bok1977 escribió:
Me acuerdo de ese partido hermano, para mí también fué el peor momento.
Esto mismo dije yo hace dos o tres dias en zona,recorde este partido que fue tan durisimo,pero al final con dos goles de Ivan Rosado y uno de Antonio Hidalgo. Segunda | Málaga 3 - Vecindario 2Futuro de color RosadoIván certifica una épica remontada ante el Vecindario
Juan Jiménez | 13/05/2007
Dirán los puristas que cómo va a resultar heroico ganarle 3-2 al Vecindario, colista de Segunda División con 24 puntos, una fruta madura que se deshace al mínimo achuchón. Sucede que hay días en los que cualquier acto de rutina puede acabar siendo un milagro. Días como ayer, en los que el Vecindario, vestido de Segunda División B, apareció en La Rosaleda como si fuese la pálida dama, dispuesta a llevarse de la mano al rival hacia la otra orilla, la de la perdición. Y casi engaña al Málaga, que parecía haberse encargado el traje de madera en la primera parte, en la que se inmoló de mala manera y consintió un 0-2 que le dejó, de verdad, al filo del abismo, del desenlace fatal. Fueron los peores primeros 45 minutos de la era Muñiz. El Málaga estuvo irreconocible. Sin ningún rigor táctico, atacó el partido desde el factor emotivo y descuidó la táctica. Se desordenó y fue un coladero en defensa. Concedió dos goles, uno de Kirian a la salida de una falta, y otro de Xisco, que transformó un penalti dudoso pero casi merecido por la indolencia blanquiazul, que logró incluso desesperar a su afición, paciente como ninguna esta temporada. Estaba siendo duro.
Por momentos, el ridículo del Málaga no tenía parangón. Estuvo tan perdido que hasta hizo parecer al Vecindario una máquina cuando se veía a kilómetros que el decorado de Castro Santos era de cartón-piedra. Y cayó.
Cayó porque Muñiz, otra vez contra corriente, fue valiente. Admitió su error (más que en el planteamiento en la mentalización) y cambió el equipo por las bravas. Desastres como el de la primera parte sólo encuentran solución en las revoluciones. Pura radicalidad. La bandera la cogió Richard Morales, el Chengue, al que irán a despedir y no destilará calidad, pero que, como gusta a los clásicos, suda la zamarra. Y eso enciende a la afición. Y al equipo, que se encontró un penalti sobre el uruguayo nada más arrancar al segunda parte. Hidalgo hizo el 1-2. Y el vendaval se llevó el tenderete del Vecindario que soportaba como podía Kelemen. Empató Rosado en una jugada en la que Hidalgo acabó metido en la portería de las ganas que tenía. Una jaimitada de Jonatan (expulsado por una absurda patada a Carrizo) estuvo a punto de cortarle el grifo al Málaga. Pero por entonces el partido ya estaba en manos de los viejos rockeros. El primero, Sandro, que después de un par de meses en la nevera reivindicó su talento, mucho más en partidos de este calado. Y luego, de Iván Rosado, que llegó al Málaga casi pidiendo un contrato por compasión y se ha ganado el cariño por la pasión que le pone. Su gol, el 3-2, la casta, culminó una remontada que tuvo un buen porcentaje de gesta y otro poco de milagro. Porque el Málaga estaba cruzando la orilla. Un ángel lo salvó.
El crackRosadoDos goles de los que ha metido siempre. Puro oportunismo. Su trabajo merecía el premio.
¡Vaya día!JonatanSe auto-expulsó y dejó al Málaga en inferioridad. Casi le arruina el partido. Debe templar los nervios.
El dandyHidalgoCon buen pulso en el penalti, pudo hacer el gol del partido en un gran lanzamiento de libre directo.
El duroCarrizoFue el provocador de Jonatan. Sus golpecitos en la cara recordaron más un partido de calle que de élite.