El Málaga sólo ha ganado siete encuentros de los 29 jugados en su casa desde aquel 3-0 al Atlético la temporada pasada
Los millones del jeque anunciaban un maná que aún no se ha canjeado en alegrías por Martiricos. Y no sólo eso. Los malos ratos de la era Muñiz han tenido continuidad. Tanta, que en números este Málaga es peor que aquel: en la jornada 21 de la pasada campaña el conjunto blanquiazul estaba decimosexto, fuera de descenso, con cuatro puntos más que esta versión, colista pese a haber incorporado a jugadores de talla mundial. Entre unos y otros, los malos ratos tienen un denominador común: ir a La Rosaleda se ha convertido en un tormento. En cifras, el Málaga sólo ha ganado siete encuentros como local en el último año y medio.
Las cifras son de equipo de descenso, del que se libró el Málaga en la última jornada del anterior campeonato y del que se está haciendo acreedor este conjunto, que registra más de 15 novedades con respecto a aquél. Y si ya son pocas las victorias registradas en ese tiempo, las derrotas, un total de 13, han hecho mucha mella en la afición, que tanto el curso anterior como en este despidió a sus jugadores en muchos encuentros con música de viento y pañoladas. Además, han tenido que soportar duros resultados (2-4 del Xerez, 1-3 del Valencia, 2-3 del Villarreal, 1-4 del Real Madrid, 0-3 del Atlético de Madrid).
Es difícil cuantificar el daño anímico de este año y medio derrotista. Sin embargo, un simple cálculo puede mostrar cómo ha repercutido al bolsillo del abonado. Partiendo de los precios mínimos y máximos de los carnets de la pasada temporada (250 y 1.412) y la actual (285 y 1.390), el socio medio se ha gastado unos 834 euros por cada campaña. Eso quiere decir que ver cada victoria malaguista en este tiempo le ha supuesto unos 119 euros. Y cada punto conseguido, 27,8.
Desde ese punto de vista y en comparación con lo cosechado a domicilio, que mejora bastante los números caseros, parece atisbarse un mejor panorama lejos de Martiricos, como se vio en Valencia y como dejó entrever ayer Baptista con sus declaraciones postpartido ("tenemos que jugar al Sevilla como nos han jugado a nosotros aquí", reseñó). Sin embargo, según manifestó uno de los que ha empezado a conocer a la afición, Camacho, eso no amilana la actitud de los jugadores sobre el campo: "No nos sentimos más cómodos fuera. La afición es el número doce, te lleva y te anima hasta el último minuto. La afición es el único jugador que estuvo al cien por cien contra el Zaragoza. Todos juntos tenemos que salir de ahí abajo como sea".
¿Y dónde está el problema, pues? "Nervios no son, ya somos jugadores bastante profesionales. Quizá sí precipitación por las ganas, por el corazón, que quiere que ganemos y nos pasa factura", según el maño.
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