El club no se implica en la demanda de los otros 'rebeldes' al entender que la decisión de la asamblea fue democrática
Nueva guerra del fútbol y, otra vez, con la televisión como trasfondo. El anuncio de una huelga para la próxima semana ha provocado un sinfín de reacciones. Siete clubes, entre ellos el Málaga, se oponen a esta medida de fuerza planteada por la patronal, la Liga Profesional (LFP), y que tiene como primer y claro objetivo eliminar el partido emitido en abierto cada jornada. Sin embargo, al contrario que sus compañeros de viaje, la entidad de La Rosaleda ha decidido no sumarse a la petición de una impugnación del acuerdo de la asamblea. Mientras, la Federación Española designó ayer a los árbitros con normalidad y el elegido para el Levante-Málaga es Iturralde González.
«No estamos ni en uno ni en otro bando. Consideramos que este receso en el campeonato no es adecuado y oportuno, pero nos sometemos a la decisión democrática adoptada el martes». Esa fue la versión de un portavoz del Málaga ayer para justificar la decisión de no acompañar a los otros seis clubes que se oponen al parón de la próxima semana (Villarreal, Sevilla, Athletic, Real Sociedad, Espanyol y Zaragoza) y que ya han presentado ante el Juzgado número 63 de Madrid una solicitud para la suspensión cautelar de la medida decidida por la asamblea.
El trasfondo de toda esta polémica se centra en los derechos televisivos. Su propiedad en la mayoría de los casos es Mediapro, y su máximo responsable, Jaume Roures, ya apuntó semanas atrás (durante la presentación del programa de análisis de partidos Mediacoach) la necesidad de abolir el partido en abierto e incluso hizo una valoración sobre la cuantía de lo que dejan de ingresar los clubes al no emitirse este encuentro mediante un sistema de pago.
Poder de Mediapro
Ese mensaje y el indudable poder que ha adquirido Mediapro en los últimos años -conviene recordar el conflicto sobre los horarios con Audiovisual Sport temporadas atrás- han contribuido a la controversia actual. La mayoría de los clubes están en una situación económica tan complicada que abren la puerta a cualquier ingreso extraordinario. Todo ello sirve también para acentuar más, si cabe, la enorme división existente en la actualidad en la LFP como consecuencia del futuro reparto de los derechos televisivos.
La polémica actual va más allá de la exigencia al Gobierno de diversos puntos -no solo la petición de que desaparezca el partido en abierto-, porque esta polémica se utiliza a modo de arma arrojadiza entre los que se decantan por un reparto de los derechos en el que vuelven a salir claramente beneficiados el Barcelona y el Real Madrid, y aquellos que buscan un modelo de distribución semejante a los otros grandes campeonatos europeos, con porciones de la tarta mucho más equitativas.
Ahora mismo los restantes clubes de Primera ven al Málaga como el único que, valga la expresión, va por libre. El club cuenta con la ventaja de la autofinanciación; es decir, de la inversión realizada por el jeque Abdullah Al-Thani. En el seno de la LFP son conscientes de ello y por esa razón respetan esa autonomía de la que goza en la actualidad la entidad de La Rosaleda, que le permite optar por una u otra postura a su libre albedrío, sin presiones externas, no como ocurre en la mayoría de los casos.
El Málaga se opuso el pasado martes al parón en la Liga el próximo fin de semana, porque considera que ni es el momento ni la fórmula para ejercer este tipo de presión ante el Gobierno. La única consideración que podría influir en un apoyo a esta huelga sería la posibilidad de contar con Baptista en algún encuentro más de los previstos. Sin embargo, pesa más en la balanza el hecho de que el club no cree que sea una medida que conduzca al objetivo marcado.
Respecto a la decisión de ir más allá en la postura en contra y de exigir ante el juez correspondiente la suspensión cautelar de la decisión adoptada por la asamblea, el Málaga no la comparte. Considera que el trasfondo de esta última decisión no está relacionado con la abolición del partido en abierto y las demandas restantes ante el Gobierno, sino con el cisma en torno al reparto de los derechos televisivos. Aunque el club trate por todos los medios de no decantarse aún por un bando (el liderado por los 'grandes') o por otro (encabezado por el Sevilla y el Villarreal), evidentemente a la larga tendrá que optar por una postura. Pero de momento prefiere mantenerse ajeno a esta nueva guerra en el fútbol español.