El prometedor canterano fue testigo directo, como el hoy técnico en su día, de un gol histórico
El malaguismo no se cansa de ver la chilena de Baptista y su celebración. En vídeos y en fotografías. Recrearse permite valorar muchos detalles curiosos. Ver cómo flota en el aire el brasileño, a lo Jordan, como describió Caballero, o la locura de Torron, el masajista, que entre brincos perdió las gafas, las cuales agarró Maresca para ponérselas y darle un aire intelectual al festejo. Incluso hay quien ha visto similitudes entre la piña de jugadores formada en la banda y la del gol de Iniesta en la final del Mundial. El que pasa desapercibido es el recogepelotas que presencia con asombro tanta alegría (en la foto adjunta, ya más calmado, pisa la bola, pero aún sin perder ojo a la Bestia). Pero ya es alguien conocido. Se trata de Brahim, la perla de la cantera. Un niño al que el futuro ilumina. La misma historia de Pep Guardiola a los 15 años, cuando agarraba al azulgrana Víctor pidiéndole la camiseta al término de la semifinal de la Copa de Europa ante el Goteborg. Entonces, para el fútbol sólo era un anónimo recogepelotas.
Aquel 16 de abril de 1986 el Barcelona remontó el 3-0 de la ida ante los suecos con un hattrick de Pichi Alonso, ídolo de la noche hasta que Víctor, en la tanda de penaltis, marcó el que dio el pase a la final de Sevilla contra el Steaua de Bucarest (resuelta de nuevo desde los once metros, aunque en esa ocasión con fatídico desenlace para los catalanes). El joven Guardiola, como todos sus compañeros, corrió como un poseso a por Víctor para pedirle la zamarra de tan inmortal noche. El hoy técnico no le hizo caso ni en la actualidad recuerda esa estampa, que ha sido todo un clásico de los reportajes que narraron su primoroso debut en los banquillos.
Historias que se cruzan en un guiño entre dos protagonistas que se conocieron el pasado verano, cuando Brahim fue invitado por el Barcelona a conocer el Camp Nou con intención de ficharle. Entonces, Guardiola lo llevó de la mano a los vestuarios, donde Iniesta le contó su historia personal de mudanza a Can Barça.
Brahim sueña con algún día ser Baptista en el fondo de una piña así en la banda de La Rosaleda. Quién sabe si en el futuro los reportajes del prometedor delantero de La Academia rescatan esa gloriosa foto del 1 de octubre de 2011.
Brahim celebra desde la banda uno de los goles de su equipo.
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