En una acción que puede ser calificada de >golpe de Estado cívico-militar, un grupo de soldados detuvo, a primera hora del domingo, al jefe del Estado en el Palacio Presidencial y lo deportó a Costa Rica, donde el mandatario fue acogido por su homólogo, Óscar Arias.
En sus primeras declaraciones a la cadena Telesur, Zelaya había culpado de la asonada a "una élite muy voraz" que habría urdido un complot para apearlo del poder y poner en su lugar a un "gobierno usurpador".
Manuel Zelaya, el pasado viernes. | Afp
Pocas horas después, la Corte Suprema de Honduras asumió la responsabilidad de lo ocurrido al anunciar que había ordenado al Ejército la expulsión del presidente Manuel Zelaya por su insistencia en realizar una consulta popular, declarada ilegal,como parte de su intento por ser reelegido.
"Ante un solicitud del Ministerio Público (Fiscalía), (la Corte Suprema) libró la orden a las Fuerzas Armadas como defensores del imperio de la Constitución", dijo un comunicado del máximo tribunal difundido por la radio local.
La destitución de Zelaya estuvo rodeada de propaganda, como demuestra el anuncio realizado por el secretario del Congreso hondureño, según el cual el presidente, supuestamente, habría renunciado a su cargo mediante una carta. El presidente desmintió inmediatamente su renuncia en declaraciones a la CNN.
Zelaya salió esposado del palacio presidencial a primera hora de este domingo, custodiado por soldados, a escasas horas de que comenzara una votación para reformar la Constitución. Declarada ilegal por el Parlamento y la Corte Suprema de Justicia, la consulta planteaba un referéndum junto a las elecciones generales de noviembre sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna.
El hijo del mandatario, Héctor Zelaya, relató que doscientos militares entraron por la fuerza en la residencia oficial y se llevaron a su padre en vehículos blancos.
El presidente depuesto fue trasladado después a Costa Rica (su mujer, Xiomara Castro de Zelaya, se escondió "en una montaña" del oriente del país), donde compareció para denunciar su "brutal secuestro" y proclamar que seguía siendo el presidente legítimo de Honduras.
El jefe del Estado Mayor y líder golpista Romeo Vásquez, cuya destitución (luego revertida) desencadenó la demostración de fuerza del Ejército, aseguró que el cambio de tornas era un ejemplo de "normalidad" institucional: "No estamos haciendo el uso de las armas, estamos haciendo el uso de la razón", apuntó en declaraciones a la cadena CNN en español.
Zelaya anunció desde San José que no estaba dispuesto a rendirse. "Quiero retornar a mi país (...) soy el legitimo presidente de Honduras", dijo el mandatario en una rueda de prensa ofrecida en el aeropuerto Juan Santamaría de San José, junto a su colega costarricense, Oscar Arias.
Zelaya, que apareció en la rueda de prensa en camiseta y dijo que no había tenido oportunidad ni de ponerse calcetines y ropa interior, aseguró que espera contar con el apoyo de todos los países americanos "para constituir y restituir el derecho" en Honduras.
Aseguró que fue tratado "con brutalidad y violencia" por el grupo de militares que lo detuvo y obligó a salir del país, pero aseguró que no cree que todas las Fuerzas Armadas sean responsables de esta acción. Se trata, dijo, de un "grupo ambicioso y de elite" de militares, que no identificó.
En la rueda de prensa, Arias condenó el "golpe de Estado" contra Zelaya, dijo que supone un "retroceso para la democracia" en toda Latinoamérica y demuestra la fragilidad de las instituciones.
Zelaya ha pedido a los soldados que no permitan "este monstruo" en Honduras, y ha llamado al pueblo a protestar pacíficamente.
La Organización de Estados Americanos condenó el golpe de Estado en una reunión de urgencia, y desde las primeras horas se sucedían las reacciones de condena al asalto.
En sus primeras declaraciones a la cadena Telesur, Zelaya había culpado de la asonada a "una élite muy voraz" que habría urdido un complot para apearlo del poder y poner en su lugar a un "gobierno usurpador".
Manuel Zelaya, el pasado viernes. | Afp
Pocas horas después, la Corte Suprema de Honduras asumió la responsabilidad de lo ocurrido al anunciar que había ordenado al Ejército la expulsión del presidente Manuel Zelaya por su insistencia en realizar una consulta popular, declarada ilegal,como parte de su intento por ser reelegido.
"Ante un solicitud del Ministerio Público (Fiscalía), (la Corte Suprema) libró la orden a las Fuerzas Armadas como defensores del imperio de la Constitución", dijo un comunicado del máximo tribunal difundido por la radio local.
La destitución de Zelaya estuvo rodeada de propaganda, como demuestra el anuncio realizado por el secretario del Congreso hondureño, según el cual el presidente, supuestamente, habría renunciado a su cargo mediante una carta. El presidente desmintió inmediatamente su renuncia en declaraciones a la CNN.
Zelaya salió esposado del palacio presidencial a primera hora de este domingo, custodiado por soldados, a escasas horas de que comenzara una votación para reformar la Constitución. Declarada ilegal por el Parlamento y la Corte Suprema de Justicia, la consulta planteaba un referéndum junto a las elecciones generales de noviembre sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna.
El hijo del mandatario, Héctor Zelaya, relató que doscientos militares entraron por la fuerza en la residencia oficial y se llevaron a su padre en vehículos blancos.
El presidente depuesto fue trasladado después a Costa Rica (su mujer, Xiomara Castro de Zelaya, se escondió "en una montaña" del oriente del país), donde compareció para denunciar su "brutal secuestro" y proclamar que seguía siendo el presidente legítimo de Honduras.
El jefe del Estado Mayor y líder golpista Romeo Vásquez, cuya destitución (luego revertida) desencadenó la demostración de fuerza del Ejército, aseguró que el cambio de tornas era un ejemplo de "normalidad" institucional: "No estamos haciendo el uso de las armas, estamos haciendo el uso de la razón", apuntó en declaraciones a la cadena CNN en español.
Zelaya anunció desde San José que no estaba dispuesto a rendirse. "Quiero retornar a mi país (...) soy el legitimo presidente de Honduras", dijo el mandatario en una rueda de prensa ofrecida en el aeropuerto Juan Santamaría de San José, junto a su colega costarricense, Oscar Arias.
Zelaya, que apareció en la rueda de prensa en camiseta y dijo que no había tenido oportunidad ni de ponerse calcetines y ropa interior, aseguró que espera contar con el apoyo de todos los países americanos "para constituir y restituir el derecho" en Honduras.
Aseguró que fue tratado "con brutalidad y violencia" por el grupo de militares que lo detuvo y obligó a salir del país, pero aseguró que no cree que todas las Fuerzas Armadas sean responsables de esta acción. Se trata, dijo, de un "grupo ambicioso y de elite" de militares, que no identificó.
En la rueda de prensa, Arias condenó el "golpe de Estado" contra Zelaya, dijo que supone un "retroceso para la democracia" en toda Latinoamérica y demuestra la fragilidad de las instituciones.
Zelaya ha pedido a los soldados que no permitan "este monstruo" en Honduras, y ha llamado al pueblo a protestar pacíficamente.
La Organización de Estados Americanos condenó el golpe de Estado en una reunión de urgencia, y desde las primeras horas se sucedían las reacciones de condena al asalto.