Navegando me hallaba cuando he topado con un articulo que va totalmente en la linea de lo que pienso desde hace un tiempo sobre la actual situacion economica y social, ya no solo de España, sino en general, del mundo y mas concretamente del Primer Mundo y Occidente. Asi que queria exponerlo con la parroquia que por aqui nos reunimos. Se que es un poco largo, pero me ha parecido interesante el poder compartirlo. No me limito a un copia-pega, sino que modifico algunos pasajes para "personalizar" la exposicion y añado algun otro. La fuente original esta publicado en publico.es por Jaume Grau (http://blogs.publico.es/el-azar-y-la-necesidad/2013/03/04/nunca-saldremos-de-la-crisis/)
En el siglo III dc el Imperio Romano entró en crisis. Las disputas políticas, el desgobierno, la irrupción de los bárbaros y la corrupción hicieron aumentar los gastos de la administración imperial y la necesidad de recaudar más impuestos. Para mantener las legiones, o asegurar su lealtad, los emperadores necesitaban cada vez más dinero y la recaudación fue cada vez más compleja y difícil, con numerosas insurrecciones fiscales y aumento de la defraudacion, lo que inicio un circulo vicioso (menos ingresos, subida impuestos, menos actividad economica, menos ingresos, mas impuestos...). Añadido a esto surgió el problema de la carestía en metales nobles por el agotamiento fisico de algunas de las minas mas fructiferas (entre ellas la de Las Medulas, en Leon).
Para solucionar el entuerto diversos emperadores, empezando por Caracalla, devaluaron la moneda por el método directo de eliminar parte de su peso en oro. Las consecuencias de esa política fueron unos altos niveles de inflación, el atesoramiento de las monedas antiguas y, cómo consecuencia, la falta de confianza en las transacciones comerciales. En el plano político la crisis económica comportó la desmembración temporal del Imperio y muchas tensiones sociales. Las élites romanas de la época intentaron revertir la situación, dotándose de un gobierno fuerte y de medidas económicas correctoras, quisieron, en definitiva, volver al punto de partida, superar la crisis, recuperar la senda del crecimiento y la prosperidad. Sólo lo conseguirían en parte, porqué el mundo ya había cambiado, desde el punto de vista demográfico y social, y las tensiones que se manifestaron en el siglo III acabarían siglos más tarde destruyendo y reduciendo a cenizas y al olvido el Imperio, algo impensable para aquellas mentes que creian cabalgar, si o si, hacia el eterno e imparable progreso. Las murallas que se levantaron en las ciudades romanas en esa época, símbolo del miedo al exterior, propiciaron cada vez mas una economía autártica, la antesala de la economía feudal de la edad media. Los romanos, pues, nunca salieron de la crisis, porqué su mundo había cambiado y muchas de las variables que habían propiciado ese cambio estaban ya fuera de su control.
La pregunta del millón a la que intentan responder ahora mismo, en este momento, políticos y economistas es saber cuando saldremos de la presente crisis, y la pregunta, por desgracia no tiene respuesta. Conscientes de la dificultad de establecer un plazo para la recuperación, los economistas sobre todo y en menor medida, los políticos ponen el listón cada vez más lejos. Hoy mismo Hans-Werner Sinn, presidente del influyente think tank alemán IFO y partidario de endurecer las políticas de austeridad en Europa, postula en una entrevista en "El País", diez largos años para volver a la prosperidad. Podría haber dicho veinte, o cinco, o quince, o poned el numero que querais...y su pronóstico sería igual de erróneo.
El entorno global que propició que España alcanzará determinas cotas de bienestar es irrecuperable. Nunca más se van a dar esas circunstancias en terminos cronologicos razonables, es decir, en vida de las personas que actualmente viven. Ya pasaron. La crisis, por desgracia, no es sólo una estafa, como preconizan muchos indignados. La presente crisis es un enorme cambio global que afecta a un sinfín de variables, muchas de ellas relacionadas entre si: cambios en el tejido productivo, emergencia de países del tercer mundo, globalizacion, mecanizacion creciente, cambios demográficos, crisis energética, cambio climático, etc. Es cierto que el detonante de la presente crisis en nuestro país fue el comportamiento delictivo de muchas instituciones financieras, el inflado brutal de una burbuja especulativa sin base real y la prepotencia y dejadez de nuestros gobernantes, pero la crisis, el cambio, se hubiera manifestado tarde o temprano con mayor o menor crudeza. Como en el imperio Romano.
Los ciudadanos nos preguntamos constantemente cuando se acabará este malvivir, esta situación de angustia cotidiana, esta falta de expectativas. Imploramos el advenimiento de un salvador, un mesias que vuelva a llevarnos a la Tierra Prometida perdida. Pero la respuesta, implacablemente obvia para quien quiera verlo, es que no se acabará, no habra dicho retorno: la crisis sólo ha hecho que empezar. La pregunta que deberíamos en cambio formularnos es cómo sobreviviremos en un mundo más pobre, con cada vez menos recursos y más inseguro política y socialmente. Y como pasaremos de la opulencia a la escasez. Esta crisis económica, política y social no va a tener una salida convencional y dificilmente podra pilotarse para que no sea traumatica. Creo que un punto de partida basico y necesario es que los ciudadanos tienen derecho a saberlo. Hay que decir a las personas lo que esta pasando, no mantenerlos en un matrix de expectativas imposibles. Amigos: nunca saldremos de esta crisis, si por salir de la crisis se entiende volver al bienestar del pasado.
Incluso en el improbable caso de que los desesperados ajustes efectuados por los prestidigitadores financieros, hagan fluir ese recurso etereo e inasible que es el dinero (la creacion de dinero mas en concreto), el peak oil nos esta esperando, paciente e inexorablemente, marcando la imposibilidad de seguir en una senda de crecimiento exponencial que por definicion matematica es tan necesaria para el capitalismo como imposible de sostener en un planeta finito en recursos.
Después de la crisis imperial del siglo III, Roma sobrevivió aún dos siglos antes de descomponerse por completo y ser borrada en las arenas del tiempo. La civilización romana fue sustituida en buena parte por la barbarie, la fragmentación política, la autarquía y la incultura. Solo persistieron algunos focos, a duras penas, que con el tiempo tambien acabarian absorbidos. Nuestra civilización, en un mundo mucho más interconectado y global, deberia ser capaz, al menos, de preservar parte del conocimiento y enfocarlo hacia lo que realmente importa que es la economia productiva de bienes realmente necesarios y el fomento de unos valores mas sostenibles y orientados a la felicidad de las personas. Algo que no pasa, desde luego, por tener un apartamento en la Costa, el ultimo modelo de iPhone y un viaje al Caribe cada año.
Ah! Y por supuesto, no hay que ser ningun lince para darse cuenta de que habrá quién saque partido de esa nueva situación: los poderosos, los populistas y los fundamentalistas. Alimentados por el deseo y la añoranza de tiempos perdidos, sera la hora para los salvapatrias. Habra quien lea esto y lo vea muy tremendista y pesimista, pero es solo cuestion de hacer numeros. Solo eso. Frios datos, logica, nada mas. Una vez caiga Europa y Occidente, nada impide que se avecine una nueva edad oscura sobre la humanidad, no necesariamente mejor ni peor que la que durante siglos congeló el mundo en la Edad Media.
La unica cuestion que queda por determinar, quizas sea la mas importante desde un punto de vista pragmatico: ¿Cuando? ¿Cual sera el canario en la mina?
Saludos.
En el siglo III dc el Imperio Romano entró en crisis. Las disputas políticas, el desgobierno, la irrupción de los bárbaros y la corrupción hicieron aumentar los gastos de la administración imperial y la necesidad de recaudar más impuestos. Para mantener las legiones, o asegurar su lealtad, los emperadores necesitaban cada vez más dinero y la recaudación fue cada vez más compleja y difícil, con numerosas insurrecciones fiscales y aumento de la defraudacion, lo que inicio un circulo vicioso (menos ingresos, subida impuestos, menos actividad economica, menos ingresos, mas impuestos...). Añadido a esto surgió el problema de la carestía en metales nobles por el agotamiento fisico de algunas de las minas mas fructiferas (entre ellas la de Las Medulas, en Leon).
Para solucionar el entuerto diversos emperadores, empezando por Caracalla, devaluaron la moneda por el método directo de eliminar parte de su peso en oro. Las consecuencias de esa política fueron unos altos niveles de inflación, el atesoramiento de las monedas antiguas y, cómo consecuencia, la falta de confianza en las transacciones comerciales. En el plano político la crisis económica comportó la desmembración temporal del Imperio y muchas tensiones sociales. Las élites romanas de la época intentaron revertir la situación, dotándose de un gobierno fuerte y de medidas económicas correctoras, quisieron, en definitiva, volver al punto de partida, superar la crisis, recuperar la senda del crecimiento y la prosperidad. Sólo lo conseguirían en parte, porqué el mundo ya había cambiado, desde el punto de vista demográfico y social, y las tensiones que se manifestaron en el siglo III acabarían siglos más tarde destruyendo y reduciendo a cenizas y al olvido el Imperio, algo impensable para aquellas mentes que creian cabalgar, si o si, hacia el eterno e imparable progreso. Las murallas que se levantaron en las ciudades romanas en esa época, símbolo del miedo al exterior, propiciaron cada vez mas una economía autártica, la antesala de la economía feudal de la edad media. Los romanos, pues, nunca salieron de la crisis, porqué su mundo había cambiado y muchas de las variables que habían propiciado ese cambio estaban ya fuera de su control.
La pregunta del millón a la que intentan responder ahora mismo, en este momento, políticos y economistas es saber cuando saldremos de la presente crisis, y la pregunta, por desgracia no tiene respuesta. Conscientes de la dificultad de establecer un plazo para la recuperación, los economistas sobre todo y en menor medida, los políticos ponen el listón cada vez más lejos. Hoy mismo Hans-Werner Sinn, presidente del influyente think tank alemán IFO y partidario de endurecer las políticas de austeridad en Europa, postula en una entrevista en "El País", diez largos años para volver a la prosperidad. Podría haber dicho veinte, o cinco, o quince, o poned el numero que querais...y su pronóstico sería igual de erróneo.
El entorno global que propició que España alcanzará determinas cotas de bienestar es irrecuperable. Nunca más se van a dar esas circunstancias en terminos cronologicos razonables, es decir, en vida de las personas que actualmente viven. Ya pasaron. La crisis, por desgracia, no es sólo una estafa, como preconizan muchos indignados. La presente crisis es un enorme cambio global que afecta a un sinfín de variables, muchas de ellas relacionadas entre si: cambios en el tejido productivo, emergencia de países del tercer mundo, globalizacion, mecanizacion creciente, cambios demográficos, crisis energética, cambio climático, etc. Es cierto que el detonante de la presente crisis en nuestro país fue el comportamiento delictivo de muchas instituciones financieras, el inflado brutal de una burbuja especulativa sin base real y la prepotencia y dejadez de nuestros gobernantes, pero la crisis, el cambio, se hubiera manifestado tarde o temprano con mayor o menor crudeza. Como en el imperio Romano.
Los ciudadanos nos preguntamos constantemente cuando se acabará este malvivir, esta situación de angustia cotidiana, esta falta de expectativas. Imploramos el advenimiento de un salvador, un mesias que vuelva a llevarnos a la Tierra Prometida perdida. Pero la respuesta, implacablemente obvia para quien quiera verlo, es que no se acabará, no habra dicho retorno: la crisis sólo ha hecho que empezar. La pregunta que deberíamos en cambio formularnos es cómo sobreviviremos en un mundo más pobre, con cada vez menos recursos y más inseguro política y socialmente. Y como pasaremos de la opulencia a la escasez. Esta crisis económica, política y social no va a tener una salida convencional y dificilmente podra pilotarse para que no sea traumatica. Creo que un punto de partida basico y necesario es que los ciudadanos tienen derecho a saberlo. Hay que decir a las personas lo que esta pasando, no mantenerlos en un matrix de expectativas imposibles. Amigos: nunca saldremos de esta crisis, si por salir de la crisis se entiende volver al bienestar del pasado.
Incluso en el improbable caso de que los desesperados ajustes efectuados por los prestidigitadores financieros, hagan fluir ese recurso etereo e inasible que es el dinero (la creacion de dinero mas en concreto), el peak oil nos esta esperando, paciente e inexorablemente, marcando la imposibilidad de seguir en una senda de crecimiento exponencial que por definicion matematica es tan necesaria para el capitalismo como imposible de sostener en un planeta finito en recursos.
Después de la crisis imperial del siglo III, Roma sobrevivió aún dos siglos antes de descomponerse por completo y ser borrada en las arenas del tiempo. La civilización romana fue sustituida en buena parte por la barbarie, la fragmentación política, la autarquía y la incultura. Solo persistieron algunos focos, a duras penas, que con el tiempo tambien acabarian absorbidos. Nuestra civilización, en un mundo mucho más interconectado y global, deberia ser capaz, al menos, de preservar parte del conocimiento y enfocarlo hacia lo que realmente importa que es la economia productiva de bienes realmente necesarios y el fomento de unos valores mas sostenibles y orientados a la felicidad de las personas. Algo que no pasa, desde luego, por tener un apartamento en la Costa, el ultimo modelo de iPhone y un viaje al Caribe cada año.
Ah! Y por supuesto, no hay que ser ningun lince para darse cuenta de que habrá quién saque partido de esa nueva situación: los poderosos, los populistas y los fundamentalistas. Alimentados por el deseo y la añoranza de tiempos perdidos, sera la hora para los salvapatrias. Habra quien lea esto y lo vea muy tremendista y pesimista, pero es solo cuestion de hacer numeros. Solo eso. Frios datos, logica, nada mas. Una vez caiga Europa y Occidente, nada impide que se avecine una nueva edad oscura sobre la humanidad, no necesariamente mejor ni peor que la que durante siglos congeló el mundo en la Edad Media.
La unica cuestion que queda por determinar, quizas sea la mas importante desde un punto de vista pragmatico: ¿Cuando? ¿Cual sera el canario en la mina?
Saludos.