El aviso del Málaga anoche ya no deja ninguna duda: así no puede seguir. O se pone remedio, o el futuro que nos espera está cargado de pena y derrotas, con la amenaza de la Segunda División como horizonte amenazante. Parece increíble, pero el mismo equipo que hace tan solo unos meses asombraba a Europa, ahora, por una serie de circunstancias que aún están por aclarar y explicar, se ha desmoronado y ahora cosecha derrota tras derrota con un juego mediocre y deslavazado, sembrando la desilusión entre una afición que ve con enorme pena y resignación que el equipo de sus amores vuelve donde solía.
El Málaga no tiene calidad. Sus jugadores lo saben. Su entrenador lo sabe. Sus dirigentes lo saben. Hoy por hoy es una de las plantillas con menores recursos de la categoría, y cada jornada se nota más. El peor Ahtletic que se recuerda por estos lares en muchos años se llevó los tres puntos, pero seamos sinceros: cualquier otro equipo hubiera ganado.
Conste que los primeros 45 minutos de los malaguistas fueron ilusionantes. La alineación inicial de los blanquiazules, forzada por las lesiones y por los pésimos fichajes realizados este verano, dejaba pocos resquicios al optimismo, pero la voluntad y el milagro del fútbol nos hicieron soñar. Y es que llegar al descanso con 1-0 tras el gol de Juanmi era casi un milagro, pero también una realidad. El Málaga era superior a un triste Athletic de Bilbao. A Valverde no le quedó más remedio que rectificar, y ahí encontró un gran aliado: Schuster no reaccionó a los cambios del rival; encima, el rival se encontró con la expulsión de Portillo, en una absurda jugada sin ningún peligro en la que el paleño le hizo un flaquísimo favor a su equipo. Mala cosa, porque la acción de Portillo denota que el equipo está desquiciado. El entrenador local no hizo cambio alguno, el equipo se replegó ‘entregando la cuchara’ y por muy malos que fueran, a los vascos no les quedó más remedio que ganar. Fue una pena, pero una tremenda realidad. Tras el 1-2, el Ahtletic se limitó a verlas venir, pero... en el área malaguista. Con uno menos, hundido y tocado, la nave blanquiazul se hundió en una noche triste, muy triste.
Schuster no estuvo acertado en los cambios, pero ¿quién hizo los fichajes este verano? Si él fue el responsable, entonces ya no tiene ningún perdón. Con un presupuesto como el que se maneja no se han podido hacer incorporaciones más mediocres (afirmación que se basa en los resultados de los mismos hasta la fecha), y así nos va. Apenas si tenemos algo que ofrecer, no sobra nada y falta calidad a raudales.
Algo hay que hacer. No uno o dos fichajes, sino hasta tres y cuatro, porque el equipo los necesita. Eso y alguna aparición pública de sus propietarios para decir lo que quieran, que la gente está a favor, pero al menos que sepamos qué ha pasado, por qué el cambio, qué ha influido en todo lo que ha ocurrido... Por qué, en suma, este Málaga vuelve por donde solía, por los infiernos de una categoría que hoy por hoy nos viene grande.