Hace 35 jornadas de Liga que Apoño no hila más de tres partidos íntegros seguidos . En los 50 encuentros de las últimas dos temporadas ha disputado los 90 minutos tantas veces como ha estado lesionado: 17
La historia de Apoño en los últimos dos años es la del medio centro a quien siempre se le está esperando. Lesiones, ausencias eternas, dosificaciones por miedo a las recaídas, actuaciones condicionadas por la falta de ritmo. Son los integrantes del guión que ha escrito en las últimas dos temporadas. Su currículo de malos ratos es conocido, pero asusta analizarlo cuando se le ponen números a la agonía. La conclusión es reveladora: hace prácticamente una temporada entera que el palmillero es incapaz de enlazar tres partidos completos seguidos.
Fue entre el curso de las jornadas 11 y 15 de la temporada pasada cuando el canterano pudo disputar cinco encuentros íntegros, jugando sin el miedo permanente de volver a visitar la enfermería. Aquella serie se culminó ante el Mallorca, con una agónica victoria (2-1) gracias al estreno goleador de Forestieri, que suponía el segundo triunfo del año justo en el parón navideño. Apoño se comió los turrones con una contractura en el adductor de la pierna izquierda y desde entonces nunca más volvió a enlazar la continuidad necesaria.
Su rendimiento se desglosa en términos de plena itinerancia. De los 50 partidos disputados en las últimas dos temporadas, tan sólo 17 veces pudo disputar al completo los 90 minutos. Justo el mismo número de partidos que se ha quedado fuera de las convocatorias por lesión. Los 16 duelos restantes también se reparten de forma paritaria entre los ocho encuentros en que fue titular para luego acabar sustituido y los que jugó entrando desde el banquillo en las segundas mitades.
Baste recordar cómo encaró las dos pretemporadas de Benahavís para entender su padecimiento muscular. En cada una de ellas se rompió un cuádriceps distinto (primero el izquierdo, este verano el derecho). Además de haber recaído de ambas roturas, en la pierna derecha también ha sufrido problemas en el bíceps femoral de su pierna derecha y en el recto anterior; en cuanto a la izquierda, se le han diagnosticado dolencias en el recto anterior de la izquierda, en los adductores y la última, que seguramente le tenga ausente hasta 2011, en el adductor mediano.
Sus continuas ausencias han ahondado en la endémica búsqueda de un medio centro de garantías y han resaltado la sensación de orfandad. No obstante, los tres técnicos que le han tenido en este tiempo, Juan Ramón Muñiz, Jesualdo Ferreira y Manuel Pellegrini, han mantenido una fe ciega en él. Por el contrario, la de la afición ha ido menguando. Una fama de profesional que no se cuida bien más allá de los campos le ha llevado incluso a ser silbado varias veces esta campaña. Un calvario que augura aún más capítulos.
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