de motivos en estos días para sentirse de enhorabuena. A los efectos de las lluvias se ha sumado la resolución de las ayudas forestales de la Junta de Andalucía, que, de acuerdo con Asaja, no aportan, ni mucho menos, una razón para el optimismo. Según informó Carlos Blázquez, secretario provincial del colectivo, la provincia será la que menos reciba de la administración, únicamente un tres por ciento del total de subvenciones.
De los 348 expedientes remitidos por Málaga, el fallo únicamente atiende a 31. Los datos, señala Blázquez, tienen una consecuencia que va más allá de la economía. Las ayudas aluden a la gestión forestal, competencia, en su mayoría, de particulares. La falta de inversión se traduce en menos dinero para tareas esenciales como la intensificación de la vegetación y la retirada de podas, esencial para la prevención de incendios.
En términos brutos, el malestar de Asaja adquiere nuevas justificaciones. El patrimonio forestal de Málaga abarca más de 325.000 hectáreas y las subvenciones ascienden a 2,4 millones de los 73,2 concedidos en el conjunto de la región. Además, detalla Blázquez, más de la mitad del dinero correspondiente a la provincia se concentra en tres ayuntamientos, Álora, Cortes de la Frontera y Benalmádena. "Las administraciones locales también tienen superficie forestal, no digo que no, pero el dinero debería llegar a las pequeñas explotaciones de particulares", resalta.
Los números, indica el colectivo, explican el desánimo. En la línea de ayudas a la prevención de incendios, el resultado es exasperante. De las más de tres mil fincas con planes contra el fuego, únicamente un centenar presentaron solicitudes. La escasa cuantía de la subvención disuadió al resto. Aunque tampoco parece que su gesto hubiera repercutido positivamente. La resolución sólo premia a 48 propuestas, menos de la mitad de las que concurrieron por Málaga.
Otros propietarios se quejan de todo lo contrario. Las subvenciones a la gestión forestal, que no se convocaron en varios años, comportan una cantidad demasiado pesada para los hombros de los agricultores. Especialmente, por sus fórmulas de concesión, que exigen la aportación de un anticipo por parte del particular. "Se quiere que gasten dinero y permanezcan a la espera del pago de la administración, como si se tuvieran fondos para invertir", razona Blázquez.
Dinero. El fallo de las subvenciones, insiste Asaja, ha supuesto una nueva decepción para el sector, que se muestra escéptico acerca de los planes de la administración. La situación, insinúa el responsable provincial de Asaja, recuerda al fracaso de la política de reforestación, vital para la contención de los temporales. "En los noventa se lanzaron subvenciones para repoblar, pero el calor y la sequía dieron al traste con muchos cultivos. Luego pidieron que se devolviera el dinero y los propietarios explotaron. No quieren saber del tema", precisó.
El portavoz de la asociación asegura que preguntará a la administración por el criterio y los parámetros valorados en la concesión de las ayudas, que no han satisfecho las expectativas de los agricultores. Málaga ha sido la provincia menos beneficiada. "No entendemos cómo ha resultado tan desfavorecida. La indignación entre nuestros agricultores es tremenda. Y no les falta razón", abundó.
De los 348 expedientes remitidos por Málaga, el fallo únicamente atiende a 31. Los datos, señala Blázquez, tienen una consecuencia que va más allá de la economía. Las ayudas aluden a la gestión forestal, competencia, en su mayoría, de particulares. La falta de inversión se traduce en menos dinero para tareas esenciales como la intensificación de la vegetación y la retirada de podas, esencial para la prevención de incendios.
En términos brutos, el malestar de Asaja adquiere nuevas justificaciones. El patrimonio forestal de Málaga abarca más de 325.000 hectáreas y las subvenciones ascienden a 2,4 millones de los 73,2 concedidos en el conjunto de la región. Además, detalla Blázquez, más de la mitad del dinero correspondiente a la provincia se concentra en tres ayuntamientos, Álora, Cortes de la Frontera y Benalmádena. "Las administraciones locales también tienen superficie forestal, no digo que no, pero el dinero debería llegar a las pequeñas explotaciones de particulares", resalta.
Los números, indica el colectivo, explican el desánimo. En la línea de ayudas a la prevención de incendios, el resultado es exasperante. De las más de tres mil fincas con planes contra el fuego, únicamente un centenar presentaron solicitudes. La escasa cuantía de la subvención disuadió al resto. Aunque tampoco parece que su gesto hubiera repercutido positivamente. La resolución sólo premia a 48 propuestas, menos de la mitad de las que concurrieron por Málaga.
Otros propietarios se quejan de todo lo contrario. Las subvenciones a la gestión forestal, que no se convocaron en varios años, comportan una cantidad demasiado pesada para los hombros de los agricultores. Especialmente, por sus fórmulas de concesión, que exigen la aportación de un anticipo por parte del particular. "Se quiere que gasten dinero y permanezcan a la espera del pago de la administración, como si se tuvieran fondos para invertir", razona Blázquez.
Dinero. El fallo de las subvenciones, insiste Asaja, ha supuesto una nueva decepción para el sector, que se muestra escéptico acerca de los planes de la administración. La situación, insinúa el responsable provincial de Asaja, recuerda al fracaso de la política de reforestación, vital para la contención de los temporales. "En los noventa se lanzaron subvenciones para repoblar, pero el calor y la sequía dieron al traste con muchos cultivos. Luego pidieron que se devolviera el dinero y los propietarios explotaron. No quieren saber del tema", precisó.
El portavoz de la asociación asegura que preguntará a la administración por el criterio y los parámetros valorados en la concesión de las ayudas, que no han satisfecho las expectativas de los agricultores. Málaga ha sido la provincia menos beneficiada. "No entendemos cómo ha resultado tan desfavorecida. La indignación entre nuestros agricultores es tremenda. Y no les falta razón", abundó.