"Tengo la gratitud de poder decirle que aprendí y la confianza que me hace hoy estar trabajando bajo sus órdenes", dice Demichelis sobre Pellegrini, a quien considera el responsable de su llegada a Málaga
Martín Gastón Demichelis (Justiniano Posse, Córdoba, Argentina, 20-12-1980) ha sido, junto a Baptista, el fichaje de mayor nombre que ha llegado al Málaga. Con su aspecto imponente, se confiesa viril en el terreno de juego y sensible fuera de él. Con estas armas ha labrado una trayectoria plagada de éxitos en la que antes que en el Málaga sólo militó en el River Plate y el Bayern de Múnich. Su palmarés (2 Ligas argentinas, 4 Ligas alemanas, 4 Copas alemanas, 1 Supercopa alemana, 2 Copas de la liga alemanas) reluce. De la mano de Manuel Pellegrini, por el que se ve que siente una profunda admiración, confía ahora en que el Málaga cambie su dinámica histórica.
-Su trayectoria, con sólo dos equipos en diez años, indica que es un tipo fiel. Cuénteme cómo es que le dio por venir al Málaga.
-La verdad es que, después de mucho tiempo ya en el Bayern, en el cual ya no era partícipe del equipo titular, me costaba muchísimo tener que esperar una posibilidad por algún mal desempeño de algún compañero o por alguna lesión porque ya me había convertido también en un hijo de la casa, en un fan número uno del Bayern. Entonces, creo que no soy esa clase de jugadores. Por mi personalidad necesito sentirme importante dentro de un grupo. Además, me divierto o me hace más que feliz poder salir todos los fines de semana por el túnel de vestuarios al campo de juego. Bueno, creo que estar lejos de mi familia, de mis amigos, de mi país, sólo por no sentirme feliz no me gratificaba. Por eso necesitaba un cambio. Al hablar con Manuel [Pellegrini], me resultó interesante el proyecto y por eso estoy aquí.
-Antes de que él hablara con usted, ¿qué conocía del Málaga?
-Sinceramente no conocía mucho más allá de que me gustaba ver la mayor cantidad posible de partidos de la Liga. Tengo que ser sincero que de la ciudad y de la institución conocía poco y nada.
-¿Qué tal son las sensaciones de cuando llega y ya lleva un tiempo por aquí?
-Las sensaciones creo que no reflejan hoy por hoy la cantidad de puntos que el equipo tiene en la clasificación. La verdad es que estoy más que feliz con el cambio, con la ciudad, con los entrenamientos, con el grupo que hay, con el cuerpo técnico, con los dirigentes, con el cuerpo médico, con el estadio, con las instalaciones. Estoy más que contento, pero es obvio que a esa felicidad hay que agregarle la mayor cantidad de puntos para hablar de tranquilidad.
-¿Tan importante fue el papel de Pellegrini?
-Sí, porque, como te dije antes, si no me hubiese quedado con tranquilidad en el Bayern, en el cual me quedaba un año y medio más de contrato. En una ciudad hermosísima, un club también fantástico, donde tenía prácticamente todo. Una ciudad donde nació mi hijo, una casa hermosa... Necesitaba tener la seguridad de que el cambio iba a ser para acertar, para sentirme importante dentro del equipo.
-¿Como para decir que si él no hubiera estado, usted tampoco?
-Sí, creo que sí.
-¿Cómo le marcó tanto con todo el tiempo que pasó desde que coincidieron en River?
-Claro que me marcó. Es una persona de la cual aprendí muchísimo como defensor, muchísimo como jugador y también como persona. Creo que todo lo bien que le fue en Argentina, vino y lo pudo reflejar y plasmar también en España. Manuel es una persona que transmite responsabilidad, trabajo, seguridad, tranquilidad. A mí me marcó, obviamente, en lo personal y como jugador en mi profesión. Por eso tengo la gratitud de poder decirle que aprendí y la confianza que me hace hoy estar trabajando bajo sus órdenes.
-¿Y qué se dijeron cuando volvieron a reencontrarse en Málaga?
-Nos reencontramos increíblemente de casualidad. Yo venía de Dubai a Madrid, y de Madrid a Málaga. Estaba subiendo al avión con mi mujer y mi hijo y de casualidad él estaba allí. Así que nos reencontramos, cruzamos un par de palabras después, cuando llegamos acá. Y, luego, poco a poco, hablando diariamente más en los entrenamientos y partidos.
-¿Cómo llegó a sentirse en Alemania para dejar esta etapa tan bonita que antes me comentaba?
-No mal, pero sí que necesitaba un campo. Soy una persona que en el campo me gusta ser un defensor duro, con mucha personalidad y carácter, pero a la vez soy muy sensible. Entonces, bueno, terminar una etapa de siete años y medio en un club, que creo que para un jugador en el mismo club es muchísimo, es un club al cual paralelamente yo le di mucho y ellos me dieron mucho, con lo cual le tengo que estar más que agradecido, conocí muchísima gente, tengo muchísimos amigos y grandes recuerdos, los momentos de melancolía… pero estaba convencido que lo necesitaba. Sabía que se terminaba una etapa, pero que comenzaba otra.
-No es el único que decidió salir del Bayern. Recientemente Van Bommel ha tomado el mismo camino, una cosa que tampoco ha de ser fácil.
-Sí, porque Mark era el capitán del equipo, un jugador que vivió lindos momentos con el Bayern, un jugador que también le dio mucho. Él también tendrá sus motivos como yo tengo los míos.
-¿Y aquí qué se ha encontrado?
-Con una institución, con un plantel que, yo te vuelvo a reiterar y quiero destacar, no refleja lo que hoy por hoy se ve en la tabla de posiciones. Porque hay un muy buen plantel, una institución muy linda, la cual quiere crecer, la cual se tiene que animar a crecer. Hay que cambiar por ahí aspectos a la hora de jugar para ganar y no de jugar para no descender. Pero, bueno, hay que acostumbrarse a eso. Hoy por hoy nuestro objetivo es salvarnos y, después, ojalá sí, pensar a convertirse en un equipo mucho más grande.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido?
-Eso más que nada, que cuando vine el equipo tenía 13 o 14 puntos. Entonces pensé que me iba a encontrar una situación mucho más caótica. Y no, hay un club muy estructurado, muy ordenado, muy serio y poco a poco se van corrigiendo millones de cosas. El estadio es muy lindo, tenemos instalaciones muy cómodas para entrenar, tenemos los elementos. Tenemos todo para convertirnos en un equipo grande.
-Si piensa en que sólo su palmarés es más grande que el de su actual club, ¿qué se le ocurre?
-La verdad es que no pienso en eso. Para mí es una sensación nueva jugar para no descender, pero es una sensación de la cual estoy aprendiendo y quiero aprender mucho más. Me trajeron obviamente para aportar lo mío, y espero poder dar lo máximo para salvarnos de esta situación, pero la verdad que no pienso en los títulos que gané, ni en compararlos con los demás compañeros ni con la institución. Se terminó una etapa para empezar otra y mi responsabilidad es darle la mayor seguridad defensiva al equipo y aportar lo mío para salir de esa situación.
-Sus números en Liga desde que llegó son cuatro partidos, 285 minutos, un gol, dos amarillas y una roja. Qué intenso.
-La verdad es que sí. Yo hablaba con Manuel que en Valencia fue la primera roja directa en mi carrera. Mi segunda en mi profesión y, de hecho, fue increíble, porque la primera tarjeta roja fue en un clásico Boca-River en Argentina, en el cual me estaba dirigiendo Manuel cuando me sacaron dos tarjetas amarillas. Tener la sensación de ver la cartulina roja no es grata para ninguno. Pero soy un jugador que me puedo controlar, no soy un jugador problemático normalmente para los árbitros. Obviamente que soy agresivo a la hora de ir a disputar una pelota, pero siempre con la mejor intención, no con la de lastimar al rival. Así que lo de las tarjetas, en este caso lo de la tarjeta roja, espero que sea la primera y la última que vea acá en España, porque normalmente no estoy acostumbrado a ver la tarjeta roja.
-¿Esperaba que en esa jugada le sacaran la tarjeta roja?
-No, no. De hecho, claro que me encontré con el penal y sabía que había tocado a Mata. Pero no esperaba que me sacara la tarjeta roja, con la amarilla podría haber bastado.
-Y esta intensidad de la que hablábamos, que no deja de ser normal en la vida de un futbolista, ¿aumenta con la posición del equipo en la clasificación?
-Sí, porque no podemos relajarnos ningún día de entrenamiento y ninguno de los 16 partidos que nos quedan hasta el final de temporada. Distinto sería si el equipo estuviera a mitad de tabla y, más allá de la euforia de la llegada, de poder acomodarse, quizás uno bajaría inconscientemente la concentración. Hoy por hoy no. Creo que hasta el final de temporada todos debemos tener la mayor profesionalidad posible para sacar esto adelante. Creo que la tensión va a ser durante tres o cuatro meses.
-La gente se pregunta cómo llevan esta nueva realidad hombres como usted y Baptista, acostumbrados a otras situaciones deportivas.
-Creo que, primero la llegada de Manuel, hizo que todo el mundo empezara a mirar al Málaga de una forma diferente. Después también la de Antonio Fernández. Hay que ser sinceros que, con la llegada del presidente, del jeque, la situación económica ha cambiado. Tengo entendido que antes el presupuesto que se manejaba era muy escaso como para que un club se pueda convertir en un club grande. Entonces, hoy por hoy, teniendo esa posibilidades y habiendo venido gente como la que te nombré, hace que los jugadores empiecen a mirar al Málaga de otra manera. Yo, sinceramente, y lo dije, si hubiese sido por la plata me hubiese quedado en Alemania. Vine porque necesitaba un cambio y, como te dije, con Manuel me caía bien. Después, obviamente, la llegada de Julio [Baptista] tuvo importancia. Pero, más allá de los jugadores que hayamos venido, el equipo ha de encontrar un funcionamiento que nos permita alejarnos de la zona de descenso.
-Lo que le quería decir es cómo llevarán eso de estar en una situación opuesta a la que era habitual para ustedes, que luchaban por títulos.
-De momento se lleva bien porque tenemos posibilidades de salir y es nuestro objetivo. Pero la intención y el proyecto del Málaga es convertirse en un equipo grande. Entonces, vinimos sabiendo que estos seis meses vamos a pelear por no descender. Y a partir de ahí, ojalá poder armar un equipo competitivo como para pelear la próxima Liga bien arriba.
-¿Qué le dice al aficionado, que está con la lógica preocupación?
-Hoy por hoy necesitamos no sólo de los jugadores, sino de la afición. Los equipos tienen que venir a La Rosaleda sabiendo que va a ser casi imposible sacar un buen resultado.
-¿Vio el miércoles el Argentina-Portugal?
-No tuve la posibilidad de verlo. No porque no quiera, de hecho llegué para verlo, pero no lo televisaban.
-Dicen que para ustedes es realmente especial ponerse la albiceleste.
-Sí, ya sea un Mundial, Copa América o lo que juegue la selección, para nosotros es un orgullo que no tiene comparación ninguna. No hay motivo más lindo que ir a la selección.
-Este verano estará entre sus metas.
-Obviamente que el cambio también iba relacionado a que no tenía minutos en el Bayern, o pocos. Entonces quería tener mayor continuidad para poder seguir luchando por un lugar en la selección. Lamentablemente el miércoles no me tocó estar, pero voy a seguir luchando para que el entrenador pueda analizarme.
-Aquí se sentirá a gusto con los colores.
-(Sonríe) Sí, son los mismos y la remera [camiseta] es muy similar.
-Que espera lucir durante un tiempo.
-Ojalá que me pueda quedar bastante tiempo. Estoy muy a gusto y agradecido por el esfuerzo que hicieron para poder traerme. Espero poder seguir agradeciéndolo dentro del campo de juego, que es lo importante.
-Eso significaría que se salvan seguro pues, si no, no sigue.
-La verdad es que sí, pero yo tengo mucha confianza.
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