El Málaga ya es un equipo
Su notable actuación colectiva permitió minimizar al Racing y mejorar con creces en ataque, en parte por la solvencia de sus piezas ofensivasLos cuatro goles reflejan hasta qué punto el equipo supo explotar las carencias de su rival en la faceta defensiva
SERGIO CORTÉS scortes@diariosur.es | MÁLAGA..-
Esto ya es otra cosa. El esbozo de los dos partidos a domicilio (en La Coruña y Palma), emborronado por los cinco tantos encajados, comienza a transformarse en una realidad palpable. Con algunas limitaciones derivadas de sus carencias, pero una realidad más que evidente. Sencillamente el Málaga ya es un equipo. Porque el análisis de su actuación de ayer frente al Racing no debe reducirse a la conclusión simplista de la victoria holgada, de la goleada ante el Racing. Fue mucho más. El cuadro blanquiazul -con ese pantalón blanco que rompe con la historia (?)- ofreció menos concesiones que de costumbre, más intensidad y también una mejoría notoria en su bagaje ofensivo.
Tres partidos en casa (uno de Copa y dos de Liga), tres triunfos. Un equipo modesto siempre ve más factible su supervivencia si mantiene su fortaleza como local. Esa era la asignatura pendiente de un Málaga que pudo escudarse en el arranque del campeonato en la entidad de sus rivales, pero que se vio desnudado por la Real Sociedad.
Resulta curioso, pero el Málaga se asemejó ayer a ese equipo donostiarra que exhibió en La Rosaleda solidez y, especialmente, intensidad. Esta última virtud, de la que carecía y carece el equipo por la falta de futbolistas de peso en la medular, parece haberse recobrado de golpe por dos motivos: el papel de la pareja Sandro Silva-Recio (quizá sea la única cualidad a día de hoy del brasileño) y el orden táctico. El Racing llegó con claridad a la frontal, como casi todos los que lo precedieron en La Rosaleda, pero también en menos ocasiones.
El partido de ayer fue el primero con el cuarteto ofensivo teóricamente titular del Málaga (Duda y Eliseu en las bandas, Sebastián Fernández y Rondón como pareja de ataque) y bien que se notó. Y también fue el estreno en casa en partido de Liga, con más exigencia que en la Copa, para Recio. Y el canterano no solo confirmó su actuación frente al Hércules, sino que además estuvo más solvente en la creación.
El 4-1 no refleja en absoluto el dubitativo arranque de partido. El Málaga las pasó canutas durante un cuarto de hora para sacar el balón. La férrea presión del Racing también contó con el papel estelar reservado a Lacen, anclado como falso extremo izquierdo y con la clara misión de impedir las subidas de Jesús Gámez. Entre él y Diop, que vigilaba muy de cerca los movimientos de Recio, obligaron a que el cuadro local tuviera que recurrir a los envíos en largo de los centrales o a Sandro Silva, cuya capacidad para tocar quedó constantemente en entredicho.
Fragilidad defensiva
Aun así, el Málaga no tardó en lanzar un serio de aviso, que de paso puso de manifiesto la fragilidad defensiva del Racing. Una arrancada de Sebastián Fernández por el costado derecho no atinó a culminarla Duda en el segundo palo. Este tipo de advertencias suele conllevar un efecto dominó. La defensa rival da un paso atrás por si acaso y aparecen los huecos. Si bien el cuadro cántabro mantuvo el tipo durante muchos minutos, esas fisuras quedaron al descubierto en un cómodo lanzamiento de Eliseu desde la frontal que detuvo Toño en dos tiempos.
El Racing también trató de buscarle las cosquillas al Málaga con un fútbol muy al 'estilo Pellegrini'. Tanto Lacen como Kennedy abandonaron las bandas para actuar por dentro y acompañar a Munitis. Entre tanta acumulación de hombres el escurridizo medio punta volvió a sacar petróleo con esa primorosa visión de juego con que fue bendecido al nacer. Rosenberg tardó en beneficiarse de ello, hasta al filo del descanso, cuando acalló de un plumazo la euforia en La Rosaleda.
Al Málaga le costó encontrar el rumbo en ataque, pero se aferró a sus piezas ofensivas. El trabajo sucio de Sebastián Fernández le facilitó a Rondón que apareciera en otras zonas, como en la banda, y en una de esas intervenciones el venezolano forzó el cuarto córner. Y ya se sabe que con Duda en el campo una acción de este calibre es sinónimo de medio gol. El luso estuvo excepcional en un envío a la frontal para que Eliseu apenas tuviera que moverse para empalmar el balón e incrustarlo en la red.
El partido de ayer fue la constatación de la innegable capacidad de Pellegrini para plantear los partidos y, sobre todo, explotar los defectos del contrario. La presencia de Eliseu en la frontal no era casual, porque el Racing acumula hombres en su área para la defensa zonal. Además, en la circulación del balón se castigó con frecuencia el costado derecho del Racing, porque Kennedy suele ser más intermitente en el plano defensivo y Diop tiene que arropar al veterano Colsa por el centro. Precisamente gracias a ello llegó el segundo tanto, en una acción más propia del Barça o de la selección, con sucesivos toques desde atrás y una finalización propia de Iniesta. A Recio le bastó el primer partido de Liga en casa para soltarse en ataque. Para orgullo de su 'fiscal', el gran Antonio Benítez, que siempre le exige al máximo.
Dudas disipadas
El gol del Racing al filo del descanso fomentó las dudas. «Otra vez condenados a sufrir», pensaron muchos aficionados. Incluso, los tres primeros minutos de la continuación mostraron al conjunto visitante convertido en local, y al Málaga, desconcertado. Fue un espejismo. El partido quedó resuelto en sendas acciones con una lectura perfecta del mensaje transmitido por Pellegrini: había que buscar el segundo palo, precisamente donde el lateral Francis es más vulnerable. Entre él y su central se situó Rondón dos veces para finiquitar la contienda en apenas un par de minutos en servicios de Eliseu más propios de Duda. (Inciso: si el chileno llega a alinear en el Bernabéu un once del Madrid con tres medios y sin delantero centro habría tenido que emigrar).
Ya no hubo partido. El Racing cambió su fisonomía, pero ya el Málaga estaba asentado. Únicamente pudo cambiar el curso del encuentro si Mateu Lahoz hubiera mostrado la segunda amarilla a Sandro Silva. En ese mismo instante Pellegrini mandó salir a Iván, un futbolista que ha reciclado porque posee intensidad y además va bien por alto. El conjunto blanquiazul pudo engordar su cuenta. Pocas veces dispuso de tal variedad de llegadas claras, más de una quincena. Aunque lo realmente importante es que el Málaga ya se comporta como un equipo.
MÁLAGA: 4
RACING: 1
Málaga: Rubén (2); Jesús Gámez (2), Stadsgaard (1), Weligton (1), Mtiliga (1); Eliseu (3), Sandro Silva (1) -Iván (2), minuto 59-, Recio (3), Duda (2) -Fernando (1), minuto 74-; Sebastián Fernández (2) y Rondón (3) -Juanmi (s. c.), minuto 88-. Otros convocados: Arnau, Manolo, Portillo y Quincy.
Racing: Toño (); Francis (0) -Adrián (0), minuto 59-, Henrique (0), Marc Torrejón (0), Cisma (1); Kennedy (1), Diop (1) -Bolado (1), minuto 59-, Colsa (1), Lacen (1); Munitis (1) y Rosenberg (1) -Nahuelpán (0), minuto 71-. Otros convocados: Coltorti, Christian, Ponce y Edu Bedia.
Goles: 1-0, minuto 28: Córner desde la izquierda de Toño ejecutado por Duda con un toque sutil a la frontal del área y a la altura y lugar adecuados para que Eliseu empalme con la zurda de volea. 2-0. minuto 43: Jugada hilvanada desde atrás del Málaga que acaba en Recio en la frontal del área. El canterano se gira, acomoda el cuerpo para golpear con la derecha y coloca el balón junto al palo izquierdo. 2-1, minuto 45: Rosenberg aprovecha un pase interior de Munitis y marca de tiro ajustado al palo izquierdo. 3-1, minuto 52: Balón picado por Eliseu por encima de la defensa racinguista que resuelve Rondón. 4-1, minuto 55: Centro de Eliseu desde la derecha que remata de cabeza Rondón.
Árbitro: Mateu Lahoz. En su línea. Deja jugar al máximo para no cortar el juego, aunque tendría que analizar que los contactos con la cadera y en muchos saltos también son faltas. Mostró una sola amarilla, a Sandro Silva, al que bien pudo mostrársela por segunda vez en el minuto 58.
Campo: En torno a 18.000 personas en La Rosaleda en tarde fría. Comenzó a llover precisamente después del primer gol malaguista. Terreno de juego (quién lo iba a decir hace poco) en estado impecable. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex directivo Antonio Sánchez Bravo, padre también del gran aficionado José Enrique Sánchez.
LAS CLAVES
1. Dificultades
La ubicación de Lacen y la vigilancia de Diop a Recio hicieron que el Málaga sufriera para sacar el balón jugado.
2. Fragilidad defensiva
La movilidad de Sebastián Fernández y Rondón sirvió para que el Racing evidenciara continuamente sus problemas en la cobertura.
3. Reacción
Después de encajar el 2-1 al filo del descanso, el Málaga no se vio afectado anímicamente (como en otros partidos) y buscó sentenciar el partido.
EL DETALLE
Dos muy llamativos: la sorna con la que el público se toma la celebración del gol en inglés por la megafonía y también el cántico en forma de malagueña con el nombre de Pellegrini.
Esto ya es otra cosa. El esbozo de los dos partidos a domicilio (en La Coruña y Palma), emborronado por los cinco tantos encajados, comienza a transformarse en una realidad palpable. Con algunas limitaciones derivadas de sus carencias, pero una realidad más que evidente. Sencillamente el Málaga ya es un equipo. Porque el análisis de su actuación de ayer frente al Racing no debe reducirse a la conclusión simplista de la victoria holgada, de la goleada ante el Racing. Fue mucho más. El cuadro blanquiazul -con ese pantalón blanco que rompe con la historia (?)- ofreció menos concesiones que de costumbre, más intensidad y también una mejoría notoria en su bagaje ofensivo.
Tres partidos en casa (uno de Copa y dos de Liga), tres triunfos. Un equipo modesto siempre ve más factible su supervivencia si mantiene su fortaleza como local. Esa era la asignatura pendiente de un Málaga que pudo escudarse en el arranque del campeonato en la entidad de sus rivales, pero que se vio desnudado por la Real Sociedad.
Resulta curioso, pero el Málaga se asemejó ayer a ese equipo donostiarra que exhibió en La Rosaleda solidez y, especialmente, intensidad. Esta última virtud, de la que carecía y carece el equipo por la falta de futbolistas de peso en la medular, parece haberse recobrado de golpe por dos motivos: el papel de la pareja Sandro Silva-Recio (quizá sea la única cualidad a día de hoy del brasileño) y el orden táctico. El Racing llegó con claridad a la frontal, como casi todos los que lo precedieron en La Rosaleda, pero también en menos ocasiones.
El partido de ayer fue el primero con el cuarteto ofensivo teóricamente titular del Málaga (Duda y Eliseu en las bandas, Sebastián Fernández y Rondón como pareja de ataque) y bien que se notó. Y también fue el estreno en casa en partido de Liga, con más exigencia que en la Copa, para Recio. Y el canterano no solo confirmó su actuación frente al Hércules, sino que además estuvo más solvente en la creación.
El 4-1 no refleja en absoluto el dubitativo arranque de partido. El Málaga las pasó canutas durante un cuarto de hora para sacar el balón. La férrea presión del Racing también contó con el papel estelar reservado a Lacen, anclado como falso extremo izquierdo y con la clara misión de impedir las subidas de Jesús Gámez. Entre él y Diop, que vigilaba muy de cerca los movimientos de Recio, obligaron a que el cuadro local tuviera que recurrir a los envíos en largo de los centrales o a Sandro Silva, cuya capacidad para tocar quedó constantemente en entredicho.
Fragilidad defensiva
Aun así, el Málaga no tardó en lanzar un serio de aviso, que de paso puso de manifiesto la fragilidad defensiva del Racing. Una arrancada de Sebastián Fernández por el costado derecho no atinó a culminarla Duda en el segundo palo. Este tipo de advertencias suele conllevar un efecto dominó. La defensa rival da un paso atrás por si acaso y aparecen los huecos. Si bien el cuadro cántabro mantuvo el tipo durante muchos minutos, esas fisuras quedaron al descubierto en un cómodo lanzamiento de Eliseu desde la frontal que detuvo Toño en dos tiempos.
El Racing también trató de buscarle las cosquillas al Málaga con un fútbol muy al 'estilo Pellegrini'. Tanto Lacen como Kennedy abandonaron las bandas para actuar por dentro y acompañar a Munitis. Entre tanta acumulación de hombres el escurridizo medio punta volvió a sacar petróleo con esa primorosa visión de juego con que fue bendecido al nacer. Rosenberg tardó en beneficiarse de ello, hasta al filo del descanso, cuando acalló de un plumazo la euforia en La Rosaleda.
Al Málaga le costó encontrar el rumbo en ataque, pero se aferró a sus piezas ofensivas. El trabajo sucio de Sebastián Fernández le facilitó a Rondón que apareciera en otras zonas, como en la banda, y en una de esas intervenciones el venezolano forzó el cuarto córner. Y ya se sabe que con Duda en el campo una acción de este calibre es sinónimo de medio gol. El luso estuvo excepcional en un envío a la frontal para que Eliseu apenas tuviera que moverse para empalmar el balón e incrustarlo en la red.
El partido de ayer fue la constatación de la innegable capacidad de Pellegrini para plantear los partidos y, sobre todo, explotar los defectos del contrario. La presencia de Eliseu en la frontal no era casual, porque el Racing acumula hombres en su área para la defensa zonal. Además, en la circulación del balón se castigó con frecuencia el costado derecho del Racing, porque Kennedy suele ser más intermitente en el plano defensivo y Diop tiene que arropar al veterano Colsa por el centro. Precisamente gracias a ello llegó el segundo tanto, en una acción más propia del Barça o de la selección, con sucesivos toques desde atrás y una finalización propia de Iniesta. A Recio le bastó el primer partido de Liga en casa para soltarse en ataque. Para orgullo de su 'fiscal', el gran Antonio Benítez, que siempre le exige al máximo.
Dudas disipadas
El gol del Racing al filo del descanso fomentó las dudas. «Otra vez condenados a sufrir», pensaron muchos aficionados. Incluso, los tres primeros minutos de la continuación mostraron al conjunto visitante convertido en local, y al Málaga, desconcertado. Fue un espejismo. El partido quedó resuelto en sendas acciones con una lectura perfecta del mensaje transmitido por Pellegrini: había que buscar el segundo palo, precisamente donde el lateral Francis es más vulnerable. Entre él y su central se situó Rondón dos veces para finiquitar la contienda en apenas un par de minutos en servicios de Eliseu más propios de Duda. (Inciso: si el chileno llega a alinear en el Bernabéu un once del Madrid con tres medios y sin delantero centro habría tenido que emigrar).
Ya no hubo partido. El Racing cambió su fisonomía, pero ya el Málaga estaba asentado. Únicamente pudo cambiar el curso del encuentro si Mateu Lahoz hubiera mostrado la segunda amarilla a Sandro Silva. En ese mismo instante Pellegrini mandó salir a Iván, un futbolista que ha reciclado porque posee intensidad y además va bien por alto. El conjunto blanquiazul pudo engordar su cuenta. Pocas veces dispuso de tal variedad de llegadas claras, más de una quincena. Aunque lo realmente importante es que el Málaga ya se comporta como un equipo.
MÁLAGA: 4
RACING: 1
Málaga: Rubén (2); Jesús Gámez (2), Stadsgaard (1), Weligton (1), Mtiliga (1); Eliseu (3), Sandro Silva (1) -Iván (2), minuto 59-, Recio (3), Duda (2) -Fernando (1), minuto 74-; Sebastián Fernández (2) y Rondón (3) -Juanmi (s. c.), minuto 88-. Otros convocados: Arnau, Manolo, Portillo y Quincy.
Racing: Toño (); Francis (0) -Adrián (0), minuto 59-, Henrique (0), Marc Torrejón (0), Cisma (1); Kennedy (1), Diop (1) -Bolado (1), minuto 59-, Colsa (1), Lacen (1); Munitis (1) y Rosenberg (1) -Nahuelpán (0), minuto 71-. Otros convocados: Coltorti, Christian, Ponce y Edu Bedia.
Goles: 1-0, minuto 28: Córner desde la izquierda de Toño ejecutado por Duda con un toque sutil a la frontal del área y a la altura y lugar adecuados para que Eliseu empalme con la zurda de volea. 2-0. minuto 43: Jugada hilvanada desde atrás del Málaga que acaba en Recio en la frontal del área. El canterano se gira, acomoda el cuerpo para golpear con la derecha y coloca el balón junto al palo izquierdo. 2-1, minuto 45: Rosenberg aprovecha un pase interior de Munitis y marca de tiro ajustado al palo izquierdo. 3-1, minuto 52: Balón picado por Eliseu por encima de la defensa racinguista que resuelve Rondón. 4-1, minuto 55: Centro de Eliseu desde la derecha que remata de cabeza Rondón.
Árbitro: Mateu Lahoz. En su línea. Deja jugar al máximo para no cortar el juego, aunque tendría que analizar que los contactos con la cadera y en muchos saltos también son faltas. Mostró una sola amarilla, a Sandro Silva, al que bien pudo mostrársela por segunda vez en el minuto 58.
Campo: En torno a 18.000 personas en La Rosaleda en tarde fría. Comenzó a llover precisamente después del primer gol malaguista. Terreno de juego (quién lo iba a decir hace poco) en estado impecable. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex directivo Antonio Sánchez Bravo, padre también del gran aficionado José Enrique Sánchez.
LAS CLAVES
1. Dificultades
La ubicación de Lacen y la vigilancia de Diop a Recio hicieron que el Málaga sufriera para sacar el balón jugado.
2. Fragilidad defensiva
La movilidad de Sebastián Fernández y Rondón sirvió para que el Racing evidenciara continuamente sus problemas en la cobertura.
3. Reacción
Después de encajar el 2-1 al filo del descanso, el Málaga no se vio afectado anímicamente (como en otros partidos) y buscó sentenciar el partido.
EL DETALLE
Dos muy llamativos: la sorna con la que el público se toma la celebración del gol en inglés por la megafonía y también el cántico en forma de malagueña con el nombre de Pellegrini.