Aunque el Málaga sigue lastrado por sus fallos, sus constantes vitales no son propias del último clasificado: equipo y presidente respaldan al técnico, la afición arropa con fe y en muchos partidos no fue peor que el rival
Vaya por delante una perogrullada: si el Málaga figura como último clasificado es porque ha sumado menos puntos que nadie hasta ahora. Dicho esto, un análisis más profundo refleja la inquietante ironía de que este grupo no parece ser el peor conjunto de la Liga. Después de siete derrotas, ningún equipo de la competición puede asegurar que le diera un baño a los de Muñiz. Es más, con permiso de la objetividad, se podría afirmar que sólo el Barcelona y el Espanyol (éste en la segunda mitad) hicieron más méritos futbolísticos para imponerse en el marcador. Pero hay más factores que amortiguan el farolillo rojo blanquiazul.
Si el fútbol se midiese por la justicia del juego y las ocasiones, el casillero del Málaga se habría llenado algo más en partidos como el del Racing (1-2), decidido por la mala puntería de unos y la buena de los otros, el Xerez (1-1) o el último ante el Valencia, sin ir más lejos. Con un poco más de fortuna, el conjunto blanquiazul no estaría ni siquiera en puestos de descenso.
El guardameta César, héroe del Valencia en la noche del domingo, lo afirmaba al término del choque: "Tienen un equipo para no pasar apuros. No diría que para hacer como el año pasado, pero sí para estar entre los diez primeros. Con Duda, Obinna, Luque... este equipo no va a bajar". Más allá del intenso partido del Málaga ante el Valencia, al que le creó hasta media docena de ocasiones que pudieron ser gol, en el entorno del club tranquiliza saber que no hay indicios de fractura en ninguno de los sectores.
Los jugadores cierran filas en torno a Muñiz, en cuyo método cree el grupo con convicción, tal y como se ha venido reflejando en las declaraciones de éstos a lo largo de las últimas semanas, cuando algún sector determinado de la afición ha solicitado la cabeza del gijonés como fórmula para enderezar el rumbo. "Muñiz no tiene la culpa de mi fallo, el de Obinna o el de Weligton", aseveró tras el encuentro Albert Luque. Públicamente y en privado, el presidente, Fernando Sanz, ha mostrado su apoyo absoluto al entrenador.
Además, aunque existe la lógica preocupación de ver que el equipo no termina de carburar, la afición está con su equipo. Lo del domingo fue una ejemplar demostración de ello. En ningún momento hubo pitos y, de hecho, fue la grada la que acabó metiendo al equipo en el partido cuando el Valencia tenía el juego controlado. El efecto contagio quedó claro en la segunda parte, en la que se invirtieron las tornas y fue el conjunto blanquiazul el que dominó al ché.
Tampoco se ha alzado la voz contra los árbitros, cuando ciertamente ha habido duelos en los que errores puntuales han pasado factura. Por citar ejemplos muy claros, en Chapín el gol local fue ilegal y luego se le anuló uno a Edinho por manos voluntarias que no fueron; en Villarreal el colegiado no vio unas manos de Capdevila al disparo de Baha que era penalti y expulsión.
Por tanto, queda claro que el Málaga no es un colista al uso y que ni mucho menos está defenestrado en la tabla. Sin embargo, mientras siga perdonando tanto ante puerta y clonando fallos de concentración, la realidad continuará siendo la que es actualmente.
http://www.malagahoy.es/article/deportes/554340/colista/muy/extrano.html