Saben cómo atraer a los más jóvenes. Utilizan llamativos anuncios en televisión, revistas e Internet en los que ofrecen descargas de temas musicales o videojuegos a cambio de uno o varios mensajes de texto a través del teléfono móvil. Son muchos los que caen en la tentación y ellos o sus padres se llevan la sorpresa a final de mes cuando llegan a casa facturas desorbitadas en las que comprueban que una simple melodía les ha costado hasta 6,38 euros, mientras que un juego llega a alcanzar los 9,86 euros.
Gracias a estas descargas y a los servicios de suscripciones por los que los usuarios reciben sms invitándoles a bajarse algún producto, las compañías de contenidos para móviles mueven cada año miles de millones de euros. Once de ellas -Movilisto, Club Zed, Flycell, Dada, Jamba, MyBip, Dindo, Movisexy, Interbusca, Olemovil y Divertimovil- han sido objeto de un estudio por parte de la asociación de consumidores Facua que, tras comprobar que se trata de un sector «plagado de abusos» que establece «precios desproporcionados», las ha denunciado ante la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, el Instituto Nacional del Consumo y las autoridades de consumo de las comunidades autónomas en las que están ubicadas.
De dos a cinco mensajes
El problema, según la asociación, es que para una descarga la compañía impone el envío de entre dos y cinco sms, «algo que en muchos casos no aclaran» y «nunca» informan del precio total. Del mismo modo, las empresas que ofertan servicios de suscripción no indican cuánto hay que abonar por todos los mensajes recibidos, cantidad que oscila entre 13,92 y 21,58 euros mensuales, según Facua. A esto hay que sumar el coste de la conexión a Internet.
En otros casos, el usuario ni siquiera es consciente de que ha contratado este servicio de suscripción. Es lo que le sucedió a Jéssica Plomp y a Óscar Loriente, una pareja de malagueños que se quedaron con la boca abierta cuando descubrieron que en su factura de teléfono aparecía un concepto nuevo, 'pago por acceso', con un coste de 60 euros. Pronto empezaron a atar cabos. Después de introducir su número de móvil en una web deportiva, Óscar comenzó a recibir dos sms diarios por la mañana con archivos y «sin ningún contenido concreto». El remitente era un número de cinco cifras, pero no le dieron importancia hasta que vieron la factura. «Entonces descubrimos el engaño», apuntó Jéssica, que se puso en contacto con la operadora para que le dieran de baja.
La presunta falta de transparencia de estas firmas que denuncia la asociación de consumidores ha disparado las reclamaciones en Málaga. Sólo en Facua se han registrado en los últimos meses alrededor de una treintena de denuncias por estos servicios, que «van dirigidos fundamentalmente a menores de edad».
Gracias a estas descargas y a los servicios de suscripciones por los que los usuarios reciben sms invitándoles a bajarse algún producto, las compañías de contenidos para móviles mueven cada año miles de millones de euros. Once de ellas -Movilisto, Club Zed, Flycell, Dada, Jamba, MyBip, Dindo, Movisexy, Interbusca, Olemovil y Divertimovil- han sido objeto de un estudio por parte de la asociación de consumidores Facua que, tras comprobar que se trata de un sector «plagado de abusos» que establece «precios desproporcionados», las ha denunciado ante la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, el Instituto Nacional del Consumo y las autoridades de consumo de las comunidades autónomas en las que están ubicadas.
De dos a cinco mensajes
El problema, según la asociación, es que para una descarga la compañía impone el envío de entre dos y cinco sms, «algo que en muchos casos no aclaran» y «nunca» informan del precio total. Del mismo modo, las empresas que ofertan servicios de suscripción no indican cuánto hay que abonar por todos los mensajes recibidos, cantidad que oscila entre 13,92 y 21,58 euros mensuales, según Facua. A esto hay que sumar el coste de la conexión a Internet.
En otros casos, el usuario ni siquiera es consciente de que ha contratado este servicio de suscripción. Es lo que le sucedió a Jéssica Plomp y a Óscar Loriente, una pareja de malagueños que se quedaron con la boca abierta cuando descubrieron que en su factura de teléfono aparecía un concepto nuevo, 'pago por acceso', con un coste de 60 euros. Pronto empezaron a atar cabos. Después de introducir su número de móvil en una web deportiva, Óscar comenzó a recibir dos sms diarios por la mañana con archivos y «sin ningún contenido concreto». El remitente era un número de cinco cifras, pero no le dieron importancia hasta que vieron la factura. «Entonces descubrimos el engaño», apuntó Jéssica, que se puso en contacto con la operadora para que le dieran de baja.
La presunta falta de transparencia de estas firmas que denuncia la asociación de consumidores ha disparado las reclamaciones en Málaga. Sólo en Facua se han registrado en los últimos meses alrededor de una treintena de denuncias por estos servicios, que «van dirigidos fundamentalmente a menores de edad».