Luis Otero, militar condenado en 1976 por rebelión militar, recibe una condecoración del Ministerio de Defensa
En la boca del lobo, entre los padres del golpe de 1936, un grupo de militares jóvenes decidió hace más de 35 años luchar por la democracia. Se autodenominaron Unión Militar Democrática (UMD), descartaron desde el primer momento el uso de la fuerza y trataron de convencer a sus compañeros, uno a uno, de que la dictadura debía morir con Franco. Ni el Régimen, ni ellos mismos, llegaron a saber nunca con exactitud cuántos miembros tenía la organización clandestina. Pero nueve de ellos fueron condenados. El comandante Luis Otero recibió la mayor pena: ocho años de prisión por ser entonces el militar de mayor rango del grupo. La ministra de Defensa, Carme Chacón, le ha entregado hoy la cruz al mérito militar con distintivo blanco, junto a otros 13 compañeros de la organización. Poco antes de recibir el reconocimiento que ha esperado durante 30 años, Otero charló con EL PAÍS.
"El reconocimiento está muy bien, pero llega un poco tarde. La marginación nos ha marcado durante años", explica. Tres de los 14 militares homenajeados hoy reciben la condecoración a título póstumo. Arriesgaron su carrera e incluso su libertad al apostar por la democracia, pero al morir el dictador, al contrario que otros sectores de la oposición a Franco, nadie reconoció su labor ni les invitó a participar en los futuros acontecimientos. Todo lo contrario. En marzo de 1976, ya muerto el Caudillo, nueve de ellos fueron juzgados en un consejo de Guerra y condenados a un total de 43 años de cárcel. A siete de ellos, además, se les apartó de la carrera militar.
"Nos descubrieron enseguida. Queríamos propagar nuestras ideas democráticas e íbamos contactando con quienes nos parecía que podían apoyar estos planteamientos. Pero se ve que nos equivocamos con alguien, porque los servicios de información nos detectaron muy pronto. En general la gente reaccionaba bastante bien. Incluso hubo militares que se presentaban en mi casa ofreciéndose a participar", recuerda Otero, cofundador de la UMD, de 77 años. Se habían inspirado en la MFA, la organización militar que había luchado por instaurar la democracia en Portugal. "El mismo 25 de abril de 1974 (cuando cayó la dictadura en el país vecino) contacté con mi compañero Julio Busquets (ya fallecido) y a los cuatro meses ya estábamos fundando la UMD".
Su primer contacto político fue Joaquín Ruiz-Giménez, ex ministro de Franco. "También nos reuníamos en secreto con Felipe González, del PSOE; Simón Sánchez Montoro, del PCE... Creo que el principal logro de la UMD fue dar aliento a quienes luchaban por la democracia desde asociaciones políticas, hacerles saber que dentro de las fuerzas armadas también había gente en esa lucha", asegura.
Luis Otero tenía 42 años y cinco hijos cuando ingresó en la cárcel condenado por "provocación a la rebelión militar", pero pese a todo, hoy mantiene que "valió la pena". "Sólo estuve un año en prisión, hasta la amnistía, pero ese año me tuvieron en siete prisiones diferentes porque querían evitar que mis ideas influyeran en otros. El juicio fue muy duro. A mí iba a defenderme Tierno Galván pero no nos dejaron escoger a nuestros abogados. Nos pusieron a unos que eran de los servicios de información y renunciamos a ellos. Además llenaron la sala de militares traídos de distintas guarniciones para insultarnos".
La Amnistía le sacó de la cárcel pero no le devolvió su condición militar. Los miembros de la UMD tuvieron reinventar sus vidas y buscar trabajos en otros sectores (Otero como informático). El 27 de junio de 1977, unos días después de celebrarse las primeras elecciones democráticas, decidieron disolver la organización. "Ya no tenía sentido. Nos hubiéramos convertido en un grupo de presión. Dejarlo fue un acierto". Pero todavía tendrían un último susto.
"Conocíamos muy bien a Tejero y sabíamos que algo así podía pasar. Avisamos a varios mandos militares de que podía haber un golpe, pero no pudimos evitarlo. Pese a todo, la intervención de los antiguos miembros de la UMD impidió en parte, que triunfara", recuerda Otero.
En 1986 fue readmitido en el Ejército pero con la boca pequeña. "Podías pasar a la reserva o seguir en activo. Narcís Serra me envió un emisario para decirme que no me molestara en pedir un destino porque no me lo iban a dar".
Cuenta que sigue con preocupación el caso contra el juez Garzón. "He firmado un manifiesto de apoyo. Me parece lamentable lo que le están haciendo. La memoria histórica debería empezar por una investigación profunda de lo que pasó, eso es hacer justicia. Es lamentable, sobre todo, quien está detrás, Falange, que no debería ni existir. Espero que al final gane la sensatez". Y sobre la ley de memoria: "Es una intención muy buena, pero ambigua. Debería ir más allá".
Foto de Tejero en la feria de Malaga.
http://www.elpais.com/articulo/espana/Avisamos/podia/haber/golpe/Estado/Conociamos/bien/Tejero/elpepuesp/20100216elpepunac_3/Tes
En la boca del lobo, entre los padres del golpe de 1936, un grupo de militares jóvenes decidió hace más de 35 años luchar por la democracia. Se autodenominaron Unión Militar Democrática (UMD), descartaron desde el primer momento el uso de la fuerza y trataron de convencer a sus compañeros, uno a uno, de que la dictadura debía morir con Franco. Ni el Régimen, ni ellos mismos, llegaron a saber nunca con exactitud cuántos miembros tenía la organización clandestina. Pero nueve de ellos fueron condenados. El comandante Luis Otero recibió la mayor pena: ocho años de prisión por ser entonces el militar de mayor rango del grupo. La ministra de Defensa, Carme Chacón, le ha entregado hoy la cruz al mérito militar con distintivo blanco, junto a otros 13 compañeros de la organización. Poco antes de recibir el reconocimiento que ha esperado durante 30 años, Otero charló con EL PAÍS.
"El reconocimiento está muy bien, pero llega un poco tarde. La marginación nos ha marcado durante años", explica. Tres de los 14 militares homenajeados hoy reciben la condecoración a título póstumo. Arriesgaron su carrera e incluso su libertad al apostar por la democracia, pero al morir el dictador, al contrario que otros sectores de la oposición a Franco, nadie reconoció su labor ni les invitó a participar en los futuros acontecimientos. Todo lo contrario. En marzo de 1976, ya muerto el Caudillo, nueve de ellos fueron juzgados en un consejo de Guerra y condenados a un total de 43 años de cárcel. A siete de ellos, además, se les apartó de la carrera militar.
"Nos descubrieron enseguida. Queríamos propagar nuestras ideas democráticas e íbamos contactando con quienes nos parecía que podían apoyar estos planteamientos. Pero se ve que nos equivocamos con alguien, porque los servicios de información nos detectaron muy pronto. En general la gente reaccionaba bastante bien. Incluso hubo militares que se presentaban en mi casa ofreciéndose a participar", recuerda Otero, cofundador de la UMD, de 77 años. Se habían inspirado en la MFA, la organización militar que había luchado por instaurar la democracia en Portugal. "El mismo 25 de abril de 1974 (cuando cayó la dictadura en el país vecino) contacté con mi compañero Julio Busquets (ya fallecido) y a los cuatro meses ya estábamos fundando la UMD".
Su primer contacto político fue Joaquín Ruiz-Giménez, ex ministro de Franco. "También nos reuníamos en secreto con Felipe González, del PSOE; Simón Sánchez Montoro, del PCE... Creo que el principal logro de la UMD fue dar aliento a quienes luchaban por la democracia desde asociaciones políticas, hacerles saber que dentro de las fuerzas armadas también había gente en esa lucha", asegura.
Luis Otero tenía 42 años y cinco hijos cuando ingresó en la cárcel condenado por "provocación a la rebelión militar", pero pese a todo, hoy mantiene que "valió la pena". "Sólo estuve un año en prisión, hasta la amnistía, pero ese año me tuvieron en siete prisiones diferentes porque querían evitar que mis ideas influyeran en otros. El juicio fue muy duro. A mí iba a defenderme Tierno Galván pero no nos dejaron escoger a nuestros abogados. Nos pusieron a unos que eran de los servicios de información y renunciamos a ellos. Además llenaron la sala de militares traídos de distintas guarniciones para insultarnos".
La Amnistía le sacó de la cárcel pero no le devolvió su condición militar. Los miembros de la UMD tuvieron reinventar sus vidas y buscar trabajos en otros sectores (Otero como informático). El 27 de junio de 1977, unos días después de celebrarse las primeras elecciones democráticas, decidieron disolver la organización. "Ya no tenía sentido. Nos hubiéramos convertido en un grupo de presión. Dejarlo fue un acierto". Pero todavía tendrían un último susto.
"Conocíamos muy bien a Tejero y sabíamos que algo así podía pasar. Avisamos a varios mandos militares de que podía haber un golpe, pero no pudimos evitarlo. Pese a todo, la intervención de los antiguos miembros de la UMD impidió en parte, que triunfara", recuerda Otero.
En 1986 fue readmitido en el Ejército pero con la boca pequeña. "Podías pasar a la reserva o seguir en activo. Narcís Serra me envió un emisario para decirme que no me molestara en pedir un destino porque no me lo iban a dar".
Cuenta que sigue con preocupación el caso contra el juez Garzón. "He firmado un manifiesto de apoyo. Me parece lamentable lo que le están haciendo. La memoria histórica debería empezar por una investigación profunda de lo que pasó, eso es hacer justicia. Es lamentable, sobre todo, quien está detrás, Falange, que no debería ni existir. Espero que al final gane la sensatez". Y sobre la ley de memoria: "Es una intención muy buena, pero ambigua. Debería ir más allá".
Foto de Tejero en la feria de Malaga.
http://www.elpais.com/articulo/espana/Avisamos/podia/haber/golpe/Estado/Conociamos/bien/Tejero/elpepuesp/20100216elpepunac_3/Tes