Cruchaga pasa de correr detrás de Messi a hacerlo delante de los toros
· Doce años después ha podido volver a correr los encierros por las calles de Pamplona · "Esto da más miedo que el Madrid de Kaká y Cristiano Ronaldo", comenta
Cuando César Cruchaga anunció su retirada, días antes de que Osasuna lograra la permanencia ante el Real Madrid, ya avisó que ahora disfrutaría de su pasión: los encierros. Doce años después ha podido volver a correr por las calles de Pamplona delante de los toros, tras multitud de carreras en el césped ante rivales como Ronaldo, Etoo, Van Nistelrooy o Messi.
"Después de 12 años tenía mucho mono de correr. Lo había hecho desde los 15 y me había costado una barbaridad dejar de hacerlo desde que me convertí en futbolista profesional. Lo he cogido con muchas ganas y, a pesar de que llevaba tanto tiempo sin correr, no me ha ido mal del todo", dice el defensa minutos después del encierro.
Reconoce que ha notado cambios. "Hace 12 años era distinto. Si tenías piernas, y a nada que te colocases un poco bien, casi todos los días pillabas toro y podías hacer carreras muy bonitas. Ahora, incluso los que tienen mucha experiencia y no han dejado de correr, hay pocos días en los que se puedan lucir. Hay mucha más gente que corre bien. Algunos vienen con 30 ó 40 encierros corridos en otros sitios y eso se nota, sobre todo en Estafeta".
Cruchaga, capitán de Osasuna y miembro del equipo que logró volver a Primera en 2000, reconoce que los encierros requieren una buena preparación física por su alto riesgo. "Ahora, la gente analiza los encierros y viene preparada físicamente muy fuerte, incluso un mes antes los preparan por su cuenta". Eso sí, tiene claro que en rapidez hay pocas cosas más veloces que Messi. "Los toros suelen venir deprisa, pero quitarle la bola a Leo en carrera es bastante más difícil".
"El riesgo que hay en los encierros es evidente, pero se minimiza bastante si conoces muy bien de qué se trata. Generalmente la gente que sufre cornadas no es sólo cuestión de mala suerte, sino que también hay cosas que se podrían haber hecho mejor o que no se deben hacer. Quizá la gente de fuera lo desconoce. Es muy difícil que a los de aquí les pasen cosas así", afirma.
Cruchaga, que vive estos días emocionado ante la gratitud de los aficionados rojillos poco después de haber dejado el fútbol, reconoce que su pasión por los encierros viene desde crío. "Has visto correr a tu padre y es inexplicable. Lo ves, te metes un día, te pica y lo quieres superar. Otro día corres un poco mejor, puedes ver la cabeza del toro a tu lado y se te mete un veneno que después es difícil de sacar", dice antes de recordar una anécdota. "El último que corrí, con 22 años, me pisó un toro, me quitó la zapatilla y seguí corriendo con una sola. Llegué a casa con un pie descalzo".
El navarro, que corrió el día que Capuchino —que le pasó por encima, ya que ese día se cayó— hirió de muerte a Daniel Jimeno, explica: "Había mucha menos gente tras el fin de semana y los encierros tan peligrosos que ha habido. Había bastante sitio para correr y ponerte cerca del toro. Me voy contento, otros días me había ido con un sabor un poco agridulce al no haber podido correr como hubiera querido".
A Cruchaga le da más miedo correr el encierro que salir al Bernabéu para jugar contra el Madrid de Ronaldo y Kaká: "A pesar de que ha hecho un buen equipo, estoy seguro de que en casa les meteremos mano por muchos fichajes que presenten. Hemos visto muchas veces que Osasuna le ha plantado cara al Madrid. Desde luego que son muy buenos jugadores, pero al final te tienen que ganar en el campo".
· Doce años después ha podido volver a correr los encierros por las calles de Pamplona · "Esto da más miedo que el Madrid de Kaká y Cristiano Ronaldo", comenta
Cuando César Cruchaga anunció su retirada, días antes de que Osasuna lograra la permanencia ante el Real Madrid, ya avisó que ahora disfrutaría de su pasión: los encierros. Doce años después ha podido volver a correr por las calles de Pamplona delante de los toros, tras multitud de carreras en el césped ante rivales como Ronaldo, Etoo, Van Nistelrooy o Messi.
"Después de 12 años tenía mucho mono de correr. Lo había hecho desde los 15 y me había costado una barbaridad dejar de hacerlo desde que me convertí en futbolista profesional. Lo he cogido con muchas ganas y, a pesar de que llevaba tanto tiempo sin correr, no me ha ido mal del todo", dice el defensa minutos después del encierro.
Reconoce que ha notado cambios. "Hace 12 años era distinto. Si tenías piernas, y a nada que te colocases un poco bien, casi todos los días pillabas toro y podías hacer carreras muy bonitas. Ahora, incluso los que tienen mucha experiencia y no han dejado de correr, hay pocos días en los que se puedan lucir. Hay mucha más gente que corre bien. Algunos vienen con 30 ó 40 encierros corridos en otros sitios y eso se nota, sobre todo en Estafeta".
Cruchaga, capitán de Osasuna y miembro del equipo que logró volver a Primera en 2000, reconoce que los encierros requieren una buena preparación física por su alto riesgo. "Ahora, la gente analiza los encierros y viene preparada físicamente muy fuerte, incluso un mes antes los preparan por su cuenta". Eso sí, tiene claro que en rapidez hay pocas cosas más veloces que Messi. "Los toros suelen venir deprisa, pero quitarle la bola a Leo en carrera es bastante más difícil".
"El riesgo que hay en los encierros es evidente, pero se minimiza bastante si conoces muy bien de qué se trata. Generalmente la gente que sufre cornadas no es sólo cuestión de mala suerte, sino que también hay cosas que se podrían haber hecho mejor o que no se deben hacer. Quizá la gente de fuera lo desconoce. Es muy difícil que a los de aquí les pasen cosas así", afirma.
Cruchaga, que vive estos días emocionado ante la gratitud de los aficionados rojillos poco después de haber dejado el fútbol, reconoce que su pasión por los encierros viene desde crío. "Has visto correr a tu padre y es inexplicable. Lo ves, te metes un día, te pica y lo quieres superar. Otro día corres un poco mejor, puedes ver la cabeza del toro a tu lado y se te mete un veneno que después es difícil de sacar", dice antes de recordar una anécdota. "El último que corrí, con 22 años, me pisó un toro, me quitó la zapatilla y seguí corriendo con una sola. Llegué a casa con un pie descalzo".
El navarro, que corrió el día que Capuchino —que le pasó por encima, ya que ese día se cayó— hirió de muerte a Daniel Jimeno, explica: "Había mucha menos gente tras el fin de semana y los encierros tan peligrosos que ha habido. Había bastante sitio para correr y ponerte cerca del toro. Me voy contento, otros días me había ido con un sabor un poco agridulce al no haber podido correr como hubiera querido".
A Cruchaga le da más miedo correr el encierro que salir al Bernabéu para jugar contra el Madrid de Ronaldo y Kaká: "A pesar de que ha hecho un buen equipo, estoy seguro de que en casa les meteremos mano por muchos fichajes que presenten. Hemos visto muchas veces que Osasuna le ha plantado cara al Madrid. Desde luego que son muy buenos jugadores, pero al final te tienen que ganar en el campo".