Lo peor no fue perder dos puntos de forma inmerecida, sino la cara que se nos quedó a todos los aficionados malaguistas. Este nuevo Málaga no mereció el bofetón que le dio la fortuna, sin venir a cuento además, porque en el segundo tiempo se comió, literalmente hablando, a un Athletic que tuvo como mejor aliado a un nefasto árbitro, el tal Velasco Carballo, que perjudicó a los locales desde la primera hasta la última y definitiva jugada, sobre todo en esta, porque la falta que originó el tanto no lo fue. Mal asunto este. El Málaga es un equipo que no existe para los colegiados, no tiene ningún peso en el colectivo más mediocre del engranaje pelotero hispano, y semana tras semana se demuestra, porque árbitro tras árbitro se están cebando con lo blanquiazul de forma descarada.
No mereció empatar el Málaga. Ni siquiera en una jugada tan desgraciada como la que originó el 1-1. A lo largo y ancho del partido demostró su mejoría, su mayor orden táctico, su concentración y su puesta sobre el terreno de juego. Lástima que cuando mejor estuvo faltó arriba la punta de lanza, porque Rondón completó un pésimo partido; si el ariete hubiese estado más entonado otro resultado habría campeado en el marcador final.
Mal resultado, muy malo..., sobre todo si tenemos en cuenta los méritos que hizo el equipo de Pellegrini, con unos nuevos fichajes que pueden aportar, y mucho. Muy bien Maresca, entonado Camacho, aceptable Asenjo y excepcional Demichelis, que puede convertirse en el nuevo ídolo local. La pareja que forma con Weligton promete, y sus dotes de mando eran más que necesarias en un equipo que hasta ahora adolecía de gente con carácter. Apoño se va entonando, aunque falló un gol imposible de hacerlo, y Duda matiza sus carencias físicas con su excepcional clase. Atrás el grave lunar sigue siendo el lateral izquierdo, pero eso lo saben hasta Mtiliga y Manu. Pero el equipo mejoró, y mucho, y mereció ganar. Sólo un horrendo arbitraje lo evitó. Alguien debería subir a Madrid y pedirle a Sánchez Arminio que, por favor, no nos tomen el pelo.
www.diariosur.com
No mereció empatar el Málaga. Ni siquiera en una jugada tan desgraciada como la que originó el 1-1. A lo largo y ancho del partido demostró su mejoría, su mayor orden táctico, su concentración y su puesta sobre el terreno de juego. Lástima que cuando mejor estuvo faltó arriba la punta de lanza, porque Rondón completó un pésimo partido; si el ariete hubiese estado más entonado otro resultado habría campeado en el marcador final.
Mal resultado, muy malo..., sobre todo si tenemos en cuenta los méritos que hizo el equipo de Pellegrini, con unos nuevos fichajes que pueden aportar, y mucho. Muy bien Maresca, entonado Camacho, aceptable Asenjo y excepcional Demichelis, que puede convertirse en el nuevo ídolo local. La pareja que forma con Weligton promete, y sus dotes de mando eran más que necesarias en un equipo que hasta ahora adolecía de gente con carácter. Apoño se va entonando, aunque falló un gol imposible de hacerlo, y Duda matiza sus carencias físicas con su excepcional clase. Atrás el grave lunar sigue siendo el lateral izquierdo, pero eso lo saben hasta Mtiliga y Manu. Pero el equipo mejoró, y mucho, y mereció ganar. Sólo un horrendo arbitraje lo evitó. Alguien debería subir a Madrid y pedirle a Sánchez Arminio que, por favor, no nos tomen el pelo.
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