Las colas de la nueva realidad
Juan Jiménez | 09/06/2011
De momento es una entelequia. El Málaga no es un igual en el césped del refinado Olympique Lyonnais, pero es curioso que Jean Michel-Aulas, el hombre que ha regateado a los mejores presidentes de Europa por futbolistas como Benzema, Diarra, Squillaci, Edmilson, Abidal, Tiago o Anderson, ande ahora exprimiéndole al jeque hasta el último euro por Toulalan. Así de opulento está el Málaga de la ilusión, el de las colas a las afueras del estadio por un abono. Es lo nunca visto. Pellegrini, de vacaciones estos días, ya debe estar asimilando que el año que viene en La Rosaleda se va a encontrar unas exigencias distintas a aquellas con las que aterrizó hace unos meses. No tiene pinta de que al chileno eso le vaya a superar. Este ya es un reto tan apasionante como el que le permitió triunfar en Villarreal. Un reto creíble.
Ala espera de Joaquín y otras bombas (lo de Pastore tampoco parece algo inalcanzable), el Málaga ya tiene un equipo que con facilidad debe pelear Europa. Es más, que debe sentirse con derecho a luchar por la Champions. Será un buen momento para que la afición, que rodea el estadio con las colas, también exija resultados. El éxito deportivo es la mejor manera de garantizar la estabilidad del proyecto, la continuidad del gasto (por los ingresos, claro). Resulta todo tan inesperado que es difícil hablar de esta nueva realidad. Pero eso de ver los dorsos de las camisetas del Málaga con el nombre de Van Nistelrooy ya generan un sofocón histórico. Málaga está de suerte.
Ala espera de Joaquín y otras bombas (lo de Pastore tampoco parece algo inalcanzable), el Málaga ya tiene un equipo que con facilidad debe pelear Europa. Es más, que debe sentirse con derecho a luchar por la Champions. Será un buen momento para que la afición, que rodea el estadio con las colas, también exija resultados. El éxito deportivo es la mejor manera de garantizar la estabilidad del proyecto, la continuidad del gasto (por los ingresos, claro). Resulta todo tan inesperado que es difícil hablar de esta nueva realidad. Pero eso de ver los dorsos de las camisetas del Málaga con el nombre de Van Nistelrooy ya generan un sofocón histórico. Málaga está de suerte.