La portavoz de Economía, Elvira Rodríguez, rechaza una comisión de investigación parlamentaria sobre Bankia
En el PP suelen referirse a los recortes como “agenda reformista”. Sin embargo, el partido es consciente del rechazo que han causado hasta ahora las decisiones del Gobierno: de la subida del IRPF a los Presupuestos más austeros de la democracia, pasando por la ley de la reforma laboral.Y, sin embargo, avanzan una nueva reorganización del sector público, que será "dolorosa".
No está decidida aún cómo se planteará esta reforma, pero fuentes de Génova explican que se pretende reducir el peso de los servicios públicos en el PIB estatal, que ahora está en el 45%. El PP se inclina por reducir el porcentaje "el 50% o el 35%". De ahí que la reforma será “dolorosa” a corto plazo, precisamente por sus efectos inmediatos en la destrucción de empleo, aunque los populares confían en que a medio plazo se producirá un trasvase de riqueza al sector privado, lo que volverá a generar puestos de trabajo. La idea es desmantelar parte de la estructura de la Administración y de las empresas públicas de las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero para volver a un escenario parecido al de 2004.
En cualquier caso, tanto con esta medida como con las reformas que quedan pendientes, el Gobierno pretende proyectar una imagen de confianza en el tablero macroeconómico europeo. Se trata de seguir dando señales a unos mercados muy agresivos con el euro y a los socios europeos. En el PP aseguran que, al menos las instituciones han transmitido al Gobierno que “España va por el buen camino”. Pero todos saben que no es suficiente. Hace falta una mayor estabilidad. En este sentido, consideran que el camino hacia la consolidación presupuestaria se fijó ayer con los planes de ajuste autonómicos presentados en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero la estabilidad financiera se sitúa todavía muy lejos de los objetivos realmente deseados.
Por esta razón, una semana después de la dimisión de Rodrigo Rato al frente de Bankia, la intervención y la crisis de la entidad, el PP se esfuerza por demostrar que los bancos son una pieza “imprescindible” para la reactivación del crédito, esto es, para que el dinero vuelva a fluir y la economía genere empleo. Después de una campaña que señala al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como responsable último de la nacionalización, los dirigentes del partido son ahora más cautos y admiten que hay que analizar la situación y por qué fallaron las redes de seguridad.
Pese a esto, la responsable de Economía del partido y presidenta de la Comisión de Economía en el Congreso, Elvira Rodríguez, ha rechazado la comparecencia de Fernández Ordóñez o la constitución de una comisión de investigación parlamentaria, como pedía el PSOE, para seguir trabajando “en algo que nos sirva para ver qué ha pasado”.
http://politica.elpais.com/politica/2012/05/18/actualidad/1337339963_669942.html
En el PP suelen referirse a los recortes como “agenda reformista”. Sin embargo, el partido es consciente del rechazo que han causado hasta ahora las decisiones del Gobierno: de la subida del IRPF a los Presupuestos más austeros de la democracia, pasando por la ley de la reforma laboral.Y, sin embargo, avanzan una nueva reorganización del sector público, que será "dolorosa".
No está decidida aún cómo se planteará esta reforma, pero fuentes de Génova explican que se pretende reducir el peso de los servicios públicos en el PIB estatal, que ahora está en el 45%. El PP se inclina por reducir el porcentaje "el 50% o el 35%". De ahí que la reforma será “dolorosa” a corto plazo, precisamente por sus efectos inmediatos en la destrucción de empleo, aunque los populares confían en que a medio plazo se producirá un trasvase de riqueza al sector privado, lo que volverá a generar puestos de trabajo. La idea es desmantelar parte de la estructura de la Administración y de las empresas públicas de las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero para volver a un escenario parecido al de 2004.
En cualquier caso, tanto con esta medida como con las reformas que quedan pendientes, el Gobierno pretende proyectar una imagen de confianza en el tablero macroeconómico europeo. Se trata de seguir dando señales a unos mercados muy agresivos con el euro y a los socios europeos. En el PP aseguran que, al menos las instituciones han transmitido al Gobierno que “España va por el buen camino”. Pero todos saben que no es suficiente. Hace falta una mayor estabilidad. En este sentido, consideran que el camino hacia la consolidación presupuestaria se fijó ayer con los planes de ajuste autonómicos presentados en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero la estabilidad financiera se sitúa todavía muy lejos de los objetivos realmente deseados.
Por esta razón, una semana después de la dimisión de Rodrigo Rato al frente de Bankia, la intervención y la crisis de la entidad, el PP se esfuerza por demostrar que los bancos son una pieza “imprescindible” para la reactivación del crédito, esto es, para que el dinero vuelva a fluir y la economía genere empleo. Después de una campaña que señala al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como responsable último de la nacionalización, los dirigentes del partido son ahora más cautos y admiten que hay que analizar la situación y por qué fallaron las redes de seguridad.
Pese a esto, la responsable de Economía del partido y presidenta de la Comisión de Economía en el Congreso, Elvira Rodríguez, ha rechazado la comparecencia de Fernández Ordóñez o la constitución de una comisión de investigación parlamentaria, como pedía el PSOE, para seguir trabajando “en algo que nos sirva para ver qué ha pasado”.
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