Agentes de paisano preguntan a las familias dónde estuvieron la noche de la desaparición y si vieron algo extraño aquel día.
La investigación en torno al crimen de Arriate sigue avanzando. Mientras llegan los resultados de las pruebas de ADN, la Guardia Civil está peinando estos días las calles más próximas al domicilio de la menor María Esther Jiménez, de 13 años, con el fin de avanzar en las pesquisas del caso, del que ya se ha cumplido una semana.
Han comenzado por el vecindario donde reside la familia. Agentes de paisano están llamando prácticamente casa por casa para preguntar a los vecinos dónde estuvieron y si vieron algo extraño la noche del miércoles de la semana pasada, cuando la niña fue vista por última vez, según ha podido saber este periódico.
Los investigadores han optado por este trabajo de campo en busca de algún testimonio que ayude a identificar al agresor. Se les está preguntando también si vieron a la víctima aquel día, si les dijo algo y, en ese caso, si observaron en ella algún comportamiento extraño.
El espectro es amplio. Los agentes no están descartando a nadie por razones de edad o sexo, ya que cualquiera puede aportar alguna pista interesante para las pesquisas del caso. Al parecer, han estado preguntando tanto en viviendas como en comercios o negocios de la zona.
Testigo clave
Hay que recordar que una de las principales líneas de investigación que maneja la Guardia Civil nace precisamente de la declaración de un vecino de Arriate. Según este testigo, esa noche salió a pasear al perro de su hermana y se encontró con María Esther al pasar por el puente de la zona de La Curva, que toma su nombre de la forma que describe la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla a su paso por Arriate. Ese lugar está a menos de cien metros de la finca donde fue hallado el cadáver de la menor, el jueves por la tarde, con un fuerte golpe en la cabeza realizado presuntamente con una piedra de grandes dimensiones.
El vecino declaró ante los agentes que se cruzó con ella sobre las nueve o las nueve y diez de la noche, por lo que fue la última persona que la vio con vida. El testigo le dijo hola y la menor le respondió con un gesto. Lo que también pudo ver es que la niña estaba acompañada por un hombre que, al encontrarse con él, se escondió entre las sombras del puente. Por eso no consiguió identificarlo. Al día siguiente, cuando se enteró de la desaparición de la niña, empezó a sospechar de la actitud esquiva del desconocido.
Paralelamente, los investigadores prosiguen con los interrogatorios en las oficinas habilitadas para ello en el Ayuntamiento de Arriate. Hasta el momento han prestado declaración cerca de cuarenta personas, entre amigos, familiares y vecinos de la víctima. El cerco se ha ampliado a jóvenes de otros barrios cercanos al municipio.
La investigación en torno al crimen de Arriate sigue avanzando. Mientras llegan los resultados de las pruebas de ADN, la Guardia Civil está peinando estos días las calles más próximas al domicilio de la menor María Esther Jiménez, de 13 años, con el fin de avanzar en las pesquisas del caso, del que ya se ha cumplido una semana.
Han comenzado por el vecindario donde reside la familia. Agentes de paisano están llamando prácticamente casa por casa para preguntar a los vecinos dónde estuvieron y si vieron algo extraño la noche del miércoles de la semana pasada, cuando la niña fue vista por última vez, según ha podido saber este periódico.
Los investigadores han optado por este trabajo de campo en busca de algún testimonio que ayude a identificar al agresor. Se les está preguntando también si vieron a la víctima aquel día, si les dijo algo y, en ese caso, si observaron en ella algún comportamiento extraño.
El espectro es amplio. Los agentes no están descartando a nadie por razones de edad o sexo, ya que cualquiera puede aportar alguna pista interesante para las pesquisas del caso. Al parecer, han estado preguntando tanto en viviendas como en comercios o negocios de la zona.
Testigo clave
Hay que recordar que una de las principales líneas de investigación que maneja la Guardia Civil nace precisamente de la declaración de un vecino de Arriate. Según este testigo, esa noche salió a pasear al perro de su hermana y se encontró con María Esther al pasar por el puente de la zona de La Curva, que toma su nombre de la forma que describe la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla a su paso por Arriate. Ese lugar está a menos de cien metros de la finca donde fue hallado el cadáver de la menor, el jueves por la tarde, con un fuerte golpe en la cabeza realizado presuntamente con una piedra de grandes dimensiones.
El vecino declaró ante los agentes que se cruzó con ella sobre las nueve o las nueve y diez de la noche, por lo que fue la última persona que la vio con vida. El testigo le dijo hola y la menor le respondió con un gesto. Lo que también pudo ver es que la niña estaba acompañada por un hombre que, al encontrarse con él, se escondió entre las sombras del puente. Por eso no consiguió identificarlo. Al día siguiente, cuando se enteró de la desaparición de la niña, empezó a sospechar de la actitud esquiva del desconocido.
Paralelamente, los investigadores prosiguen con los interrogatorios en las oficinas habilitadas para ello en el Ayuntamiento de Arriate. Hasta el momento han prestado declaración cerca de cuarenta personas, entre amigos, familiares y vecinos de la víctima. El cerco se ha ampliado a jóvenes de otros barrios cercanos al municipio.