Muñiz sigue en el banquillo. Ha aguantado con estoicidad y profesionalidad las embestidas de los malos resultados y los pitos y, tras algunos titubeos, la directiva sigue manteniendo parte de su confianza hacia él. El asturiano continuará, como mínimo, hasta final de enero, un mes crucial en lo que se refiere a número de partidos (pueden llegar a ser hasta nueve oficiales). Esa es su tregua para sacar al equipo del lodo. Por ello, el técnico está supervisando uno a uno los nombres que la dirección deportiva está proponiendo sobre la mesa para reforzar al equipo: Abreu, Caicedo, Miku, Sosa, Colunga, Koke y un sinfín de jugadores ofrecidos.
El problema con el que se están topando en la secretaría técnica es que casi ninguno de ellos convence al técnico. Muñiz suele contrastar los nombres planteados con informes de varios contactos que tiene en el mundo del fútbol. Y la mayoría suelen despertar recelo en él. Por ejemplo, uno que elaboró un íntimo amigo suyo con el que coincidió en Santander sobre Abreu fue concluyente: “Físicamente está tieso”, venía a decir. Sobre Caicedo, ídem. No es un secreto que el ecuatoriano no termina de convencer al técnico. Miku, a medias y Sosa tampoco. No, no y no. “Es que no quiso este verano ni al mexicano Giovanni Dos Santos”, relata una fuente del club enfatizando la dificultad para que a Muñiz le convenza un jugador que entre dentro de los parámetros económicos de la entidad.
Lo cierto es que el entrenador blanquiazul está escarmentado tras la cantidad de refuerzos estériles que llegaron el pasado verano. Jugadores como Valdo, Stepanov, Benachour o Edinho están en el más absoluto ostracismo y Muñiz prefiere darle la alternativa a canteranos antes que alinearlos a ellos. Por ese y por otros motivos internos, la relación entre el técnico y la dirección deportiva no atraviesa por su mejor momento y eso está impidiendo, de momento, una mayor agilidad en el mercado invernal. De cualquier modo, la opinión del entrenador es meramente consultiva. Sandro y Ricardo buscan jugadores y depuran ofrecimientos, Muñiz emite sus opiniones sobre los interesantes y Fernando Sanz le pone números a las ofertas y autoriza las operaciones en el caso de que se acometan. En muchos casos, como por ejemplo el de Miku, suele ser él quien las remata con los clubes de origen.
El problema con el que se están topando en la secretaría técnica es que casi ninguno de ellos convence al técnico. Muñiz suele contrastar los nombres planteados con informes de varios contactos que tiene en el mundo del fútbol. Y la mayoría suelen despertar recelo en él. Por ejemplo, uno que elaboró un íntimo amigo suyo con el que coincidió en Santander sobre Abreu fue concluyente: “Físicamente está tieso”, venía a decir. Sobre Caicedo, ídem. No es un secreto que el ecuatoriano no termina de convencer al técnico. Miku, a medias y Sosa tampoco. No, no y no. “Es que no quiso este verano ni al mexicano Giovanni Dos Santos”, relata una fuente del club enfatizando la dificultad para que a Muñiz le convenza un jugador que entre dentro de los parámetros económicos de la entidad.
Lo cierto es que el entrenador blanquiazul está escarmentado tras la cantidad de refuerzos estériles que llegaron el pasado verano. Jugadores como Valdo, Stepanov, Benachour o Edinho están en el más absoluto ostracismo y Muñiz prefiere darle la alternativa a canteranos antes que alinearlos a ellos. Por ese y por otros motivos internos, la relación entre el técnico y la dirección deportiva no atraviesa por su mejor momento y eso está impidiendo, de momento, una mayor agilidad en el mercado invernal. De cualquier modo, la opinión del entrenador es meramente consultiva. Sandro y Ricardo buscan jugadores y depuran ofrecimientos, Muñiz emite sus opiniones sobre los interesantes y Fernando Sanz le pone números a las ofertas y autoriza las operaciones en el caso de que se acometan. En muchos casos, como por ejemplo el de Miku, suele ser él quien las remata con los clubes de origen.