Merdellonismo como religión
13.08.12 - 01:37 -
CURRO TROYA | En twitter: @CurroTroya
Ya estamos de feria. Por unos días perdonaremos y olvidaremos nuestras afrentas y miserias para zambullirnos una vez más en el narcotizador sinsentido del 'todo vale' que reina durante una semana y que al final está consiguiendo convertirse en un motivo formidable para alejarse de la ciudad.
Cuando la feria pase, quizá la oposición recuerde que el concejal supuestamente competente, Damián Caneda, otorgó muchas casetas en el Real a entidades que nunca debieron ocupar esos espacios en contra de la normativa municipal vigente. Enmascarados como asociaciones culturales, empresarios de la noche optaron a ellos sin tener derecho y se los adjudicaron. La excusa ha sido, en esta ocasión, la prevalencia de la ocupación frente al vacío. No entraré a valorar cuál de los vacíos es más grave: si el de las casetas, el legal o el intelectual de nuestro concejal de Cultura.
Los hechos consumados se explican, una vez más, por sí solos: nuestros políticos crean sus propias excepciones para incumplir las normas que ellos mismos se dan. No les importa guardar las formas del propio marco jurídico que exigen luego a los ciudadanos que cumplamos. Que no haya luego quejas.
Por si el 'integral' de Caneda con el asunto de las casetas no era suficiente, luego llegó la noria de la 'ciudad inteligente', donde las alturas no se respetan ni para salvaguardar las normas de navegación aérea ¡Qué más da!
En contraposición a los propios, nuestro gran concejal -recuerden que el hombre es alto- ha decidido recuperar la lucha contra 'desnudos impropios'. Un argumento ya que hasta debiera casi omitirse en ruedas de prensa con los resultados conseguidos en ediciones anteriores. Pero erre que erre.
No contento con todo lo anterior, desde el rincón feriante municipal se lanzó una última idea: recuperemos la tradición que nunca existió de celebrar la toma de la ciudad. Festejemos que nunca fuimos tolerantes y aplaudamos nuestros éxitos guerreros. Preconicemos como costumbre la fuerza bruta como cultura.
Al final, los descamisados no eran los más merdellones. El 'merdellonismo' de lo chabacano y cutre es religión en muchas otras instancias.
13.08.12 - 01:37 -
CURRO TROYA | En twitter: @CurroTroya
Ya estamos de feria. Por unos días perdonaremos y olvidaremos nuestras afrentas y miserias para zambullirnos una vez más en el narcotizador sinsentido del 'todo vale' que reina durante una semana y que al final está consiguiendo convertirse en un motivo formidable para alejarse de la ciudad.
Cuando la feria pase, quizá la oposición recuerde que el concejal supuestamente competente, Damián Caneda, otorgó muchas casetas en el Real a entidades que nunca debieron ocupar esos espacios en contra de la normativa municipal vigente. Enmascarados como asociaciones culturales, empresarios de la noche optaron a ellos sin tener derecho y se los adjudicaron. La excusa ha sido, en esta ocasión, la prevalencia de la ocupación frente al vacío. No entraré a valorar cuál de los vacíos es más grave: si el de las casetas, el legal o el intelectual de nuestro concejal de Cultura.
Los hechos consumados se explican, una vez más, por sí solos: nuestros políticos crean sus propias excepciones para incumplir las normas que ellos mismos se dan. No les importa guardar las formas del propio marco jurídico que exigen luego a los ciudadanos que cumplamos. Que no haya luego quejas.
Por si el 'integral' de Caneda con el asunto de las casetas no era suficiente, luego llegó la noria de la 'ciudad inteligente', donde las alturas no se respetan ni para salvaguardar las normas de navegación aérea ¡Qué más da!
En contraposición a los propios, nuestro gran concejal -recuerden que el hombre es alto- ha decidido recuperar la lucha contra 'desnudos impropios'. Un argumento ya que hasta debiera casi omitirse en ruedas de prensa con los resultados conseguidos en ediciones anteriores. Pero erre que erre.
No contento con todo lo anterior, desde el rincón feriante municipal se lanzó una última idea: recuperemos la tradición que nunca existió de celebrar la toma de la ciudad. Festejemos que nunca fuimos tolerantes y aplaudamos nuestros éxitos guerreros. Preconicemos como costumbre la fuerza bruta como cultura.
Al final, los descamisados no eran los más merdellones. El 'merdellonismo' de lo chabacano y cutre es religión en muchas otras instancias.