Indignación por el codazo de Cristiano
Mientras Mtiliga le quita hierro, crece el malestar por el trato que se le da a la agresión desde Madrid. El portugués desata las iras en el malaguismo por su acción y sus declaraciones.
SERGIO CORTÉS scortes@diariosur.es.-
Nadie se pronuncia públicamente. La procesión va por dentro. En el seno del Málaga y, sobre todo, en la afición la indignación crece por momentos tras el codazo de Cristiano Ronaldo a Mtiliga, pero también a raíz de las declaraciones del portugués. El malestar es creciente conforme pasan las horas debido a algunos reportajes previos a la visita al Santiago Bernabéu y, sobre todo, a toda la polémica suscitada por la expulsión del luso. Las justificaciones de determinados medios de comunicación -en la línea del 'número 2' del club blanco, Jorge Valdano- no han sentado bien ni en el equipo ni en el malaguismo, cuando hace unas semanas -e incluso el mismo domingo- se masacró a varios miembros del cuadro blanquiazul.
Probablemente esos columnistas que incluso se atrevieron a criticar al árbitro del partido, Pérez Lasa, cambiarán de opinión cuando vean las imágenes o fotos de Mtiliga. Ayer, a primera hora, su aspecto lo decía todo. La fractura del tabique nasal, causada por un codazo de Cristiano Ronaldo, provocó que debajo de los ojos se observara una inflamación muy llamativa. El danés trató en todo momento de quitar hierro para evitar la polémica pese a que en sus declaraciones posteriores su agresor ni siquiera se disculpó e incluso desconocía el nombre del lateral malaguista.
«Ahora tengo que ir al hospital para ver si me pueden hacer una máscara», explicaba Mtiliga antes de acceder al AVE que trajo de vuelta a la expedición malaguista en la mañana de ayer, en torno a las nueve y media. «Ya sabéis cómo va esto. Hasta que no le hagamos las pruebas... Ahora cuando lleguemos a Málaga tenemos que ver al otorrino», adelantaba el jefe de los servicios médicos del club, Juan Carlos Pérez Frías.
Pero no se produjo nada más llegar a Málaga. El doctor hubo de esperar en torno a diez minutos mientras Mtiliga ofrecía una improvisada rueda de prensa en el 'hall' de la estación María Zambrano. Improvisada y obligada, porque si bien el club pretendía quitar notoriedad a esta cuestión para no fomentar la polémica, la presencia de una docena de cámaras de televisión y de otros tantos fotógrafos provocó un cambio de planes.
Después, al filo de la una menos cuarto de la tarde, el jugador y el médico se desplazaron directamente a la sede de Clínicas Rincón en los bajos del estadio La Rosaleda mientras el resto de los componentes de la plantilla se encaminaban a la típica sesión de recuperación postpartido.
Caballerosidad
A primera hora de la mañana Mtiliga no pudo estar más caballeroso en su intento de disculpar a Cristiano Ronaldo. «Él intentó alejarme y desafortunadamente me golpeó en la nariz. Es algo que forma parte del juego, una reacción normal cuando dos jugadores van juntos». El malaguista realizó en Madrid todas sus declaraciones en inglés. Mtiliga sólo empleó el español en su despedida y antes, cuando se le requirió que empleara el castellano, hizo un gesto elocuente con las manos. El temor a que sus palabras sean malinterpretadas es evidente... pese a que el lateral fue el agredido. «Me duele, pero estoy bien», recalcó Mtiliga, aunque apenas pudo pegar ojo e incluso acusaba problemas respiratorios. El danés echó balones fuera cuando se le recordó que Cristiano Ronaldo no se había disculpado públicamente y que incluso tildó de «vergüenza» su expulsión con roja directa. «He visto las imágenes y las fotos, y no sé cómo él lo habrá interpretado. No he podido leer nada y no sé qué decir -sobre lo que dijo el madridista-, pero sería una sorpresa que dijeran que yo soy el malo», añadió el defensa malaguista.
Conviene recordar que Cristiano Ronaldo se acercó al vestuario del Málaga también para saludar a su amigo Duda y, aunque se interesó por el estado de Mtiliga, posteriormente compareció en la zona mixta del Bernabéu y no sólo no mencionó el nombre del malaguista -se desconoce si lo sabía-, sino que además lo calificó de «chico pequeño».
Mtiliga, que incluso llegó a sonreír un par de veces -es un tipo muy extravertido-, recordó la sensación que tuvo después del golpe en su rostro: «Estaba sangrando, pero cuando iba hacia el vestuario ya noté que la nariz no estaba donde debía».
«Siempre»
De las pocas palabras que empleó el danés en castellano llama la atención que destacó especialmente una, «siempre», que utilizó para apostillar la frase relativa a que situaciones como la vivida en el Bernabéu en el minuto 69 se castigan con la tarjeta roja.
La mala fortuna se ha cebado con Mtiliga, que cierra la primera vuelta como la empezó, con una sustitución debido a un fuerte golpe. Sólo que ahora el danés estaba en su mejor momento de forma desde que llegó a La Rosaleda. En el partido inaugural del campeonato un codazo le provocó una brecha considerable en la cabeza, lo que provocó su retirada del terreno de juego y la entrada de Manu.
Pese a toda esta polémica, en el Málaga se desea pasar página cuanto antes y es probable que los jugadores reciban la consigna de que desde mañana miércoles (hoy es jornada de descanso) no se hagan alusiones a esta agresión para que todos estén centrados en el encuentro en el Calderón. Que es lo verdaderamente importante. Sin embargo, la indignación es total con el jugador y el entorno madridista.
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-01-26/indignacion-codazo-cristiano-20100126.html