La escasez de jugadores interesantes en España obliga a mirar en otros mercados, lo que implica un exhaustivo análisis antes de su incorporación
El Málaga lo tiene crudo. Esa es la realidad en los primeros días de julio. Nadie en el club se pronuncia en público con semejante contundencia, aunque todos lo tienen ya asumido. Las dificultades para encontrar fichajes son mayores incluso que hace un año. Futbolistas muy caros, jugadores libres de escaso nivel, una dura competencia... De ahí el mensaje de tranquilidad y paciencia que transmiten el presidente, Fernando Sanz, y el entrenador, Juan Ramón Muñiz. No se puede errar en el tiro. Acertar en la elección es decisivo.
El mercado está igual que hace veinte días: completamente parado. Ahora quizá se produzcan más movimientos. Pero no muchos más. El Villarreal ha mostrado el camino. Los ingresos por los traspasos de Matías Fernández, Nihat y el ecuatoriano Valencia lo han llevado a firmar al joven defensa Marcano -encumbrado gracias a la apuesta de Muñiz-, y el Racing a su vez se ha hecho con Arana, extremo derecho del Castellón. Sin embargo, la desoladora realidad del fútbol español facilita que jugadores de medio pelo con la carta de libertad en el bolsillo sean protagonistas de una puja. El 80 por ciento de los clubes no está para pagar un traspaso. Todo gira en torno a las cesiones -sobre todo, a coste cero- y a convencer a los futbolistas y/o a sus agentes.
Y así, en pleno desierto, el Málaga trata de sacar la cabeza como puede. Juega con el aval de que es un buen pagador y de que cumple religiosamente lo firmado, algo de lo que no puede presumir a día de hoy probablemente ningún club español, ni siquiera los 'grandes'. Ese es el principal argumento en la negociación con los representantes. «Aquí no damos pagarés, lo que se firma se cobra. Trabajamos para que los jugadores estén al día sin problemas», se les explica. El club utiliza la baza de que en estos tiempos de recesión paga menos, pero paga. Nada que ver con la mayoría.
El principal obstáculo para el Málaga se centra en que el mercado es muy reducido. Tanto Sanz como Muñiz y los miembros de la dirección deportiva prefieren jugadores españoles, que conozcan la Liga y no requieran de un periodo de adaptación, pero, como ya explicó SUR, en la lista de opciones interesan muy pocos, y esos pocos se encuentran en la agenda de los conjuntos menos pudientes: Valladolid, Racing, Osasuna, Espanyol, Tenerife, Sporting...
Consecuencia
La consecuencia de todo lo expuesto es la obligación de explotar otros mercados. La labor de grabación y seguimiento de diferentes campeonatos -iniciada en la etapa de Muñiz y que tuvo continuidad la pasada temporada bajo la coordinación de Sandro y Ricardo Rodríguez- pasa ahora a tener sentido, porque el Málaga no tiene más remedio que buscar en Portugal, Bélgica, Holanda, Alemania y otros países del Este. Lógicamente, no tanto en los equipos punteros -cuyos mejores hombres están cotizados y sólo pueden interesar a los mejores de Europa- como en otros más modestos. Ahí está el ejemplo del fichaje del lateral izquierdo danés Mtiliga, procedente del NAC Breda holandés.
Así, la relación de posibles candidatos para algunos puestos está muy condicionada por el aspecto económico y, al menos en lo que respecta a España, se trata de jugadores totalmente inaccesibles de acuerdo con los emolumentos que se ofrecen desde Martiricos.
Hace dos semanas aparecieron los nombres de Taarabt, Itandje y Mtiliga. Casi impronunciables. En la ciudad no faltaron durante esos días las bromas sobre esas poco habituales mezclas de consonantes. Incluso Pachi se hizo eco de ello en su tira diaria en este periódico. Pero esa es la realidad: el Málaga lo tiene crudo en el mercado español. Por esa razón, habrá que acostumbrarse durante estos dos meses a la aparición de futbolistas desconocidos y hasta difíciles de mencionar. Sin embargo, es la única salida hasta que avance el verano y se abran las puertas a posibles cesiones. E incluso así la competencia será muy dura. Tal vez no agrade, pero es el panorama a día de hoy.
www.diariosur.com
El Málaga lo tiene crudo. Esa es la realidad en los primeros días de julio. Nadie en el club se pronuncia en público con semejante contundencia, aunque todos lo tienen ya asumido. Las dificultades para encontrar fichajes son mayores incluso que hace un año. Futbolistas muy caros, jugadores libres de escaso nivel, una dura competencia... De ahí el mensaje de tranquilidad y paciencia que transmiten el presidente, Fernando Sanz, y el entrenador, Juan Ramón Muñiz. No se puede errar en el tiro. Acertar en la elección es decisivo.
El mercado está igual que hace veinte días: completamente parado. Ahora quizá se produzcan más movimientos. Pero no muchos más. El Villarreal ha mostrado el camino. Los ingresos por los traspasos de Matías Fernández, Nihat y el ecuatoriano Valencia lo han llevado a firmar al joven defensa Marcano -encumbrado gracias a la apuesta de Muñiz-, y el Racing a su vez se ha hecho con Arana, extremo derecho del Castellón. Sin embargo, la desoladora realidad del fútbol español facilita que jugadores de medio pelo con la carta de libertad en el bolsillo sean protagonistas de una puja. El 80 por ciento de los clubes no está para pagar un traspaso. Todo gira en torno a las cesiones -sobre todo, a coste cero- y a convencer a los futbolistas y/o a sus agentes.
Y así, en pleno desierto, el Málaga trata de sacar la cabeza como puede. Juega con el aval de que es un buen pagador y de que cumple religiosamente lo firmado, algo de lo que no puede presumir a día de hoy probablemente ningún club español, ni siquiera los 'grandes'. Ese es el principal argumento en la negociación con los representantes. «Aquí no damos pagarés, lo que se firma se cobra. Trabajamos para que los jugadores estén al día sin problemas», se les explica. El club utiliza la baza de que en estos tiempos de recesión paga menos, pero paga. Nada que ver con la mayoría.
El principal obstáculo para el Málaga se centra en que el mercado es muy reducido. Tanto Sanz como Muñiz y los miembros de la dirección deportiva prefieren jugadores españoles, que conozcan la Liga y no requieran de un periodo de adaptación, pero, como ya explicó SUR, en la lista de opciones interesan muy pocos, y esos pocos se encuentran en la agenda de los conjuntos menos pudientes: Valladolid, Racing, Osasuna, Espanyol, Tenerife, Sporting...
Consecuencia
La consecuencia de todo lo expuesto es la obligación de explotar otros mercados. La labor de grabación y seguimiento de diferentes campeonatos -iniciada en la etapa de Muñiz y que tuvo continuidad la pasada temporada bajo la coordinación de Sandro y Ricardo Rodríguez- pasa ahora a tener sentido, porque el Málaga no tiene más remedio que buscar en Portugal, Bélgica, Holanda, Alemania y otros países del Este. Lógicamente, no tanto en los equipos punteros -cuyos mejores hombres están cotizados y sólo pueden interesar a los mejores de Europa- como en otros más modestos. Ahí está el ejemplo del fichaje del lateral izquierdo danés Mtiliga, procedente del NAC Breda holandés.
Así, la relación de posibles candidatos para algunos puestos está muy condicionada por el aspecto económico y, al menos en lo que respecta a España, se trata de jugadores totalmente inaccesibles de acuerdo con los emolumentos que se ofrecen desde Martiricos.
Hace dos semanas aparecieron los nombres de Taarabt, Itandje y Mtiliga. Casi impronunciables. En la ciudad no faltaron durante esos días las bromas sobre esas poco habituales mezclas de consonantes. Incluso Pachi se hizo eco de ello en su tira diaria en este periódico. Pero esa es la realidad: el Málaga lo tiene crudo en el mercado español. Por esa razón, habrá que acostumbrarse durante estos dos meses a la aparición de futbolistas desconocidos y hasta difíciles de mencionar. Sin embargo, es la única salida hasta que avance el verano y se abran las puertas a posibles cesiones. E incluso así la competencia será muy dura. Tal vez no agrade, pero es el panorama a día de hoy.
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