El Málaga necesita quince puntos para evitar apuros. Tal vez sea como máximo, tal vez baste con menos, pero el análisis de las últimas temporadas refleja que en la recta final de la campaña varios factores influyen en que más de la mitad de los implicados en la lucha por la permanencia sumen una cantidad importante. De mantenerse esta dinámica, el cuadro al que dirige Manuel Pellegrini está obligado a ganar cinco de los diez partidos restantes o a hacerlo en cuatro y ceder solo tres derrotas.
La comparación con el año pasado viene como anillo al dedo para ofrecer argumentos de peso sobre el reto para el Málaga en la fase decisiva del campeonato, aunque en el vestuario -con muy buen criterio- insistan en que la prioridad debe ser el siguiente compromiso, en este caso el domingo frente al Espanyol en La Rosaleda (17.00 horas, PPV). Ya se sabe que las cuentas de la lechera no suelen cumplirse en la realidad. Es más, acaban por propiciar un efecto bumerán.
Siete empates
A estas alturas de la pasada temporada el Málaga estaba situado en una relativamente cómoda decimosexta posición; además, con una renta de seis puntos. Pero las sensaciones no eran buenas. La mayoría de los componentes del equipo no veían fácil ganar más de uno o dos encuentros. Y así fue. No se produjo una sola victoria, lo que empañó una recta final aceptable desde otro punto de vista: solo se perdieron tres de los últimos diez partidos (frente a Zaragoza, Sevilla y Getafe). Sin duda, las limitaciones ofensivas eran un lastre casi insuperable.
Ahora la esperanza se ha disparado tras la victoria en Anoeta frente a la Real. No es la única diferencia respecto al año pasado. La situación clasificatoria es distinta. La igualdad es más notoria. A estas alturas de la campaña anterior el colista tenía 19 puntos (siete menos que el Málaga en la actualidad) y entre él y el duodécimo la diferencia era de dieciséis. En estos momentos solo es de seis. Es decir, aquel que baje el pistón en esta recta final dará con sus huesos en Segunda.
Esta evidente diferencia entre una y otra campañas invita a pensar que probablemente no sean necesarios esos quince puntos mencionados para que el Málaga asegure su continuidad en la élite. La proliferación de duelos directos entre los nueve implicados supone un arma de doble filo, porque entraña obligatoriamente pérdida de puntos para alguno de los contendientes (o para los dos en caso de empate), pero también provoca que cada jornada al menos un adversario del conjunto blanquiazul tenga la opción de sumar tres puntos de una tacada.
La pasada temporada fue suficientemente elocuente sobre hasta qué punto resulta complicado obtener victorias en la recta final. De los diez implicados -entonces el Almería, décimo, estaba doce puntos por encima, pero en una línea descendente-, solo cuatro sumaron menos de la decena. El resto logró doce (cuatro de ellos) o quince (dos). Curiosamente, entre los mejores estuvieron los cuatro últimos clasificados a diez jornadas de la conclusión de la Liga: Zaragoza (15), Valladolid (12), Tenerife (12) y Xerez (15).
Sin síntomas de debilidad
Este dato alimenta las esperanzas del Málaga, porque a poco que el equipo ronde la docena de puntos y dada la manifiesta igualdad entre los nueve últimos clasificados -con esos seis puntos de margen entre el undécimo y el colista- superaría a tres de los rivales que lo preceden. Sin embargo, la reseñada acumulación de duelos directos y, sobre todo, la tendencia de las últimas jornadas obligan a ser más ambicioso. Equipos como Levante, Osasuna, Deportivo, Racing, Zaragoza o Sporting, en la actualidad fuera del trío de descenso, han sumado puntos cuando menos se esperaba y no ofrecen excesivos síntomas de debilidad.
Evidentemente, el Málaga se jugará su futuro frente a los rivales directos y en su caso tres de los cinco compromisos de indudable relevancia se disputan en La Rosaleda, contra el Deportivo, el Hércules y el Sporting. También deben comparecer en el recinto de Martiricos el Espanyol y el Mallorca, ya sin agobios, y el Barcelona, del que habrá que ver sus expectativas en esa última jornada, que conviene recordar que se disputa una semana antes de la final de la Liga de Campeones. Para esa fecha sería mejor tener hechos los deberes...