Adiós a la bolsa de plástico
Los tradicionales envases deberán desaparecer en España a partir de 2010
Las bolsas de plástico de un solo uso tienen los días contados en España. Así lo establece el Plan Nacional Integrado de Residuos, según el cual su consumo ha de haberse reducido en un 50% para 2010, fecha a partir de la cual deberán ser prohibidas progresivamente. Sin embargo, con la fecha a la vuelta de la esquina, el consumidor sigue encontrando puñados de estos envases en las cajas de la mayor parte de supermercados. ¿No queda el propósito en poco más que un conjunto de buenas intenciones?
¿Eliminación drástica?
Alternativas
¿Preparados para prescindir de las bolsas de plástico?
'Día sin bolsas de plástico'
Adiós a la bolsa de plástico. ¿Llega la de almidón?
El tripartito se echa atrás con las bolsas de plástico
Borrador del Plan Nacional Integral de Residuos
13-07-2009
Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino
La pregunta no es baladí en España, el primer productor europeo de bolsas de un solo uso y el tercer consumidor. En España, por el momento, se siguen consumiendo 238 bolsas plásticas por habitante al año, con el coste ecológico que esto supone. Cada bolsa emite unos cuatro gramos de CO2 en su fabricación, y el total de ellas produce el 0,1% de la emisión nacional. Además, este tipo de envase tarda alrededor de cien años en descomponerse, y tan sólo el 10% de ellas acaba en los contenedores amarillos para su reciclaje, aunque, según Cicloplast, asociación para el reciclado del plástico, un 65% de ellas suele ser reutilizado como bolsas de basura. Pero después la mayoría de ellas acaba su ciclo en vertederos. Y en el peor de los casos, en las costas. El 20% de la basura recogida de las playas son bolsas. Allí se convierten en trampa y pasto para la fauna marina, las aves y las tortugas.
Las bolsas son un producto extremadamente nocivo, y al mismo tiempo, prescindible y fácilmente reemplazable. Pero el nuevo plan, aunque bienintencionado, se queda en plan, y no en una norma de estricto cumplimiento. El plan de residuos apunta a prácticas que pueden facilitar la erradicación de las bolsas, pero no obliga a seguirlas.
Que el plan del Gobierno peca de relajación ha quedado de manifiesto con la reciente controversia vivida en la Generalitat de Cataluña. Allí el Ejecutivo está negociando este mes un acuerdo con el comercio para reducir el uso de bolsas de plástico. De momento ha aceptado la propuesta de los vendedores de limitar su consumo hasta el 50% hasta el 2012, con medidas que evitan la imposición de una tasa. Pero ha advertido de que, si en dos años no se ha logrado moderar el consumo en un 30%, se optará por el cobro. La decisión contradice los plazos fijados por el plan de residuos, que debería ser el marco de referencia para todas las comunidades. Además, no ha dejado indiferente a las asociaciones ecologistas catalanas, que no han tardado en desmarcarse de una medida que consideran insuficiente y templada.
La Administración evita a toda costa el enfrentamiento con las grandes cadenas de supermercados y con el consumidor, que no concibe tener que abonar por algo que ha sido gratis durante mucho tiempo. Pero lo cierto es que en Europa hacer pagar por las bolsas se ha demostrado la manera más efectiva para reducir su uso. Irlanda impuso, desde 2002, una tasa de 0,20 euros sobre las bolsas, lo que ha reducido su consumo en un 70%. Desde entonces, la iniciativa se ha extendido a varias ciudades de Reino Unido. En Alemania y Bélgica los clientes también pagan por las bolsas. En Estados Unidos, la ciudad de San Francisco fue pionera en el cobro de las bolsas, medida que están estudiando Boston y Oakland. En otros países, como en China, son más drásticos en los métodos. Allí el Gobierno ha prohibido a los comercios distribuir bolsas desde hace un año.
Para Leticia Balsega, responsable de la campaña de residuos de Ecologistas en Acción, "que las bolsas de plástico se distribuyan gratuitamente es un grave error, porque en realidad son un producto muy costoso para el medio ambiente". Sostiene que el Gobierno podría prohibirlas sin trauma alguno para el consumidor.
Libres de imposiciones de este tipo, en España las grandes cadenas de supermercados han comenzado a adaptarse a la nueva perspectiva que prefigura el Plan Nacional Integrado de Residuos, cada una a su modo. La empresa Carrefour acaba de poner en marcha un plan de extinción de las bolsas que tendrá lugar hacia finales de año. Para entonces, en los mostradores reinará todo un abanico de envases más sostenibles: reutilizables, como bolsas de tela, de rafia o carritos; o biodegradables y reutilizables, como bolsas de fécula de patata. De esta manera, la compañía va a dejar de emitir 6.000 toneladas de plástico al año. En los supermercados Eroski desde junio están disponibles bolsas de rafia que aguantan 50 usos, tras los cuales el supermercado se compromete a proporcionar una nueva bolsa gratis. El Corte Inglés ha empezado a comercializar bolsas reutilizables y le recuerda al cliente que modere el uso de las habituales.
¿Eliminación drástica?
Los fabricantes del plástico son contrarios a la eliminación drástica de la bolsa, lo que supondría un varapalo para un sector al que se dedican 700 empresas en nuestro país y 11.000 trabajadores. Pero ellos intentan adaptarse a las nuevas circunstancias y proponen alternativas.
La empresa Sphere fue pionera, en 2007, en la fabricación de bolsas alternativas al plástico a base de fécula de patata. Como ella, muchas otras empresas ya fabrican sustitutos verdes. La Confederación de Empresarios de Plásticos (Anaip) apuesta, sobre todo, por la bolsa de polietileno, que puede ser reutilizada unas 15 veces, y para la que ya están certificando la norma Aenor (Asociación Española de Normalización y Certificación). El polietileno es un derivado del plástico reciclable y reutilizable, cuya gran virtud, según Enrique Gallego, director general de Anaip, es que mantiene las ventajas del plástico por su ligereza y resistencia.
Previsiblemente, a partir de 2010, si el Plan Nacional de Integrado de Residuos no se doblega a otros intereses, estas bolsas alternativas se irán imponiendo. Serán algo más caras, pero su coste ecológico será mucho menor. Esto se debe a que, al ser reutilizables, su uso puede hacer que cada consumidor ahorre a lo largo de su vida unas 18.000 bolsas de un solo uso, y cada español dejará de consumir el 93% de las bolsas que empleaba al año.
Alternativas
- Bolsas de bioplásticos
- De la fécula de una patata se obtienen hasta 10 bolsas.
- 100% biodegradables (se descomponen en 180 días).
- Reciclables: se desechan con los residuos orgánicos.
- No emiten CO2.
- Reutilizables: unos 15 usos.
- Compostables: recogidas junto con los desechos verdes, se convierten en compost, que sirve de abono.
- Bolsas de polietileno
- Reciclables: desecho en la bolsa amarilla.
- Bolsas de rafia
- Fabricadas con polipropileno.
- No son reciclables.
- Reutilizables: de 50 a 150 usos.
Los tradicionales envases deberán desaparecer en España a partir de 2010
Las bolsas de plástico de un solo uso tienen los días contados en España. Así lo establece el Plan Nacional Integrado de Residuos, según el cual su consumo ha de haberse reducido en un 50% para 2010, fecha a partir de la cual deberán ser prohibidas progresivamente. Sin embargo, con la fecha a la vuelta de la esquina, el consumidor sigue encontrando puñados de estos envases en las cajas de la mayor parte de supermercados. ¿No queda el propósito en poco más que un conjunto de buenas intenciones?
¿Eliminación drástica?
Alternativas
¿Preparados para prescindir de las bolsas de plástico?
'Día sin bolsas de plástico'
Adiós a la bolsa de plástico. ¿Llega la de almidón?
El tripartito se echa atrás con las bolsas de plástico
Borrador del Plan Nacional Integral de Residuos
13-07-2009
Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino
La pregunta no es baladí en España, el primer productor europeo de bolsas de un solo uso y el tercer consumidor. En España, por el momento, se siguen consumiendo 238 bolsas plásticas por habitante al año, con el coste ecológico que esto supone. Cada bolsa emite unos cuatro gramos de CO2 en su fabricación, y el total de ellas produce el 0,1% de la emisión nacional. Además, este tipo de envase tarda alrededor de cien años en descomponerse, y tan sólo el 10% de ellas acaba en los contenedores amarillos para su reciclaje, aunque, según Cicloplast, asociación para el reciclado del plástico, un 65% de ellas suele ser reutilizado como bolsas de basura. Pero después la mayoría de ellas acaba su ciclo en vertederos. Y en el peor de los casos, en las costas. El 20% de la basura recogida de las playas son bolsas. Allí se convierten en trampa y pasto para la fauna marina, las aves y las tortugas.
Las bolsas son un producto extremadamente nocivo, y al mismo tiempo, prescindible y fácilmente reemplazable. Pero el nuevo plan, aunque bienintencionado, se queda en plan, y no en una norma de estricto cumplimiento. El plan de residuos apunta a prácticas que pueden facilitar la erradicación de las bolsas, pero no obliga a seguirlas.
Que el plan del Gobierno peca de relajación ha quedado de manifiesto con la reciente controversia vivida en la Generalitat de Cataluña. Allí el Ejecutivo está negociando este mes un acuerdo con el comercio para reducir el uso de bolsas de plástico. De momento ha aceptado la propuesta de los vendedores de limitar su consumo hasta el 50% hasta el 2012, con medidas que evitan la imposición de una tasa. Pero ha advertido de que, si en dos años no se ha logrado moderar el consumo en un 30%, se optará por el cobro. La decisión contradice los plazos fijados por el plan de residuos, que debería ser el marco de referencia para todas las comunidades. Además, no ha dejado indiferente a las asociaciones ecologistas catalanas, que no han tardado en desmarcarse de una medida que consideran insuficiente y templada.
La Administración evita a toda costa el enfrentamiento con las grandes cadenas de supermercados y con el consumidor, que no concibe tener que abonar por algo que ha sido gratis durante mucho tiempo. Pero lo cierto es que en Europa hacer pagar por las bolsas se ha demostrado la manera más efectiva para reducir su uso. Irlanda impuso, desde 2002, una tasa de 0,20 euros sobre las bolsas, lo que ha reducido su consumo en un 70%. Desde entonces, la iniciativa se ha extendido a varias ciudades de Reino Unido. En Alemania y Bélgica los clientes también pagan por las bolsas. En Estados Unidos, la ciudad de San Francisco fue pionera en el cobro de las bolsas, medida que están estudiando Boston y Oakland. En otros países, como en China, son más drásticos en los métodos. Allí el Gobierno ha prohibido a los comercios distribuir bolsas desde hace un año.
Para Leticia Balsega, responsable de la campaña de residuos de Ecologistas en Acción, "que las bolsas de plástico se distribuyan gratuitamente es un grave error, porque en realidad son un producto muy costoso para el medio ambiente". Sostiene que el Gobierno podría prohibirlas sin trauma alguno para el consumidor.
Libres de imposiciones de este tipo, en España las grandes cadenas de supermercados han comenzado a adaptarse a la nueva perspectiva que prefigura el Plan Nacional Integrado de Residuos, cada una a su modo. La empresa Carrefour acaba de poner en marcha un plan de extinción de las bolsas que tendrá lugar hacia finales de año. Para entonces, en los mostradores reinará todo un abanico de envases más sostenibles: reutilizables, como bolsas de tela, de rafia o carritos; o biodegradables y reutilizables, como bolsas de fécula de patata. De esta manera, la compañía va a dejar de emitir 6.000 toneladas de plástico al año. En los supermercados Eroski desde junio están disponibles bolsas de rafia que aguantan 50 usos, tras los cuales el supermercado se compromete a proporcionar una nueva bolsa gratis. El Corte Inglés ha empezado a comercializar bolsas reutilizables y le recuerda al cliente que modere el uso de las habituales.
¿Eliminación drástica?
Los fabricantes del plástico son contrarios a la eliminación drástica de la bolsa, lo que supondría un varapalo para un sector al que se dedican 700 empresas en nuestro país y 11.000 trabajadores. Pero ellos intentan adaptarse a las nuevas circunstancias y proponen alternativas.
La empresa Sphere fue pionera, en 2007, en la fabricación de bolsas alternativas al plástico a base de fécula de patata. Como ella, muchas otras empresas ya fabrican sustitutos verdes. La Confederación de Empresarios de Plásticos (Anaip) apuesta, sobre todo, por la bolsa de polietileno, que puede ser reutilizada unas 15 veces, y para la que ya están certificando la norma Aenor (Asociación Española de Normalización y Certificación). El polietileno es un derivado del plástico reciclable y reutilizable, cuya gran virtud, según Enrique Gallego, director general de Anaip, es que mantiene las ventajas del plástico por su ligereza y resistencia.
Previsiblemente, a partir de 2010, si el Plan Nacional de Integrado de Residuos no se doblega a otros intereses, estas bolsas alternativas se irán imponiendo. Serán algo más caras, pero su coste ecológico será mucho menor. Esto se debe a que, al ser reutilizables, su uso puede hacer que cada consumidor ahorre a lo largo de su vida unas 18.000 bolsas de un solo uso, y cada español dejará de consumir el 93% de las bolsas que empleaba al año.
Alternativas
- Bolsas de bioplásticos
- De la fécula de una patata se obtienen hasta 10 bolsas.
- 100% biodegradables (se descomponen en 180 días).
- Reciclables: se desechan con los residuos orgánicos.
- No emiten CO2.
- Reutilizables: unos 15 usos.
- Compostables: recogidas junto con los desechos verdes, se convierten en compost, que sirve de abono.
- Bolsas de polietileno
- Reciclables: desecho en la bolsa amarilla.
- Bolsas de rafia
- Fabricadas con polipropileno.
- No son reciclables.
- Reutilizables: de 50 a 150 usos.