MÁLAGA CF
El día más feliz de Rubén
Vecino de Benalmádena como el malaguista, va a todas partes con la camiseta número 22 y el nombre de su ídolo a la espalda
24 de noviembre de 2011
Rubén, en el aeropuerto de Cantabria junto a su ídolo, Isco. :: Sur
SERGIO CORTÉS | MÁLAGA.-
«La camiseta que llevo, la llevo pegada a la piel…», canturreaba al fondo del autobús en el trayecto de El Sardinero al aeropuerto cántabro entre las risas de los expedicionarios. A sus cuatro años también cantaba el himno de su equipo, solo que cambiando las sílabas, «'Mágala', la bombonera…», jaleado por algunos componentes de Malaka Hinchas. Rubén Jiménez Sancho, que ha mamado malaguismo desde la cuna, fue el animador del viaje a Santander. Su gran sueño era conocer a su ídolo, ese futbolista tan joven del que su padre le dice constantemente que será una estrella, Isco.
Ocurrió durante el partido. De repente Rubén dejó su asiento en Tribuna alta y salió como una flecha. «Rubén, ¿adónde vas?», saltaron como un resorte sus padres. «Le han dado una patada a Isco y voy a ver quién ha sido…», respondió entre la carcajada general. Hubo que frenarlo. Si hubiera medido un metro más, quién sabe si habría saltado al césped para dejarle las cosas claras al futbolista que había obstaculizado el paso de su ídolo. Para Rubén, está claro, no existen ni Messi ni Cristiano. Solo Isco.
La realidad es que Rubén ha crecido escuchando hablar en casa de Isco. Y también es difícil saber quién estaba más contento en la noche del lunes, si ese inquieto niño que pudo estar con su ídolo en la ida y en la vuelta (y al que obviamente no perdía de vista su madre, Miriam), o su padre, Jesús, que probablemente fue el que más celebró en El Sardinero el gol de su paisano de Benalmádena al comienzo de la segunda parte. Porque quién sabe el valor que tendrá en el futuro esa camiseta de color cerezo eléctrico, según Nike -fucsia oscuro, para los mortales-, dentro de unos cuantos años.
Y es que la vida depara sorpresas y alegrías inexplicables. Jesús vio crecer y jugó al fútbol con Isco, y desde el lunes, casi en la medianoche, posee la camiseta con la que el talentoso medio punta benalmadense firmó su primer gol con el Málaga. Eso sí, conviene aclarar que la diferencia de edad entre ellos ronda la quincena de años. «Yo realmente he jugado más con su hermano, que también es buenísimo, como Isco. Lo que pasa es que nosotros nos reuníamos para jugar cuando teníamos 21 o 22 años y, si nos faltaba alguno, contábamos con él. Y eso que tenía solo 10 u 11 años… Ya entonces era buenísimo y hacía cosas increíbles. No se notaba la diferencia de edad. A los que lo conocemos desde chico no nos sorprende nada de él».
Isco cumplió sus dos promesas: se hizo la foto con el seguidor más joven que tiene y, pese a que se llevó como recuerdo la camiseta de un contrario, él no intercambió la utilizada en El Sardinero. Esa era para Jesús. Y aunque la satisfacción del padre era inenarrable –tanto, que se dejó la maleta en la misma entrada del aeropuerto–, fue mayor la vivida por Rubén a sus cuatro años. Fue su día más feliz.