No ha sido esta la primera temporada en la que, al finalizar el torneo, el Málaga ha sido proclamado 'rey del empate'. Naturalmente es un título que no se otorga oficialmente, porque es incuestionable que se trata de un teórico galardón más negativo que positivo. A los entrenadores que dirigen los equipos que asiduamente se prodigan en las igualadas, los aficionados los tachan de defensivos. Es una exageración, porque precisamente el equipo blanquiazul estableció el mejor registro de la historia de Primera cuando empató el 50 por ciento de sus partidos y quedó séptimo en la general.
Nadie entonces se atrevía a decir que el entrenador en aquel ejercicio del Málaga, el recordado Jenos Kalmar, era un técnico inclinado al juego basado en una firme cobertura. Y menos, cuando en las filas locales figuraban jugadores como Viberti, Vilanova o Migueli, con clarísima propensión a buscar la portería rival. Sin embargo, en la temporada 71-72, el equipo de Martiricos mejoró el máximo registro de empates, que lo poseía el Elche. En la temporada 68-69, el equipo ilicitano acabó con empate en 15 de los 30 encuentros del certamen. Un cincuenta por ciento que se situaba por debajo del que dos años más tarde colocaría al titular de Martiricos en el primer cajón del podio de los empatadores españoles. Fue una temporada singular, porque después de tantos partidos sin ganar -sólo venció a nueve de sus rivales- acabó con 35 puntos. Fue un récord de clasificación, que no ha sido superada en los casi 40 años transcurridos.
En Martiricos, en una decena de encuentros no vimos un triunfo local. En cuatro ocasiones el marcador no se alteró. El 0-0 dejó constancia de que los contendientes fueron más fuertes en la defensa que en el ataque. En otros cuatro encuentros, sólo se atinó una vez con el marco del oponente. Y en las dos oportunidades en que la vanguardia local consiguió dos tantos, la zaga falló en otras tantas ocasiones, lo que determinó un 2-2 que no terminaba de satisfacer a la parroquia. Los siete empates que se añadieron a la decena en casa se alcanzaron fuera. Y en cinco de ellos, Deusto mantuvo su marco a cero. Hasta los años 40, el empate era un marcador que se rechazaba. Era la época en la que todavía se decía aquello de «la mejor defensa es un buen ataque». Era, también, la época en la que los equipos se estructuraban en un 2-3-5. Y el cometido no ya de los delanteros, sino del trío medular era la portería del contrincante.
Menos valor
Si en la temporada de los diecisiete empates se alcanzó un séptimo puesto, en la que acaba de finalizar, con uno menos (16), el Málaga se ha quedado a un punto del descenso. Es evidente que los empates cada temporada tienen menos valor. Quizás era lo que se pretendía cuando la victoria se premiaba con sólo dos puntos. De todos modos, no se ha conseguido desterrar la igualada del mundo de la competición. Casi la mitad de los equipos de la categoría de honor han pasado este año de la decena de igualadas, con un total de 95 en los 380 encuentros del certamen. Una media de un empate cada cuatro encuentros.
En las veintinueve temporadas del titular de La Rosaleda en Primera hubo 268 empates, y 147 se contabilizaron en el escenario de Martiricos. El Málaga actual aporta en nueve años casi un centenar. Y en la temporada recién concluida ha establecido su récord, que estaba en 15 empates en la temporada 1999-2000.
Nadie entonces se atrevía a decir que el entrenador en aquel ejercicio del Málaga, el recordado Jenos Kalmar, era un técnico inclinado al juego basado en una firme cobertura. Y menos, cuando en las filas locales figuraban jugadores como Viberti, Vilanova o Migueli, con clarísima propensión a buscar la portería rival. Sin embargo, en la temporada 71-72, el equipo de Martiricos mejoró el máximo registro de empates, que lo poseía el Elche. En la temporada 68-69, el equipo ilicitano acabó con empate en 15 de los 30 encuentros del certamen. Un cincuenta por ciento que se situaba por debajo del que dos años más tarde colocaría al titular de Martiricos en el primer cajón del podio de los empatadores españoles. Fue una temporada singular, porque después de tantos partidos sin ganar -sólo venció a nueve de sus rivales- acabó con 35 puntos. Fue un récord de clasificación, que no ha sido superada en los casi 40 años transcurridos.
En Martiricos, en una decena de encuentros no vimos un triunfo local. En cuatro ocasiones el marcador no se alteró. El 0-0 dejó constancia de que los contendientes fueron más fuertes en la defensa que en el ataque. En otros cuatro encuentros, sólo se atinó una vez con el marco del oponente. Y en las dos oportunidades en que la vanguardia local consiguió dos tantos, la zaga falló en otras tantas ocasiones, lo que determinó un 2-2 que no terminaba de satisfacer a la parroquia. Los siete empates que se añadieron a la decena en casa se alcanzaron fuera. Y en cinco de ellos, Deusto mantuvo su marco a cero. Hasta los años 40, el empate era un marcador que se rechazaba. Era la época en la que todavía se decía aquello de «la mejor defensa es un buen ataque». Era, también, la época en la que los equipos se estructuraban en un 2-3-5. Y el cometido no ya de los delanteros, sino del trío medular era la portería del contrincante.
Menos valor
Si en la temporada de los diecisiete empates se alcanzó un séptimo puesto, en la que acaba de finalizar, con uno menos (16), el Málaga se ha quedado a un punto del descenso. Es evidente que los empates cada temporada tienen menos valor. Quizás era lo que se pretendía cuando la victoria se premiaba con sólo dos puntos. De todos modos, no se ha conseguido desterrar la igualada del mundo de la competición. Casi la mitad de los equipos de la categoría de honor han pasado este año de la decena de igualadas, con un total de 95 en los 380 encuentros del certamen. Una media de un empate cada cuatro encuentros.
En las veintinueve temporadas del titular de La Rosaleda en Primera hubo 268 empates, y 147 se contabilizaron en el escenario de Martiricos. El Málaga actual aporta en nueve años casi un centenar. Y en la temporada recién concluida ha establecido su récord, que estaba en 15 empates en la temporada 1999-2000.