El hispano brasileño tuvo unos duros inicios en el equipo y fue objeto de muchas críticas, pero nunca dejó de confiar en su fútbol · En dos campañas marcó 50 tantos y aún hoy es el máximo goleador en categoría oficial
"Si Catanha compraba un décimo de la lotería, lo hacía porque sabía seguro que le iba a tocar". De esta forma tan peculiar recuerda Basti al máximo goleador del Málaga CF en categoría profesional. En dos temporadas firmó 50 tantos, 26 en Segunda y 24 en Primera. Esa estadística y esa frase realzan la confianza del delantero en sí mismo. Pero una cosa es lo que recuerda la historia y otra muy distinta los comienzos de la gaviota en Málaga. Entonces era conocido como Castanha y fallaba goles cuando era más fácil marcar.
La fábula viene a la memoria viendo el errático inicio de los actuales delanteros blanquiazules en la competición y su falta de suerte de cara a portería. Justo cuando en verano se afirmaba que el club había conformado una delantera al nivel de las más destacadas de la época contemporánea. Obinna, pura potencia; Baha, potencia; Edinho, versatilidad; y Forestieri, electricidad. Y todos con gol. Pero no carburan. Un caso muy similar al que protagonizó Catanha hace algo más de una década.
El hoy atacante del Estepona tardó muchas jornadas en empezar a carburar. El Málaga de Fernando Puche lo había fichado del Salamanca por tres millones de euros después de su buen año como cedido en el Leganés. Las expectativas eran altas. Sin embargo, el paso de la competición fue descubriendo a un delantero muy luchador e incansable, pero sin gol, a pesar de las muchas asistencias que le llegaban por parte de Ruano y Agostinho desde las bandas. No fue hasta la cuarta jornada, en el Nuevo Colombino, cuando pudo hacer su primer tanto (en un 2-2 ante el Recre). Sin embargo, a la jornada siguiente falló en la prolongación, bajo palos y sin oposición un gol cantado que evitó el triunfo ante el Las Palmas (0-0). Arreciaban los pitos y las críticas en contra del por entonces sólo brasileño.
La negación del delantero fue haciéndose cada vez mayor pese a algún gol intermitente. Tras doce jornadas de campeonato, sólo había hecho la gaviota tres veces. Gracias a su fe y a algún que otro tanto importante (tres dobletes ante Hércules, Toledo y Sevilla, tres aspirantes al ascenso), su suerte fue cambiando. Su mejora quedó demostrada con 15 goles en la segunda vuelta. Acabó con 26 en su haber y se convirtió en el máximo goleador de la categoría.
Dicen ex compañeros suyos que no es que Catanha mejorara, sino que nunca perdió su confianza. Un buen ejemplo sin duda para los delanteros de Muñiz, que viven un mal momento pero que no han perdido su calidad.
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