El agua volverá sin restricciones a llenar las piscinas, a regar los cultivos y los jardines e incluso a manar de las duchas y lavapiés de todas las playas. A priori parece lo normal, pero lo cierto es que no ha sido así los últimos veranos, época en la que la llegada de visitantes triplica el consumo. Los embalses se encuentran al 58% de su capacidad, según los últimos datos facilitados por la Consejería de Medio Ambiente, una cifra que no se alcanzaba desde agosto de 2004. A lo largo del último lustro el nivel de los embalses ha descendido paulatinamente, sólo con leves repuntes, hasta que tocó fondo a finales del pasado ejercicio y obligó a incluir a la Axarquía en el Decreto de Sequía.
A partir de octubre, los temporales han vuelto a dejar precipitaciones importantes, al nivel de las anteriores al reciente ciclo seco, lo que ha propiciado escaladas continuas e ininterrumpidas en las presas desde hace seis meses, y con ellas el fin de la situación de alerta en la capital. A fecha actual, la zona más húmeda de la provincia es la Costa del Sol, con 576 litros acumulados en La Concepción, seguido de La Viñuela (416 litros). En el Guadalhorce se han situado en torno a los 320 litros, al igual que la capital.
Siguen al alza
En la última semana el aumento de las reservas fue mínimo, de apenas 0,76 hectómetros, pero la cifra es especialmente positiva si se tiene en cuenta el aumento del consumo por la afluencia de visitantes durante la reciente Semana Santa. Los últimos chubascos también posibilitarán nuevos repuntes de las reservas.
Aunque el porcentaje de recursos es el mismo, en este momento el volumen almacenado es mayor al registrado cinco años antes: 349 hectómetros frente a los 355 actuales. Ello se debe a la incorporación de la presa de Casasola, cuyos recursos ya están disponibles. Sin embargo, la mayor diferencia entre la situación de entonces y la de ahora radica en La Viñuela: Los 158 hectómetros que hace cinco años tenía el embalse axárquico eran suficientes para cubrir las demandas de la comarca y suplir las carencias de la capital, como de hecho ocurrió.
La cifra es especialmente llamativa si se compara con la situación del año anterior. Las reservas se han duplicado, con casi 182 hectómetros más que durante la misma semana de 2008, cuando los pantanos tenían 173 hectómetros (28,2%).
Por zonas, las más favorecidas son la capital y su área metropolitana. El embalse de Guadalhorce contiene 73,47 hectómetros y se encuentra al 58,3% de su capacidad. El de Guadalteba, con 66,97 hectómetros, está al 42,9%; y el Conde de Guadalhorce, con 65 hectómetros, roza por primera vez el lleno (está al 92,8%). Completan los aportes las pequeñas presas de El Limonero, con 14,38 hectómetros (57,5%) y Casasola, con 10,74 hectómetros, casi al nivel máximo que permite su plan de emergencia.
La Concepción
Especialmente significativo es el caso de La Concepción, que se mantiene al 100% de su capacidad, 56 hectómetros, desde principios de año, e incluso ha estado en varios momentos por encima del nivel máximo. La mala noticia es que esta cifra podría haber sido muy superior. La reducida capacidad de la presa ha obligado a restringir la entrada de agua desde el triple trasvase de los ríos Guadalmina, Guadaiza y Guadalmansa hasta el Verde, e incluso ha sido necesario desembalsar agua en al menos tres ocasiones durante el invierno.
La peor situación, aunque no es grave, se vive en la Axarquía. La Viñuela contiene 68,61 hectómetros, al 40,4% de su capacidad, cantidad suficiente para garantizar el abastecimiento de la zona hasta el próximo invierno.
El arranque de la temporada seca, que se prolongará desde ahora hasta el próximo mes de octubre, coincide con la época de mayor consumo del año. La temporada alta de turismo trae consigo un fuerte aumento de la población en la Costa del sol, a la que se suman los usos lúdicos del agua, como el llenado de piscinas, el riego de cultivos y jardines, que por primera vez este año vuelve a estar permitido y el baldeo para la limpieza de calles.
La situación se agrava por la bajada del nivel en los acuíferos y la paralización de las captaciones superficiales de los ríos, con lo que los embalses y la desaladora de Marbella se quedan como únicas fuentes de abastecimiento hasta la vuelta de las lluvias. Así las cosas, si la media de consumo de la provincia en invierno es de unos diez hectómetros al mes -de los que el 40% corresponde a la capital y el 60% a la Costa del Sol- en plena época estival se eleva hasta seis hectómetros semanales. Esto es, tres veces más de lo normal.
Picos de consumo
La cota máxima se produce generalmente en agosto, durante la Feria de Málaga. Sin embargo, el pico más alto de los últimos años se registró en junio de 2005, cuando las presas perdieron siete hectómetros en una semana, un volumen que sería suficiente para suplir durante más de un mes a la ciudad de Málaga en un invierno normal.
Así las cosas, es posible incluso establecer un calendario. Desde octubre, cuando arranca el año hidrológico, hasta marzo el gasto provincial ronda los dos hectómetros a la semana. Entre abril y mayo se eleva hasta los 3,5, y a partir de ese momento y hasta septiembre se multiplica hasta los cinco o seis hectómetros. Los regadíos agrícolas y de jardines son la causa fundamental, seguida del propio aumento de la población.
El abastecimiento en los meses de verano y del próximo invierno están garantizados. A partir de ese momento, será el momento de volver a mirar al cielo.
A partir de octubre, los temporales han vuelto a dejar precipitaciones importantes, al nivel de las anteriores al reciente ciclo seco, lo que ha propiciado escaladas continuas e ininterrumpidas en las presas desde hace seis meses, y con ellas el fin de la situación de alerta en la capital. A fecha actual, la zona más húmeda de la provincia es la Costa del Sol, con 576 litros acumulados en La Concepción, seguido de La Viñuela (416 litros). En el Guadalhorce se han situado en torno a los 320 litros, al igual que la capital.
Siguen al alza
En la última semana el aumento de las reservas fue mínimo, de apenas 0,76 hectómetros, pero la cifra es especialmente positiva si se tiene en cuenta el aumento del consumo por la afluencia de visitantes durante la reciente Semana Santa. Los últimos chubascos también posibilitarán nuevos repuntes de las reservas.
Aunque el porcentaje de recursos es el mismo, en este momento el volumen almacenado es mayor al registrado cinco años antes: 349 hectómetros frente a los 355 actuales. Ello se debe a la incorporación de la presa de Casasola, cuyos recursos ya están disponibles. Sin embargo, la mayor diferencia entre la situación de entonces y la de ahora radica en La Viñuela: Los 158 hectómetros que hace cinco años tenía el embalse axárquico eran suficientes para cubrir las demandas de la comarca y suplir las carencias de la capital, como de hecho ocurrió.
La cifra es especialmente llamativa si se compara con la situación del año anterior. Las reservas se han duplicado, con casi 182 hectómetros más que durante la misma semana de 2008, cuando los pantanos tenían 173 hectómetros (28,2%).
Por zonas, las más favorecidas son la capital y su área metropolitana. El embalse de Guadalhorce contiene 73,47 hectómetros y se encuentra al 58,3% de su capacidad. El de Guadalteba, con 66,97 hectómetros, está al 42,9%; y el Conde de Guadalhorce, con 65 hectómetros, roza por primera vez el lleno (está al 92,8%). Completan los aportes las pequeñas presas de El Limonero, con 14,38 hectómetros (57,5%) y Casasola, con 10,74 hectómetros, casi al nivel máximo que permite su plan de emergencia.
La Concepción
Especialmente significativo es el caso de La Concepción, que se mantiene al 100% de su capacidad, 56 hectómetros, desde principios de año, e incluso ha estado en varios momentos por encima del nivel máximo. La mala noticia es que esta cifra podría haber sido muy superior. La reducida capacidad de la presa ha obligado a restringir la entrada de agua desde el triple trasvase de los ríos Guadalmina, Guadaiza y Guadalmansa hasta el Verde, e incluso ha sido necesario desembalsar agua en al menos tres ocasiones durante el invierno.
La peor situación, aunque no es grave, se vive en la Axarquía. La Viñuela contiene 68,61 hectómetros, al 40,4% de su capacidad, cantidad suficiente para garantizar el abastecimiento de la zona hasta el próximo invierno.
El arranque de la temporada seca, que se prolongará desde ahora hasta el próximo mes de octubre, coincide con la época de mayor consumo del año. La temporada alta de turismo trae consigo un fuerte aumento de la población en la Costa del sol, a la que se suman los usos lúdicos del agua, como el llenado de piscinas, el riego de cultivos y jardines, que por primera vez este año vuelve a estar permitido y el baldeo para la limpieza de calles.
La situación se agrava por la bajada del nivel en los acuíferos y la paralización de las captaciones superficiales de los ríos, con lo que los embalses y la desaladora de Marbella se quedan como únicas fuentes de abastecimiento hasta la vuelta de las lluvias. Así las cosas, si la media de consumo de la provincia en invierno es de unos diez hectómetros al mes -de los que el 40% corresponde a la capital y el 60% a la Costa del Sol- en plena época estival se eleva hasta seis hectómetros semanales. Esto es, tres veces más de lo normal.
Picos de consumo
La cota máxima se produce generalmente en agosto, durante la Feria de Málaga. Sin embargo, el pico más alto de los últimos años se registró en junio de 2005, cuando las presas perdieron siete hectómetros en una semana, un volumen que sería suficiente para suplir durante más de un mes a la ciudad de Málaga en un invierno normal.
Así las cosas, es posible incluso establecer un calendario. Desde octubre, cuando arranca el año hidrológico, hasta marzo el gasto provincial ronda los dos hectómetros a la semana. Entre abril y mayo se eleva hasta los 3,5, y a partir de ese momento y hasta septiembre se multiplica hasta los cinco o seis hectómetros. Los regadíos agrícolas y de jardines son la causa fundamental, seguida del propio aumento de la población.
El abastecimiento en los meses de verano y del próximo invierno están garantizados. A partir de ese momento, será el momento de volver a mirar al cielo.