El próximo domingo, los más de 3.000 chinos que viven en la capital darán la bienvenida al 4710, el año del dragón
Centenares de dragones dominan Shanghai desde hace días. Los transeúntes se fotografían con los animales, compran «buenos deseos» para sus familias y reciben a los parientes que emigraron. Los comerciantes se frotan las manos, la celebración del Año Nuevo congrega a millones de visitantes que regalan, comen y beben de más durante casi quince días de fiestas donde el color y la pólvora son las protagonistas.
Mientras que medio planeta reside desde hace casi un mes en el 2012, la otra mitad -casi 1.500.000.000 ciudadanos, aguardan impacientes la venida del dragón, la bestia que regirá el año según el calendario chino que comienza el próximo domingo.
En las ciudades chinas, la víspera de Año Nuevo (Chu xi) se vive de una manera muy parecida a la Nochevieja en España: una reunión familiar alrededor de platos y bebidas típicas. Lo tradicional en el norte del país es degustar las jiao zi, unas empanadillas de carne que sólo se preparan en estas fechas, viene a ser algo así como el producto estrella de la última noche del año, el equivalente a las uvas para los españoles. A este plato le siguen otras viandas como el yu tou o patata de agua, literalmente, y el nien kao, la pasta de arroz que ya se puede encontrar en casi todas las tiendas de Málaga.
El menú de Chu xi tiene un significado para los ciudadanos chinos mucho más profundo que una pura lista de alimentos. El pescado por ejemplo, yu, se pronuncia igual que la palabra abundancia. Por ello es el alimento que no debe faltar esta noche, ya que se cree que atrae la buena suerte y la prosperidad.
Por su parte la palabra niang gao (tortitas elaboradas a partir de arroz glutinoso) tiene un sonido muy parecido a la palabra «progresión» en chino y por ello ocupan también un lugar especial en la cena. Los chinos creen que preparar y comer este plato contribuye a subir de nivel en la escala social.
Tras la cena, los más pequeños de la casa reciben un sobre rojo con dinero de sus abuelos o tíos y los jóvenes se preparan para salir. Los fuegos artificiales rompen la monotonía de la noche cuando las agujas marcan las doce. Durante varios minutos, el cielo se ilumina con caracteres de colores: Felicidad, prosperidad y buena suerte son los mensajes pirotécnicos que más se repiten.
Mientras que la mitad de la población china recibe el año en una discoteca, la otra mitad se queda en casa al calor de la estufa y Chun ye wan kei, la versión mandarina de Noche de fiesta y que es seguida por millones de telespectadores en sus casas.
La entrada del año es la cita anual más importante. Muchos comercios cierran durante los días previos a la fiesta y las familias cuelgan en la puerta de sus casas un pequeño cartel sobre el que se escribe el carácter de «felicidad» como mensaje de bienvenida. La importancia de estas celebraciones se centra más en el simbolismo que encierra cada detalle, por encima de la fiesta en sí.
China es un país de emigrantes y eso se refleja en los últimos datos, sólo en Málaga hay más de 3.100 chinos censados y representan además el colectivo extranjero más emprendedor, con casi 1.200 autónomos repartidos por toda la provincia.
No es de extrañar por lo tanto que la llegada del nuevo año chino empiece a celebrarse en la capital malagueña como si de una cita occidental se tratara.
El Centro Asiático de Málaga por ejemplo, tiene previsto celebrar el próximo sábado, 21 de enero, una conferencia en la que se explicarán todos los detalles de estos festejos.
El profesor Juan Carlos Rivas, experto en feng shui y geo-acupuntura, ofrecerá además de forma gratuita una serie de pautas para comenzar con buen pie el año y atraer las buenas vibraciones. Pautas que pasan por la decoración de la casa o la colocación de ciertos elementos en la vivienda que según la cultura china, ayudan al bienestar personal.
Por su parte, los jóvenes alumnos del Instituto Chino de Málaga se disfrazaron ayer para celebrar su particular entrada del año nuevo. La encargada de contenidos del centro, la profesora Fang fang enseñó a sus pupilos las canciones que entonan los niños durante esta semana.
Aunque esta docente china afincada en Málaga no ha podido viajar a su país natal para festejar el año que está a punto de ver la luz, reconoce que es el festejo con más significado para sus compatriotas y el que más movimiento migratorio conlleva. De hecho, es habitual ver esta semana el cartel de «Cerrado por vacaciones» en algunos locales asiáticos de Málaga.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/01/15/malaga-saluda-dragon/477052.html