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Los goles encajados a balón parado son achacables a errores en el marcaje, pero también a la escasez de jugadores corpulentos Mejorar en esta faceta es la principal prioridad para los técnicos
La advertencia de Antonio Tapia cayó en saco roto. Un leve descuido, un segundo de despiste, y el Racing niveló la balanza. Valera se elevó sin oposición y desvió la trayectoria del balón con dirección al palo izquierdo sin tiempo de reacción para Goitia. El Málaga volvió a encajar un gol a balón parado con el consiguiente enfado del cuerpo técnico. Pero, independientemente del error de marcaje, el equipo cuenta con una carencia: la falta de centímetros.
Tapia repitió en el descanso en el vestuario de El Sardinero el mensaje de la charla táctica matinal. El Racing es un equipo singular. Habitualmente, cuando se produce un córner a favor, los dos futbolistas encargados de cerrar atrás para evitar un posible contragolpe son los laterales. A menos, claro está, que uno de ellos tenga un potente disparo de media distancia y se sitúe cerca de la frontal. También a veces un conjunto se ve obligado a mantener a tres hombres en torno a la divisoria si el adversario deja a dos arriba.
Demasiados contrarios
Uno de los principales argumentos ofensivos del Racing es su eficacia en las acciones a balón parado. Cuenta con un repertorio de futbolistas que dominan el juego aéreo. El domingo, aún más: dos puntas (Tchité y Juanjo), un medio centro (Colsa), los centrales (Garay y César) y hasta los laterales (Valera y Marcano). El Málaga tenía que defender a siete jugadores. Demasiados. De ahí la decepción entre los pupilos de Tapia después del partido: «Sabíamos que nos la podían hacer así. Lo habíamos hablado. Teníamos que estar concentrados, muy atentos, no descuidarnos, pero al final no lo hemos conseguido. Eso te deja frustrado».
Como tantas otras cuestiones relativas al mundo del fútbol, también existen tópicos sobre las jugadas de estrategia. Cuando un equipo encaja goles en estas acciones siempre se mira con lupa a los defensas cuando precisamente son los menos culpables. Los errores suelen ser más achacables a los centrocampistas o puntas encargados de evitar un remate. Asimismo, es común escuchar elogios o críticas a un entrenador según las circunstancias cuando los centímetros tienen más importancia que el ensayo en los entrenamientos.
El mejor ejemplo es el propio Muñiz. La pasada temporada, en el Málaga, se le criticaba que el equipo sacara poco partido a la estrategia, y en cambio en la actual, en el Racing, se le elogia. A Tapia siempre se le ha calificado de «entrenador trabajador» y, como tal, se ha destacado de él que buscaba la máxima rentabilidad a las jugadas favorables a balón parado.
Defender ese tipo de acciones va más en la línea de la concentración y la colocación en el área que del ensayo. Los entrenadores suelen emparejar a sus futbolistas mejor dotados por alto con los más peligrosos del contrario, independientemente de que sean defensas, centrocampistas o delanteros. Como mucho, se puede trabajar en el tipo de defensa, al hombre o en zona, y en el reparto de los jugadores en las distintas partes del área.
El Málaga estaba en clara inferioridad el pasado domingo en la capital cántabra y también le ha sucedido así durante casi todo el primer tramo del campeonato. En el equipo que habitualmente ha gozado de la titularidad se ha dejado sentir la escasez de jugadores corpulentos. No se trata de una excusa de los responsables del equipo, porque también se han producido errores muy claros, pero sí un argumento de peso a tener en cuenta para calibrar esta debilidad.
Sólo cuatro
El equipo blanquiazul no está sobrado de centímetros. Los extremos (Duda y Eliseu) no cuentan, igual que Apoño y Adrián tampoco son especialistas en estas acciones pese a que tengan su correspondiente marcaje. A ello conviene añadir que los laterales suelen tapar el primer palo y que Calleja es un futbolista poco dotado para defender un posible remate de cabeza. A la hora de la verdad, sólo parecen contar los centrales (Weligton y Hélder Rosario o Cuadrado), uno de los medios centro (Miguel Ángel) y un punta (Baha). En estas jugadas, como en otras facetas del juego, vendría bien contar con Salva.
A falta de jugadores con las características deseadas, se requiere compensarlo con una mejoría en todo lo que está al alcance de técnicos y jugadores (el trabajo y la concentración). Esa se ha convertido en la principal prioridad para Tapia y su equipo a partir del próximo lunes.
www.diariosur.com
La advertencia de Antonio Tapia cayó en saco roto. Un leve descuido, un segundo de despiste, y el Racing niveló la balanza. Valera se elevó sin oposición y desvió la trayectoria del balón con dirección al palo izquierdo sin tiempo de reacción para Goitia. El Málaga volvió a encajar un gol a balón parado con el consiguiente enfado del cuerpo técnico. Pero, independientemente del error de marcaje, el equipo cuenta con una carencia: la falta de centímetros.
Tapia repitió en el descanso en el vestuario de El Sardinero el mensaje de la charla táctica matinal. El Racing es un equipo singular. Habitualmente, cuando se produce un córner a favor, los dos futbolistas encargados de cerrar atrás para evitar un posible contragolpe son los laterales. A menos, claro está, que uno de ellos tenga un potente disparo de media distancia y se sitúe cerca de la frontal. También a veces un conjunto se ve obligado a mantener a tres hombres en torno a la divisoria si el adversario deja a dos arriba.
Demasiados contrarios
Uno de los principales argumentos ofensivos del Racing es su eficacia en las acciones a balón parado. Cuenta con un repertorio de futbolistas que dominan el juego aéreo. El domingo, aún más: dos puntas (Tchité y Juanjo), un medio centro (Colsa), los centrales (Garay y César) y hasta los laterales (Valera y Marcano). El Málaga tenía que defender a siete jugadores. Demasiados. De ahí la decepción entre los pupilos de Tapia después del partido: «Sabíamos que nos la podían hacer así. Lo habíamos hablado. Teníamos que estar concentrados, muy atentos, no descuidarnos, pero al final no lo hemos conseguido. Eso te deja frustrado».
Como tantas otras cuestiones relativas al mundo del fútbol, también existen tópicos sobre las jugadas de estrategia. Cuando un equipo encaja goles en estas acciones siempre se mira con lupa a los defensas cuando precisamente son los menos culpables. Los errores suelen ser más achacables a los centrocampistas o puntas encargados de evitar un remate. Asimismo, es común escuchar elogios o críticas a un entrenador según las circunstancias cuando los centímetros tienen más importancia que el ensayo en los entrenamientos.
El mejor ejemplo es el propio Muñiz. La pasada temporada, en el Málaga, se le criticaba que el equipo sacara poco partido a la estrategia, y en cambio en la actual, en el Racing, se le elogia. A Tapia siempre se le ha calificado de «entrenador trabajador» y, como tal, se ha destacado de él que buscaba la máxima rentabilidad a las jugadas favorables a balón parado.
Defender ese tipo de acciones va más en la línea de la concentración y la colocación en el área que del ensayo. Los entrenadores suelen emparejar a sus futbolistas mejor dotados por alto con los más peligrosos del contrario, independientemente de que sean defensas, centrocampistas o delanteros. Como mucho, se puede trabajar en el tipo de defensa, al hombre o en zona, y en el reparto de los jugadores en las distintas partes del área.
El Málaga estaba en clara inferioridad el pasado domingo en la capital cántabra y también le ha sucedido así durante casi todo el primer tramo del campeonato. En el equipo que habitualmente ha gozado de la titularidad se ha dejado sentir la escasez de jugadores corpulentos. No se trata de una excusa de los responsables del equipo, porque también se han producido errores muy claros, pero sí un argumento de peso a tener en cuenta para calibrar esta debilidad.
Sólo cuatro
El equipo blanquiazul no está sobrado de centímetros. Los extremos (Duda y Eliseu) no cuentan, igual que Apoño y Adrián tampoco son especialistas en estas acciones pese a que tengan su correspondiente marcaje. A ello conviene añadir que los laterales suelen tapar el primer palo y que Calleja es un futbolista poco dotado para defender un posible remate de cabeza. A la hora de la verdad, sólo parecen contar los centrales (Weligton y Hélder Rosario o Cuadrado), uno de los medios centro (Miguel Ángel) y un punta (Baha). En estas jugadas, como en otras facetas del juego, vendría bien contar con Salva.
A falta de jugadores con las características deseadas, se requiere compensarlo con una mejoría en todo lo que está al alcance de técnicos y jugadores (el trabajo y la concentración). Esa se ha convertido en la principal prioridad para Tapia y su equipo a partir del próximo lunes.
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