El técnico del Málaga insiste en la necesidad del juego sin balón y de los desmarques para compensar la falta de velocidad en ataque
El domingo llega a La Rosaleda el Valencia (19.00 horas) y precisamente ese es el espejo en el que pretende el entrenador, del Málaga Juan Ramón Muñiz, que se fijen sus jugadores para dar el necesario salto de calidad en el aspecto ofensivo. Considera que hasta ahora la falta de movilidad arriba ha supuesto un lastre considerable que tiene anclado al equipo a la nada agradable posición de colista en Primera.
El Málaga trata a marchas forzadas de recuperar el juego sin balón que le hizo brillar la pasada temporada. Entonces los elogios guardaban relación con la velocidad, con el criterio en el juego, con la capacidad goleadora, con las explosivas salidas al contragolpe. Pero la base de todo eran los movimientos que difícilmente se ven, los que se producen cuando un futbolista no tiene la posesión del esférico.
La ausencia de Adrián se deja sentir más de la cuenta, porque el asturiano irrumpía en los costados y a la espalda de la defensa, lo que generaba cierta zozobra en la defensa. A partir de ahí se sucedían las apariciones de Baha por el centro, de Duda fuera de su zona, e incluso la vigilancia sobre Eliseu se reducía considerablemente.
El cambio de sistema para el partido de Copa en Zaragoza buscaba entre otros objetivos darles más libertad a Obinna y Luque. El problema reside hasta el momento en que sus referentes arriba no ofrecen desmarques en ruptura. Edinho es demasiado estático y se mueve en la franja central del terreno de juego, y Baha suele recibir 'entre líneas', muchas veces de espaldas a la portería, porque sabe que su mejor virtud es aprovechar la llegada desde atrás, por sorpresa.
«El míster insiste mucho: hay que moverse. A los extremos, por ejemplo, les dice que hagan diagonales, que vayan al centro, que no se queden quietos. No quiere un esquema rígido, sino al contrario», recalca un destacado jugador. Aunque bien es cierto que con otro sistema -con Luque y Obinna 'por dentro', más como interiores- sí fue patente en Zaragoza que el Málaga también parecía otro, más dinámico, menos inmóvil.
Adaptación e idioma
Todos consideran que es cuestión de tiempo. Los técnicos argumentan que la situación cambiará radicalmente en cuanto Apoño coja el ritmo y además hombres determinantes como Duda o Luque entren más en juego y tengan la regularidad deseada. Mientras, entre los futbolistas también apuestan por más margen de tiempo, aunque son conscientes de que la necesidad apremia. E inciden en que los puntas deben adaptarse aún más a la Liga y que en algunos casos el idioma todavía es una barrera.
Esa tesis de los futbolistas choca frontalmente con lo percibido hasta ahora en función del rendimiento de los extranjeros llegados el pasado verano a La Rosaleda. Benachour, Obinna y Forestieri siempre piden el balón al pie y nunca -al menos, de momento- hacen un movimiento para que se beneficie otro compañero. Tampoco Edinho parece contar con esa virtud.
En cualquier caso, y esa es la esperanza de todos (en la plantilla, entre los dirigentes y en el entorno), la recuperación de Apoño puede generar un efecto dominó: más control del balón, más criterio, más fluidez y, a partir de ahí, más apoyos, más triangulaciones, más movimientos a la espalda y mas oportunidades.
A Muñiz no le basta con la intensidad en el trabajo. Esa receta no sirve si el equipo es demasiado estático y previsible. Su exigencia de más movilidad y juego sin balón debe encontrar respuesta en el rendimiento de los jugadores aunque no sea una virtud destacable. De lo contrario, con la reconocida limitación de la velocidad arriba y en las bandas, el horizonte del Málaga no se despejará.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-10-30/muniz-exige-movilidad-arriba-20091030.html