La dirección deportiva aboga por darle de alta y Muñiz prefiere ocupar su plaza con otro fichaje
Ayer Jordi Pablo volvió a trotar. 109 días después de caer gravemente lesionado en el estadio del Levante, el joven castellonense salió a hacer durante breves minutos un poco de carrera continua sobre el césped de La Rosaleda. Su reaparición, no obstante, aún anda lejos. En un principio, para él está reservada la ficha que queda por ocupar en la plantilla. Pero eso es sólo en un principio.
Y es que su figura le plantea un dilema al presidente, Fernando Sanz. En un principio, como el plan de recuperación del interior diestro fijaba el mes de enero para su vuelta a la actividad, la dirección deportiva tenía previsto que fuera él fichaje del mercado de invierno. Sin embargo, Juan Ramón Muñiz no es partidario de ello, ya que estima que, entre que ultima su puesta a punto y coge el tono de competición, apenas sería útil un par de meses en la Liga (siempre y cuando los plazos más optimistas de los servicios médicos se cumplieran).
De hecho, el entrenador blanquiazul prefiere dejar esa ficha libre para que el presidente acuda al mercado de invierno y reforzar así la plantilla con un delantero centro o con un jugador que aporte velocidad por banda. Muñiz estima que resolver esas carencias con una incorporación solvente es mucho más resolutivo que apostar por el joven futbolista, cuya recuperación va por buen camino pero aún es una incógnita.
Públicamente, el discurso de Fernando Sanz es y seguirá siendo el mismo: "Es difícil por la situación del club. Siempre y cuando se ajustara a los parámetros económicos y viniese para mejorar la plantilla, se estudiaría". Sin embargo, bajo cuerda ya hace semanas que hay movimientos para sondear el mercado de delanteros. Además, la opción de solicitar la cesión de Eliseu al Lazio, donde el portugués no juega habitualmente y tiene problemas de cobro, sigue siendo un as en la manga.
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