De la nieve y el destino
El Desmarque - Firma Invitada
Viernes, 25 de Febrero de 2011 11:32
Por Daniel Barranquero
ACB.COM
¿Y si empezamos de cero? ¿Y si todo comienza el lunes? Desconozco si algún día el himno de la Champions retumbará en Martiricos, pero sé, estoy convencido, que si se cumple ese sueño habrá que echar la vista atrás para acordarnos de partidos como el del Almería, que deben edificar desde las catacumbas de hoy el cielo del mañana.
El dinero, los fichajes, el proyecto, las ilusiones… todo pesaría menos en Segunda. Y lo delgado, vuela. Démosle consistencia a nuestros anhelos. Y eso se logra desde el campo. Ni el nuevo autobús, ni los detalles del estadio, ni siquiera el cíclico José Ángel. Ya no hay excusas para seguir centrados en rumores o meros detalles complementarios para bucear en la piscina de lo extradeportivo, olvidándonos que el verdadero mar es el verde del campo de fútbol. Tan sencillo y simple como eso: fútbol.
Que sí, que nos ha vuelto a pasar. Que aunque algunos presumancon copyright de ello, el verdadero Pupas viste de blanquiazul. Refundados, ascensores y hasta con jeque, últimos. Adictos a la agonía, enganchados al “uy” y al “casi”. Sufridores sin disimulo. Y orgullosos de ello, conscientes de que algún día todo puede cambiar. Todo ha de cambiar.
Cual parte de guerra, el desfile de nombres de fichajes ha derivado en un baile, un tenebroso baile, el de las lesiones. “¿Qué más nos puede ocurrir?”, se exclama con impotencia. Golpe en la mesa. Al diablo la mala suerte, a la hoguera los lamentos y el rendirnos antes de tiempo ante un guión que para algunos ya está escrito. Dicen que creer en el destino es tener miedo a cambiar el futuro. ¿Y si lo cambiamos desde hoy?
“Hagamos que nieve en La Rosaleda”, leo en un foro malaguista, en alusión a una lluvia de papeles en el encuentro contra el Almería. Con más o menos confeti, con más o menos nieve, la genialidad de la frase se debería convertir en lema oficial entre club y afición por su segunda lectura. Construyamos durante dos horas un clima capaz de echarle un pulso a la propia naturaleza. Burlémonos del destino. Hagamos lo imposible. Que los grandes caigan. Que el pequeño sueñe. Que en La Rosaleda nieve.
El pasado 16 de mayo, el estadio explotaba de forma extrema y agonizante después de conseguir la salvación contra el Real Madrid. Los abrazos, los suspiros, los gritos, las ya célebres lágrimas del niño y su abuelo. Más que una permanencia, parecía un ascenso. Como ahora, con más motivo aún. Desde el túnel en el que nosotros mismos nos hemos metido, batallemos durante 14 jornadas por el verdadero ascenso, ese tren hacia la élite que no podemos dejar escapar.
Que el equipo, con sus limitaciones, con sus fallos, se sienta cómodo, como parece que empieza a sentirse jugando como visitante. Que las críticas, muchas con fundamento, ganen en paciencia para resurgir, con espíritu constructivo, cuando el barco atraque por fin en el puerto de la Primera División, desde donde no debería salir más si no es para explorar aguas internacionales. Que la ilusión le gane la partida al miedo, el aplauso al silbido y el aliento a la desconfianza.
Ni la mala suerte, ni los puntos que volaron a última hora, ni los fallos arbitrales, ni los errores, ni las lesiones. No podemos cambiar el pasado pero sí rebelarnos, mirando a los ojos del presente. El destino no está escrito, no. El destino es el puente que construyes hacia lo que quieres. Y lo que queremos es darle una segunda oportunidad al proyecto más bonito y ambicioso que Málaga vio jamás. Todo empieza contra el Almería. El partido más importante de la temporada. El día en el que la nieve se disfraza de blanquiazul.
http://www.eldesmarquemalaga.es/firma-invitada/24599-de-la-nieve-y-el-destino
El Desmarque - Firma Invitada
Viernes, 25 de Febrero de 2011 11:32
Por Daniel Barranquero
ACB.COM
¿Y si empezamos de cero? ¿Y si todo comienza el lunes? Desconozco si algún día el himno de la Champions retumbará en Martiricos, pero sé, estoy convencido, que si se cumple ese sueño habrá que echar la vista atrás para acordarnos de partidos como el del Almería, que deben edificar desde las catacumbas de hoy el cielo del mañana.
El dinero, los fichajes, el proyecto, las ilusiones… todo pesaría menos en Segunda. Y lo delgado, vuela. Démosle consistencia a nuestros anhelos. Y eso se logra desde el campo. Ni el nuevo autobús, ni los detalles del estadio, ni siquiera el cíclico José Ángel. Ya no hay excusas para seguir centrados en rumores o meros detalles complementarios para bucear en la piscina de lo extradeportivo, olvidándonos que el verdadero mar es el verde del campo de fútbol. Tan sencillo y simple como eso: fútbol.
Que sí, que nos ha vuelto a pasar. Que aunque algunos presumancon copyright de ello, el verdadero Pupas viste de blanquiazul. Refundados, ascensores y hasta con jeque, últimos. Adictos a la agonía, enganchados al “uy” y al “casi”. Sufridores sin disimulo. Y orgullosos de ello, conscientes de que algún día todo puede cambiar. Todo ha de cambiar.
Cual parte de guerra, el desfile de nombres de fichajes ha derivado en un baile, un tenebroso baile, el de las lesiones. “¿Qué más nos puede ocurrir?”, se exclama con impotencia. Golpe en la mesa. Al diablo la mala suerte, a la hoguera los lamentos y el rendirnos antes de tiempo ante un guión que para algunos ya está escrito. Dicen que creer en el destino es tener miedo a cambiar el futuro. ¿Y si lo cambiamos desde hoy?
“Hagamos que nieve en La Rosaleda”, leo en un foro malaguista, en alusión a una lluvia de papeles en el encuentro contra el Almería. Con más o menos confeti, con más o menos nieve, la genialidad de la frase se debería convertir en lema oficial entre club y afición por su segunda lectura. Construyamos durante dos horas un clima capaz de echarle un pulso a la propia naturaleza. Burlémonos del destino. Hagamos lo imposible. Que los grandes caigan. Que el pequeño sueñe. Que en La Rosaleda nieve.
El pasado 16 de mayo, el estadio explotaba de forma extrema y agonizante después de conseguir la salvación contra el Real Madrid. Los abrazos, los suspiros, los gritos, las ya célebres lágrimas del niño y su abuelo. Más que una permanencia, parecía un ascenso. Como ahora, con más motivo aún. Desde el túnel en el que nosotros mismos nos hemos metido, batallemos durante 14 jornadas por el verdadero ascenso, ese tren hacia la élite que no podemos dejar escapar.
Que el equipo, con sus limitaciones, con sus fallos, se sienta cómodo, como parece que empieza a sentirse jugando como visitante. Que las críticas, muchas con fundamento, ganen en paciencia para resurgir, con espíritu constructivo, cuando el barco atraque por fin en el puerto de la Primera División, desde donde no debería salir más si no es para explorar aguas internacionales. Que la ilusión le gane la partida al miedo, el aplauso al silbido y el aliento a la desconfianza.
Ni la mala suerte, ni los puntos que volaron a última hora, ni los fallos arbitrales, ni los errores, ni las lesiones. No podemos cambiar el pasado pero sí rebelarnos, mirando a los ojos del presente. El destino no está escrito, no. El destino es el puente que construyes hacia lo que quieres. Y lo que queremos es darle una segunda oportunidad al proyecto más bonito y ambicioso que Málaga vio jamás. Todo empieza contra el Almería. El partido más importante de la temporada. El día en el que la nieve se disfraza de blanquiazul.
http://www.eldesmarquemalaga.es/firma-invitada/24599-de-la-nieve-y-el-destino