Una mujer de 34 años murió ayer en el Hospital Carlos Haya de la capital tras unas complicaciones derivadas de una operación de cirugía estética de pecho, según ha podido saber este periódico de fuentes consultadas.
La fallecida se había sometido a una intervención quirúrgica en un centro privado cuyo nombre no ha trascendido. Al parecer, no se recuperó satisfactoriamente de la operación, por lo que se optó por su traslado al mencionado hospital.
La paciente ingresó en el área de Cirugía Plástica de Carlos Haya a principios de la semana pasada. Sin embargo, su estado no mejoró y pasó a la unidad de vigilancia intensiva (UVI), donde pereció en torno a las seis de la mañana de ayer.
Las fuentes consultadas no pudieron precisar qué tipo de complicaciones habrían sido las que provocaron el óbito de la mujer, aunque sí apuntaron que podría haber reaccionado de modo adverso a la medicación tras la operación.
Existen varios precedentes en la provincia de muertes derivadas de intervenciones de cirugía estética. El último caso data del año 2008. Encarnación Salazar Ríos, de 44 años, falleció en abril de 2008 después de cinco meses de complicaciones relacionadas con la operación. Se sometió a una reducción de pecho y una liposucción en el abdomen en el Hospital Pascual.
Encarnación, que estaba casada y tenía dos hijos, se desplazó de su Ceuta natal a Málaga para la operación. Entró en quirófano el 7 de noviembre de 2007. Tendría que haberse recuperado en un par de días, pero el postoperatorio se complicó, ya que no se encontró bien tras la intervención. Se fue deteriorando poco a poco y, al mes siguiente, tuvieron que volver a operarla. Le extirparon casi todo el intestino delgado, según denunció entonces su hermano Manuel.
Lejos de desaparecer, las complicaciones fueron en aumento, por lo que el marido de la fallecida solicitó su traslado al Hospital Carlos Haya, donde ingresó el 20 de marzo. No pudieron hacer nada por salvarla.
Solo un mes antes, una mujer malagueña pereció a causa de una operación de aumento de pechos a la que se sometió en una clínica de Buenos Aires. Marta Pereiro Barbero, de 52 años y residente en Alhaurín de la Torre, murió poco después de salir del quirófano.
En 2005, la primera dama de Nigeria, Stella Obasanjo, pereció en Marbella tras una operación de cirugía estética en una clínica privada. Se sometió a una lipoescultura ultrasónica de abdomen, epigastrio, dorsal, cuello y flancos. Cuatro años después, un juez condenó a un año de prisión y tres de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión médica al especialista en cirugía plástica que llevó a cabo la intervención.
Aunque estos son los casos más extremos, lo cierto es que en los últimos años se han disparado en Málaga las reclamaciones judiciales por operaciones de estética motivadas por disconformidad con el resultado o por problemas cínicos. Las más comunes son las derivadas de intervenciones de mamas
La fallecida se había sometido a una intervención quirúrgica en un centro privado cuyo nombre no ha trascendido. Al parecer, no se recuperó satisfactoriamente de la operación, por lo que se optó por su traslado al mencionado hospital.
La paciente ingresó en el área de Cirugía Plástica de Carlos Haya a principios de la semana pasada. Sin embargo, su estado no mejoró y pasó a la unidad de vigilancia intensiva (UVI), donde pereció en torno a las seis de la mañana de ayer.
Las fuentes consultadas no pudieron precisar qué tipo de complicaciones habrían sido las que provocaron el óbito de la mujer, aunque sí apuntaron que podría haber reaccionado de modo adverso a la medicación tras la operación.
Existen varios precedentes en la provincia de muertes derivadas de intervenciones de cirugía estética. El último caso data del año 2008. Encarnación Salazar Ríos, de 44 años, falleció en abril de 2008 después de cinco meses de complicaciones relacionadas con la operación. Se sometió a una reducción de pecho y una liposucción en el abdomen en el Hospital Pascual.
Encarnación, que estaba casada y tenía dos hijos, se desplazó de su Ceuta natal a Málaga para la operación. Entró en quirófano el 7 de noviembre de 2007. Tendría que haberse recuperado en un par de días, pero el postoperatorio se complicó, ya que no se encontró bien tras la intervención. Se fue deteriorando poco a poco y, al mes siguiente, tuvieron que volver a operarla. Le extirparon casi todo el intestino delgado, según denunció entonces su hermano Manuel.
Lejos de desaparecer, las complicaciones fueron en aumento, por lo que el marido de la fallecida solicitó su traslado al Hospital Carlos Haya, donde ingresó el 20 de marzo. No pudieron hacer nada por salvarla.
Solo un mes antes, una mujer malagueña pereció a causa de una operación de aumento de pechos a la que se sometió en una clínica de Buenos Aires. Marta Pereiro Barbero, de 52 años y residente en Alhaurín de la Torre, murió poco después de salir del quirófano.
En 2005, la primera dama de Nigeria, Stella Obasanjo, pereció en Marbella tras una operación de cirugía estética en una clínica privada. Se sometió a una lipoescultura ultrasónica de abdomen, epigastrio, dorsal, cuello y flancos. Cuatro años después, un juez condenó a un año de prisión y tres de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión médica al especialista en cirugía plástica que llevó a cabo la intervención.
Aunque estos son los casos más extremos, lo cierto es que en los últimos años se han disparado en Málaga las reclamaciones judiciales por operaciones de estética motivadas por disconformidad con el resultado o por problemas cínicos. Las más comunes son las derivadas de intervenciones de mamas