Posteado Miér 9 Feb 2011 - 8:50
Es la primera entrevista que Fitch concede desde que llegó al Unicaja. Conoce poco el club y todo lo que lo rodea, pero tampoco le hace mucha falta. La ilusión que desprende impresiona casi tanto como su juego. La vida le ha dado muchos golpes a este estadounidense de 29 años que reconoce que llamó a su madre para contarle que iba a fichar por el Unicaja porque no terminaba de creérselo. Por suerte, para el club malagueño no era un sueño, y Fitch es una grata realidad.
-Su rendimiento está sorprendiendo a todos los estamentos del club.
-También me está sorprendiendo haber alcanzado el nivel actual después de haber sufrido una lesión importante hace poco tiempo. Estoy feliz por jugar, porque aprecio el baloncesto y porque las cosas le estén saliendo bien al equipo. Si la gente está feliz con mi rendimiento, yo también lo estaré porque soy exigente.
-¿El hecho de conocer la ACB le ha facilitado las cosas?
-Ahora tengo más experiencia y la posibilidad de tener buenos jugadores a mi alrededor lo hace todo mucho más fácil. Me ha sorprendido el nivel de los compañeros que me he encontrado en el Unicaja. Si te encuentras con esta situación, las cosas solo pueden ir a mejor.
-El Unicaja vivía una situación muy compleja antes de su fichaje y la llegada de un jugador como usted ha sido una sorpresa, como un rayo de luz...
-Estoy feliz por haber encajado bien, pero solo he jugado dos partidos. Tanto yo como el equipo hemos respondido bien, pero la idea, y quizá el problema, es mantener ese nivel. Debemos seguir progresando en esta dirección para que la luz de ese rayo de sol nos siga iluminando.
-Le teníamos por un anotador y resulta que está jugando para el equipo...
Siempre he jugado de esta forma, aunque quizá no lo parezca porque suelo anotar muchos puntos. Siempre intento jugar para el equipo y beneficiar a mis compañeros, pero siempre sin perder de vista que lo importante es ganar, la victoria. Es como he jugado toda mi vida, así que para mí no es una sorpresa. Hago lo que el equipo necesita.
-Siete rebotes de media por partido son muchos. Eso se entrena o es puro instinto. Explíquese.
-Pues la verdad es que no sé cómo explicarlo. Yo solo me limito a jugar y creo que el tema de los rebotes es algo que surge por el propio ritmo del juego. Tienes que jugar duro para anticiparte a los rivales y a todo el mundo que puedas, incluidos tus compañeros. La verdad es que no es algo especial para mí. Creo que la única explicación es que hay que estar muy atento a la evolución y al desarrollo del juego, no centrarte en la lucha que pueda haber, y tratar de adelantarte un poco a los acontecimientos. Para eso es importante saber qué puede hacer cada uno en cada momento.
-Su capacidad para el rebote asombra, ¿qué será lo siguiente?
-No hay un siguiente paso. Lo que el equipo necesita es ganar. El siguiente partido es contra el Lietuvos Rytas y ese es nuestro gran objetivo. Quizá el siguiente paso sea coger menos rebotes y ganar ese partido. No tengo un programa preparado, me centro en ayudar al equipo a ganar.
-Sus últimos meses en España, en el Fuenlabrada, no fueron precisamente agradables y aquello le generó una mala imagen. ¿Es consciente de ello?
-Estoy en un buen equipo y en una ciudad nueva. Es cierto que tuve muchos problemas en Fuenlabrada y cometí errores. Cuando el jugador clave de un equipo se lesiona, todo se complica. Pero aquello forma parte del pasado.
-Es una impresión personal, pero parece que usted juega a cámara lenta, aunque sus errores son mínimos.
-Intento estar relajado y cómodo en la cancha para no perder el control sobre mis acciones. Los nervios te matan en la cancha. Si estás a gusto y tranquilo en la cancha, será lo correcto. Normalmente los jugadores americanos, especialmente los más jóvenes que vienen a Europa, sí son más explosivos, aunque creo que en parte se debe a que no conocen en profundidad el juego. No hay necesidad de correr de un lado para otro como un loco, sino de tener la tranquilidad para saber qué hay que hacer en cada momento para tomar buenas decisiones.
-¿Le sorprendió la llamada de Chus Mateo?
-Sí, no lo puedo ocultar. Hablé con Chus y con Manolo (Rubia), y me explicaron que querían contar conmigo y qué es lo que querían que aportase al equipo.
-¿Llegó a imaginarse tener una oportunidad como esta?
-Todo fue una sorpresa. Si soy sincero, creo que ha sido una bendición para mí. El año pasado fue realmente duro. Me lesioné en el Fuenlabrada, luego rescindieron mi contrato, tuve otra lesión grave, no lo tuve fácil para encontrar un nuevo equipo... La verdad es que fueron un montón de situaciones complicadas que me estresaron bastante. Y de pronto me llega una llamada del Unicaja. Aquello fue como una bendición, no me lo podía creer. Llamé a mi madre y le dije que había recibido una bendición, un milagro. Lo he pasado mal y por eso ahora aprecio mucho más las cosas. Por eso estoy tan ilusionado con poder hacerlo bien, de ahí que el día de mi presentación dijese que era la oportunidad de mi vida.
-Habla de milagro y eso es lo que parece que ha vivido el equipo en poco más de dos semanas.
-Como he dicho antes, tenemos que ir entrenamiento a entrenamiento, día a día y partido a partido. No podemos pensar en plazos largos. Debemos mejorar. No sé lo que podrá pasar en el futuro, pero si seguimos trabajando de esta forma solo llegaran cosas buenas.
-Ha brillado en la Liga ACB y ahora va a debutar en la Euroliga en un partido importante como el del Lietuvos, en el que el equipo se juega seguir con vida.
-No debemos pensar en la consecución del resultado, sino en cómo debemos jugar y tratar de hacerlo lo mejor posible. Es un partido más, será el siguiente paso de nuestra preparación, como he dicho. Si durante esta semana trabajamos bien, las posibilidades de ganar serán mayores.
-Trece equipos en su carrera. ¿El Unicaja es el definitivo?
-Me quedaría aquí toda la vida, incluso de entrenador (risas). No sé si es porque estoy supermotivado, pero todo me parece perfecto: la organización, los técnicos y los compañeros. Y eso es difícil de encontrar. Se lo aseguro.