Tapia ya mejora la defensa y goza de más alternativas arriba
Como se esperaba, las dos semanas de trabajo durante el parón han permitido una evolución
Vaya por delante que el Málaga es segundo por la cola, que en los 180 minutos disputados el conjunto blanquiazul no ha marcado aún, pero no es menos cierto que el equipo que se vio ante el Athletic dejó en una sombra lo visto en el Vicente Calderón. La mejora debe ser mayor, al menos para que sea rentable en puntos, pero permite vislumbrar una evolución futura, especialmente cuando la enfermería se quede vacía.
Hay que mirar a la defensa para encontrar la mejor noticia, sobre todo teniendo en cuenta que es obsesión de Tapia "empezar la casa por los cimientos". De vivir un rosario de goles ante el Atlético de Madrid se pasó a no encajar ninguno. Pero no sólo eso, sino que apenas hubo apuros entre los tres palos. Aunque en la segunda mitad Arnau tuvo que hacer alguna que otra parada, en ningún momento los lanzamientos a puerta llevaron mucho peligro -únicamente Javi Martínez, que a seis metros de la portería mandó alto un buen centro raso de Susaeta, llevó tensión a la grada-. Además, a pesar de la elevada altura media de los jugadores bilbaínos, en las jugadas de estrategia hubo un gobierno absoluto por parte de Ibán Cuadrado y Weligton, todo lo contrario a lo que sucedió en la primera jornada.
La otra gran ganancia que arrojó el choque contra los rojiblancos fue la mejor presencia en ataque. El binomio formado por Albert Luque y Baha, dos futbolistas que en muy poco tiempo han demostrado una buena conexión, no sólo ilusiona a la afición, sino que conforma una dupla muy complementaria y ofensiva. Si bien es cierto que Iraizoz sólo tuvo que emplearse a fondo en un lanzamiento cruzado del franco marroquí en la primera parte, quedó patente que con esos dos jugadores las posibilidades de vivir más cerca del área rival son mucho más tangibles que con el modelo experimentado ante el Atlético de Madrid, según el cual Baha hizo de referencia y Duda, de media punta.
No obstante, en el debe de Antonio Tapia hay que apuntar que aún no ha hallado a ese futbolista llamado a crear fútbol en la medular. Pablo Barros cuajó un encuentro muy completo, pero destacó más por su labor de briega.
Mientras las piezas terminan de encajarse en el puzzle que pretende el baenense, la consigna es clara: no complicarse la vida en el centro del campo, para lo cual los centrales tienen la misión de buscar en largo a los delanteros y éstos, a su vez, han de buscar muchos movimientos a bandas, algo que se pudo comprobar fehacientemente en el partido del domingo.
Queda mucho por mejorar, pero ya se ha ganado un escalón con respecto a lo visto en la jornada inicial.
Málaga Hoy