Ayer fue el último día de cartelera en una sala que comienza ahora una larga etapa de reformas a cargo del Ayuntamiento
Los últimos meses no han sido especialmente afortunados para los trabajadores del cine Albéniz. Abierto desde 1945, el pasado año colgó por unos días el cartel de cierre por expropiación municipal. Luego el Ayuntamiento rectificó, comunicando su decisión de dejar la sala en manos de la empresa (cines Alfil) hasta que comenzaran las reformas. Las obras aún no han empezado pero ayer sus tres pantallas se despidieron de los espectadores.
Durante los próximos días la organización del Festival de Cine entrará en el local para mejorar la calidad de imagen y sonido, al parecer, en estado "deplorable" según calificó la semana pasada Carmelo Romero, director del certamen malagueño. Asimismo, avanzó que en la edición de 2010 aún no se podría hacer uso de la sala como espacio de proyecciones del festival.
El pasado 21 de febrero el Ayuntamiento anunció la intención de iniciar el proceso de rehabilitación una vez se clausurara el festival (que se celebra del 17 al 25 de abril) Pasado este periodo la Gerencia de Urbanismo comenzará la adaptación del edificio a la normativa vigente, respetando el grado de protección arquitectónica que le otorga el Pepri Centro.
El año pasado, el delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, explicó que el proyecto que baraja su Área para el Albéniz contempla el uso de la sala superior como espacio escénico, dedicado a ciclos como el de teatro infantil, mientras que las tres salas de la planta baja mantendrán sus actividades de proyecciones cinematográficas. Incluso planteó la posibilidad de que mientras se reforme la sala principal las otras comiencen a funcionar habitualmente como cines, un extremo aún sin confirmar.
La reforma del inmueble pasaría por ampliar la superficie por su extremo sureste, con la construcción de un ámbito polivalente que enriquezca el potencial cultural del edificio al tiempo que consiga colmatar sus traseras. Ambas actuaciones se realizarán de manera independiente, en dos fases.
La primera fase de los trabajos consistirá en una actuación integral en la que, además de rehabilitar completamente la estructura del edificio, se redistribuirán recorridos para hacerlos accesibles.
Entre otras actuaciones se remodelará la sala principal de la primera planta, disponiendo las butacas en graderío, con accesos desde las plantas primera y segunda. La segunda fase se centrará sobre las dependencias de almacenes, instalaciones y salidas de emergencia ubicadas en las traseras del edificio, junto a la falda de la Alcazaba, más una superficie añadida de unos 70 metros cuadrados que permitirá disponer de varias dependencias polivalentes de carácter cultural.
En 1945 el Albéniz se inauguró como cine-teatro. Contaba con 576 butacas de patio, 323 sillas de anfiteatro, y seis palcos, con cuatro asientos en cada uno. Un total de 27 empleados formaban parte de la plantilla, incluidos músicos de una orquesta para cuando se programaban obra musicales. Hoy, el funcionamiento del multicines se basta con cuatro trabajadores.
A mediados de los años 90, y con el ánimo de adaptarse a las nuevas tendencias, el local se transformó para acoger tres nuevas salas. En ellas hasta ayer se podían ver La clase, La historia completa de mis fracasos sexuales y Vicky Cristina Barcelona. Hasta la fecha el Albéniz era la única sala del centro que proyectaba películas en versión original subtitulada.
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