Pone a la venta a su clase media para sufragar la compra
Fichajes como el de Ibrahimovic o favores como los de Márquez o Henry tardarán mucho tiempo en volver a producirse. El Barça aboga por cambiar el chip o, en palabras de su presidente, "posicionarse como un club vendedor y que los otros clubes nos dejen de ver como una entidad que presta jugadores o los deja ir gratis".
El Barcelona dispone de 50 millones de euros para gastar en verano, pero en ningún caso irán íntegramente destinados a abordar la contratación de Cesc, su gran objetivo. Consolidada (y ampliamente renovada) la columna vertebral del equipo, la idea de Sandro Rosell es poner a la venta a futbolistas de la denominada clase media (Keita, Adriano, Maxwell, Milito, Jeffren o Afellay) para hacer caja y afrontar con mayores garantías el futuro económico y deportivo de la entidad. Precisamente Afellay es muy del agrado de Wenger y podría facilitar la llegada de Cesc al Camp Nou.
Y cantera.
El club, además de los futbolistas ya citados, baraja otras alternativas apetecibles: Bojan o Thiago también serían susceptibles de abandonar el club si llegara una buena oferta por ellos. Por si las moscas, el padre de Thiago dijo ayer que "Cesc, si viene, complica la trayectoria de canteranos importantes como Thiago o Dos Santos".