Sus errores en las dos primeras jornadas revelan una faceta inusual en el argentino, que este año tiene el reto mental de afrontar un exigente listón No hay debate: la grada confía en él
Wilfredo Daniel Caballero Lazcano. Sigue siendo el incomprensiblemente olvidado por Alejandro Sabella. El héroe de las paradas sobrias en Liga de Campeones, el tipo que deja muchísimos más puntos de los que cuestan sus desaciertos en su ingrata profesión de guardameta. Sucede que el aficionado del Málaga no está acostumbrado a verle errar, menos aún en dos partidos seguidos. Su humanidad ha tenido penalización en el marcador, no en la confianza ni en el cariño de La Rosaleda. Aunque la pregunta está ahí: ¿qué le pasa a Willy? Al meta blanquiazul le toca subirse a un nuevo escenario en Martiricos.
Precisamente la sorpresa por sus fallos en los goles de Ricardo Costa y Adriano es consecuencia del tremendo listón que ha puesto Caballero en sus dos años y medio como malaguista, especialmente el último. Hubo dos intentos previos por traerle, pero lo cierto es que Willy llegó sin mucho nombre entre los aficionados más allá de los asiduos al fútbol de Segunda que conocían sus buenas artes. Sin palomitas ni efectos especiales, a base de paradas sobrias y, lo más importante para un guardameta, válidas para dar puntos a su equipo, fue haciéndose acreedor al puesto de titular y metiéndose en el corazón de los aficionados. Actualmente ocurre al revés: ha alcanzado tal nivel entre los tres palos que nadie concibe que pueda fallar en algún partido. Si la portería ya es de por sí un puesto complicado, sostener el propio listón endurece la empresa más aún. De ahí el frotar de ojos en las dos primeras jornadas.
El propio arquero ya ha empezado a percibirlo. En la segunda parte contra el Barcelona se notó la mala digestión de la acción en el gol de Adriano y lo ocurrido en Mestalla, puesto que en un córner botado por Xavi salió pero se dio media vuelta por las dudas. No es habitual en Caballero transmitir esa inseguridad, también palpable en un par de remates de Piqué y Daniel Alves en los que necesitó dos tiempos para blocarlos.
No es el único factor que ha cambiado en el entorno del portero y que podría explicar el mal inicio del bueno de Caballero. La constelación blanquiazul ha desaparecido. Monreal, Isco, Joaquín, Toulalan, Demichelis... La exitosa columna vertebral del año pasado no está; ahora hay más focos en torno al argentino, una situación a la que se tiene que adaptar. No fueron pocos los partidos del año pasado en que entre genialidad y genialidad de los jugadores de campo Caballero dejaba para la fotografía una parada decisiva. Y no por pasar algo más desapercibidas eran menos importantes.
Ahora al fin puede estar tranquilo con respecto a su futuro aquí, si bien durante el verano tuvo que lidiar con la posibilidad de marcharse. Primero, por el temor a que el desmembramiento de la plantilla le afectara a él, luego con una llamada de Manuel Pellegrini, quien le informó en primera persona de su intención de llevárselo a Manchester para competirle el puesto a Joe Hart. El nuevo proyecto no tiene que ver con el anterior, otro elemento añadido en la coctelera.
Hay también detalles deportivos por analizar. Para empezar, su maestro. Xabi Mancisidor, quien también se fue al City, estaba considerado tanto por los porteros del Málaga como por muchos miembros del staff deportivo del club como uno de los mejores que ha pasado por Martiricos en esa faceta. Más allá de la cualificación con la que vino su sustituto, Ángel Mejías, se había creado un vínculo especial entre el argentino y el vasco. Hasta el calentamiento previo al encuentro fue distinto con respecto a la temporada pasada.
Otro más palpable es que Willy tiene que acostumbrarse a una nueva pareja de centrales. Angeleri y Chen en Mestalla, Sergio Sánchez y Angeleri ante el Barcelona; los automatismos con respecto a Demichelis y Weligton han cambiado. El entendimiento con ellos es otro de los cambios con respecto al curso anterior.
Aunque la afición tiene algo claro: se trata de una crisis con fecha de caducidad inminente. De hecho, no es la primera vez que lo demuestra. Caballero, que le da vueltas a la cabeza cuando tiene un mal día, ya pasó un momento muy duro cuando se le coló un tiro de Benzema bajo las piernas que costó la eliminación en los octavos de final de la Copa del Rey de hace dos años. Si ese error nunca se suele rescata es por todo lo bueno que hizo el cancerbero después.
http://www.malagahoy.es/article/malagacf/1590852/nuevo/escenario/para/caballero.html