El actor catalán, fallecido este jueves, alcanzó la popularidad por su interpretación en ‘Farmacia de guardia’
Cuando para Pesadilla para un rico, Fernando Fernán-Gómez buscó un veterano galán con hechuras, al que le sentara bien la raya en un pelo impoluto y los trajes a medida, que hiciera creíble la irredenta capacidad de su protagonista para meterse en aventurillas, no tuvo duda: su hombre era Carlos Larrañaga. Y él dio lo mejor de sí, en cuerpo y en interpretación, con esa sensación de liviandad muy de su estilo, pero lograda tras años y años de escenarios. Porque con la desaparición del actor barcelonés Carlos Larrañaga, fallecido ayer en un centro sanitario de Málaga a los 75 años, no solo se va una forma, optimista y gloriosamente ligera, de entender la interpretación, sino uno de los rostros más conocidos del teatro, la televisión y el cine españoles del último medio siglo.
Según el parte médico, la muerte le sobrevino al actor como consecuencia de las complicaciones causadas por una fatal “descompensación cardiaca” por la que tuvo que ser ingresado la pasada semana. El actor, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, había entrado el 20 de agosto en el hospital Xanit Internacional de Benalmádena (Málaga), el mismo en el que fue operado el pasado 9 de enero de un tumor en las vías urinarias y del que tuvo que ser intervenido en una segunda ocasión.
En esas vueltas irónicas del destino, Larrañaga (Barcelona, 11 de marzo, 1937), que alcanzó su cenit de fama con la serie de televisión Farmacia de guardia, ha fallecido el mismo día que el autor de la popular melodía de introducción de la serie, el cantante y compositor de la movida Bernardo Bonezzi.
Como eso, como el arquetipo del guapo versátil, se hizo familiar para los asistentes a la ceremonia de la evasión que fue el cine en los cincuenta y sesenta para una sociedad oprimida por la grisura del franquismo en películas como Quince bajo la lona (1959) o Ha llegado un ángel (1961). Era un galán, y un galán con todas las de la ley, y eso le valió hasta para aparecer en la superproducción Orgullo y pasión (1957). Pero otro hombre de amplia carrera, Fernán Gómez, sabía que en él se escondían más matices, y le ofreció El extraño viaje (1964), una obra maestra de agridulce humor negro con la que logró su mejor registro cinematográfico.
En realidad, había empezado muchos antes, con tan solo cuatro años, con la película Alma de Dios. Tan temprana vocación tenía sus justificaciones genéticas; era hijo de la actriz María Fernanda Ladrón de Guevara, y su padre era el también actor Pedro Larrañaga. “Mi madre era muy hombre, mi padre murió a mis ocho años y ella tuvo que afrontar el papel de ser estrella rutilante, educar a un niño pequeño y hacer negocios”, recordaba en los noventa. También era padre y hermano de actores. Larrañaga deja a su muerte a varios familiares en la profesión, entre los que se cuentan sus hijos Luis Merlo, Amparo Larrañaga y Pedro Larrañaga, y su hermana, la también actriz Amparo Rivelles. Por eso él se sentía hombre del teatro, donde también ejerció como director.
Aunque la mayor fama le llegó con la televisión. Sobre todo, gracias a su papel de exmarido de la dueña de Farmacia de guardia, serie con la que Antonio Mercero triunfó en los índices de audiencia y marcó los primeros pasos de Antena 3 con su mezcla de costumbrismo y carcajadas. “Sí, la serie tiene mucho que ver con los problemas que se plantean en los hogares españoles: las penurias económicas, los hijos, por otro lado una farmacia es como un consultorio, donde la gente acude en busca de consejo”, reconoció en cierta ocasión. Por ese trabajo recibió numerosos premios, entre ellos, en 1993, el TP de Oro como mejor actor, galardón que repitió en 1995. En 2010 estrenó el telefilme de esta serie, titulada La última guardia.
En 'El extraño viaje', alcanzó cotas de gran cinematografía a las órdenes de Fernando Fernán Gómez
Participó en otras series televisivas como Señor alcalde, Un hombre solo, Tristeza de amor, London Street, Los gozos y las sombras o Gran reserva, y se atrevió también como presentador, en el programa Pequeños grandes genios.
En cine colaboró con José Luis Garci en diversas ocasiones como Luz de domingo (la única ocasión en la que fue candidato al Goya), Sangre de mayo o Las verdes praderas. Su último trabajo en la gran pantalla fue Los muertos no se tocan, nene, de José Luis García Sánchez, una remembranza de la infancia de Rafael Azcona en la que Larrañaga encarnaba a un médico de provincias.
Y aún tenía fuerzas y ganas. La reaparición teatral de Carlos Larrañaga estaba prevista para el 5 de agosto de este año en San Sebastián junto a su exmujer, María Luisa Merlo, con la obra Quizás, quizás?, producida por su hijo, Pedro, algo que no llegó a suceder porque su recuperación estaba siendo más lenta de lo previsto.
Larrañaga estuvo casado tres veces. Su primer matrimonio fue con la actriz María Luisa Merlo, de 1959 a 1977, y más tarde se casaría con María Teresa Ortiz-Bau (2000-2006), tras mantener una relación de 20 años con Ana Diosdado. Siguiendo con su fama de galán cometió “la locura maravillosa” de casarse con su tercera esposa, Ana Escribano, con la que contrajo matrimonio en 2006 y de la que se separó cuatro años después, en mayo de 2010. El matrimonio tuvo una hija.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/30/actualidad/1346355972_262836.html
Cuando para Pesadilla para un rico, Fernando Fernán-Gómez buscó un veterano galán con hechuras, al que le sentara bien la raya en un pelo impoluto y los trajes a medida, que hiciera creíble la irredenta capacidad de su protagonista para meterse en aventurillas, no tuvo duda: su hombre era Carlos Larrañaga. Y él dio lo mejor de sí, en cuerpo y en interpretación, con esa sensación de liviandad muy de su estilo, pero lograda tras años y años de escenarios. Porque con la desaparición del actor barcelonés Carlos Larrañaga, fallecido ayer en un centro sanitario de Málaga a los 75 años, no solo se va una forma, optimista y gloriosamente ligera, de entender la interpretación, sino uno de los rostros más conocidos del teatro, la televisión y el cine españoles del último medio siglo.
Según el parte médico, la muerte le sobrevino al actor como consecuencia de las complicaciones causadas por una fatal “descompensación cardiaca” por la que tuvo que ser ingresado la pasada semana. El actor, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, había entrado el 20 de agosto en el hospital Xanit Internacional de Benalmádena (Málaga), el mismo en el que fue operado el pasado 9 de enero de un tumor en las vías urinarias y del que tuvo que ser intervenido en una segunda ocasión.
En esas vueltas irónicas del destino, Larrañaga (Barcelona, 11 de marzo, 1937), que alcanzó su cenit de fama con la serie de televisión Farmacia de guardia, ha fallecido el mismo día que el autor de la popular melodía de introducción de la serie, el cantante y compositor de la movida Bernardo Bonezzi.
Como eso, como el arquetipo del guapo versátil, se hizo familiar para los asistentes a la ceremonia de la evasión que fue el cine en los cincuenta y sesenta para una sociedad oprimida por la grisura del franquismo en películas como Quince bajo la lona (1959) o Ha llegado un ángel (1961). Era un galán, y un galán con todas las de la ley, y eso le valió hasta para aparecer en la superproducción Orgullo y pasión (1957). Pero otro hombre de amplia carrera, Fernán Gómez, sabía que en él se escondían más matices, y le ofreció El extraño viaje (1964), una obra maestra de agridulce humor negro con la que logró su mejor registro cinematográfico.
En realidad, había empezado muchos antes, con tan solo cuatro años, con la película Alma de Dios. Tan temprana vocación tenía sus justificaciones genéticas; era hijo de la actriz María Fernanda Ladrón de Guevara, y su padre era el también actor Pedro Larrañaga. “Mi madre era muy hombre, mi padre murió a mis ocho años y ella tuvo que afrontar el papel de ser estrella rutilante, educar a un niño pequeño y hacer negocios”, recordaba en los noventa. También era padre y hermano de actores. Larrañaga deja a su muerte a varios familiares en la profesión, entre los que se cuentan sus hijos Luis Merlo, Amparo Larrañaga y Pedro Larrañaga, y su hermana, la también actriz Amparo Rivelles. Por eso él se sentía hombre del teatro, donde también ejerció como director.
Aunque la mayor fama le llegó con la televisión. Sobre todo, gracias a su papel de exmarido de la dueña de Farmacia de guardia, serie con la que Antonio Mercero triunfó en los índices de audiencia y marcó los primeros pasos de Antena 3 con su mezcla de costumbrismo y carcajadas. “Sí, la serie tiene mucho que ver con los problemas que se plantean en los hogares españoles: las penurias económicas, los hijos, por otro lado una farmacia es como un consultorio, donde la gente acude en busca de consejo”, reconoció en cierta ocasión. Por ese trabajo recibió numerosos premios, entre ellos, en 1993, el TP de Oro como mejor actor, galardón que repitió en 1995. En 2010 estrenó el telefilme de esta serie, titulada La última guardia.
En 'El extraño viaje', alcanzó cotas de gran cinematografía a las órdenes de Fernando Fernán Gómez
Participó en otras series televisivas como Señor alcalde, Un hombre solo, Tristeza de amor, London Street, Los gozos y las sombras o Gran reserva, y se atrevió también como presentador, en el programa Pequeños grandes genios.
En cine colaboró con José Luis Garci en diversas ocasiones como Luz de domingo (la única ocasión en la que fue candidato al Goya), Sangre de mayo o Las verdes praderas. Su último trabajo en la gran pantalla fue Los muertos no se tocan, nene, de José Luis García Sánchez, una remembranza de la infancia de Rafael Azcona en la que Larrañaga encarnaba a un médico de provincias.
Y aún tenía fuerzas y ganas. La reaparición teatral de Carlos Larrañaga estaba prevista para el 5 de agosto de este año en San Sebastián junto a su exmujer, María Luisa Merlo, con la obra Quizás, quizás?, producida por su hijo, Pedro, algo que no llegó a suceder porque su recuperación estaba siendo más lenta de lo previsto.
Larrañaga estuvo casado tres veces. Su primer matrimonio fue con la actriz María Luisa Merlo, de 1959 a 1977, y más tarde se casaría con María Teresa Ortiz-Bau (2000-2006), tras mantener una relación de 20 años con Ana Diosdado. Siguiendo con su fama de galán cometió “la locura maravillosa” de casarse con su tercera esposa, Ana Escribano, con la que contrajo matrimonio en 2006 y de la que se separó cuatro años después, en mayo de 2010. El matrimonio tuvo una hija.
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