Fuera de su pretensión, los alcoholímetros instalados en algunos bares son utilizados por los jóvenes para hacer competiciones para ver quién consigue la mayor tasa
"Tengas la edad que tengas conduce con cero alcohol", decía una campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT). Comprobarlo ya es factible en algunos bares de Málaga que han apostado por tener en su establecimiento un alcoholímetro. Sin embargo, lejos de cumplir su función, ha supuesto un atractivo más para aquellos que llevan algunas copas de más. La intención era buena, sin embargo, su uso rápidamente se ha desvirtuado. Al contrario del "cero alcohol" que pedía la DTG, muchos de los clientes buscan alcanzar la máxima graduación soplando en estas máquinas.
La cervecería Carlsbar de Rincón de la Victoria en los acantilados de El Cantal es uno de los bares a la que le ofrecieron instalar un alcoholímetro en sus instalaciones. Son las mismas máquinas que se pueden encontrar en los aparcamientos municipales de la capital malagueña. Es un bar de referencia en la provincia y podría ser un buen ejemplo, pensaron los distribuidores. El propietario, Harald Rivas Aagesen consideró que podía ser un ejercicio de responsabilidad y un servicio más para sus clientes. "Aunque parezca contraproducente para mi negocio creí que estaba bien si servía para que la gente se concienciase. Cuando uno bebe dos copas de más no debe de coger el coche", explicó Harald quien pronto se dio cuenta que no ha tenido el uso que se pretendía. "En cuanto la pusimos nos dimos cuenta que era un cachondeo. La gente cuando se toma unas copas empieza con la guasa a probar que graduación han conseguido y siguen bebiendo", explicó el propietario del Carlsbar que lleva con el alcoholímetro un mes y medio. "Es más, la gente hace competiciones para ver quien consigue mayor tasa, y el que pierde paga una ronda de chupitos", reconoció Harald quien dice que también "hay quien se lo toma en serio". Aunque parece que los mínimos.
La máquina está instalada a la salida del bar y comprobar el estado de embriaguez que tiene el usuario cuesta 1 euro. Tres luces, roja, naranja y verde, se encienden para advertir si la persona se encuentra en buen estado para coger el coche. "En los aparcamientos, la gente puede reflexionar y quedarse un rato sentado en el coche, en el bar, siguen bebiendo", bromea el dueño del Carlsbar quien recuerda que tras expulsar el aire sale una tarjeta recordando la sanción económica y la retirada de puntos. "Yo digo que por un euro se pueden ahorrar hasta 600 euros", apunta. Para el conductor de turismos y vehículos de dos ruedas la tasa de alcoholemia permitida es de 0,5 gramos por litro en sangre -0,25 miligramos por litro en aire espirado- y para conductor de camión y autobús 0,3 gramos por litro en sangre -0,15 miligramo por litro en aire espirado-. Las sanciones oscilan entre los 300 y los 600 euros. "Yo les digo que la risa de jugar con el alcoholímetro se les puede quitar si les pillan en un control", recuerda.
Los resultados son los mismos, según asegura, que los que podrían salir en un control de alcoholemia de la Guardia Civil o de la Policía Local. La maquina tiene un mantenimiento semanal y calibrado que asegura su fiabilidad. "Son los mismos, lo que pasa es que si con el alcohol en boca hacen un test, los resultados salen sobredimensionados. La gente no lo hace bien y pueden llegar hasta los dos gramos litro".
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