La canciller alemana asegura que su "misión" es sacar al continente de la crisis.
En uno de sus discursos más esperados dentro y fuera de Alemania, la canciller Angela Merkel hizo una defensa cerrada del euro y de Europa y aseguró tener una "misión central": sacar al continente de la crisis. Su comparecencia ante la Cámara baja del Parlamento en Berlín (Bundestag) coincidió con un crucial fallo del Tribunal Constitucional, que avaló la participación alemana en los rescates europeos y rechazó los recursos presentados contra las ayudas.
En una Europa atenazada por la crisis, tanto el discurso de Merkel como la decisión del Constitucional fueron celebrados por Bruselas, que recibió "con satisfacción" el fallo, y por las bolsas europeas, que volvieron a subir hasta un tres por ciento después de dos jornadas negras. El fallo también pareció dar nuevas fuerzas a la propia Merkel, que viene soportando las críticas a su política europea desde dentro de su propia coalición y que el fin de semana perdió a su padre y sufrió una debacle en las elecciones regionales de su estado federado, Mecklemburgo-Antepomerania.
"La historia nos demuestra que los países con una moneda común no libraron nunca una guerra entre sí, y por eso el euro es mucho, mucho más que una moneda común", dijo visiblemente enérgica. "Si fracasa el euro, fracasa Europa".
La canciller volvió a rechazar tajantemente la posibilidad de emitir eurobonos, pero defendió políticas económicas más vinculantes en Europa, incluso aunque eso implique una reforma del Tratado de Lisboa. "Si coincidimos en que necesitamos más Europa, una Europa en la dirección correcta, una Europa con futuro, una Europa más fuerte, entonces la modificación del Tratado no debe ser un tabú", explicó. A quienes cuestionan las ayudas de Berlín a los países en crisis, la canciller respondió que "el futuro de Alemania está indisolublemente unido al futuro de Europa".
"No vemos ningún indicio de recesión", confió. Alemania "vuelve a ser la locomotora del crecimiento en la Unión Europea" y "saldrá de la crisis más fuerte que cuando entró". "A Alemania le va bien", dijo en referencia a la baja tasa de desempleo (un siete por ciento) y los pronósticos de crecimiento para la primera economía europea.
Los diputados de la coalición formada por la Unión Cristianodemócrata de Merkel (CDU) y el Partido Liberal (FDP) aplaudieron durante varios minutos el discurso enmarcado en el debate sobre el presupuesto de 2012. Pero no está tan claro que esos mismos diputados apoyen el punto clave del debate: la reforma del Fondo Europeo de Estabilización Económica (EFSF) aprobada en julio por los jefes de Estado y de gobierno de la zona euro.
Se da por hecho que el Bundestag aprobará la participación alemana el 29 de septiembre, pero a juzgar por un ensayo realizado este lunes, varios diputados de la coalición podrían votar en contra o abstenerse y dejar al gobierno sin mayoría propia para sacarla adelante. Según algunos analistas, tener que recurrir a los votos de la oposición podría implicar el fin de la coalición de Merkel.
En este sentido, el fallo del Tribunal Constitucional fue una noticia doblemente buena para la canciller, que lo interpretó como una "confirmación absoluta" de su política europea en el momento en que más lo necesita. Los siete jueces de la corte en Karlsruhe rechazaron los recursos presentados por un grupo de reconocidos euroescépticos, según los cuales las ayudas a Grecia son inconstitucionales y violan el Tratado de Lisboa, que establece que un país miembro no puede asumir las deudas de otro. Aun así, el tribunal aclaró que su decisión "no implica un cheque en blanco para próximos paquetes de rescate" y reclamó que futuros planes de ese tipo cuenten con mayor participación del Parlamento.
Algunos analistas temen que esa mayor implicación del legislativo, reclamada por diversos miembros dentro de la propia coalición de Merkel, dificulte o retrase otras ayudas europeas. El nuevo EFSF prevé 440.000 millones de euros para ayudar a miembros en crisis, lo que exige que los socios amplíen las garantías estatales hasta los 780.000 millones de euros. Para Alemania, el mayor contribuyente, eso implica casi duplicar su aporte a 211.000 millones de esos avales.
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